Dedicado a los muchos que ya le entregaban la Liga sin jugarla, el Real Madrid pintó su primer borrón del curso nada más arrancar. Sin pausa ni dominio en el mediocampo, con un atasco sobresaliente por la izquierda, los blancos arrancaron la carrera por la Liga con los cordones atados entre sí. Tiene galones y plantilla de sobra para parar, soltárselos y atárselos como corresponde, salir disparado y ganar el campeonato con varios cuerpos de diferencia (ya le sacó 10 puntos el pasado curso al Barça). Pero deberá aclararse a sí mismo muchos conceptos antes de funcionar como la máquina de lujo que todos esperan. En Mallorca apareció como un equipo atascado y desorganizado buscando que el talento individual ofensivo solucionara todo adelante y esperando que el triángulo Courtois-Militao-Rüdiger remendase los desajustes atrás.
Muriqi
De una forma poética, que un futbolista tan poco 'glamouroso' como Vedat Muriqi pusiera la primera zancadilla al 'megaproyecto' blanco es un aviso a navegantes: el fútbol es ese deporte en el que puedes ganar un partido con 50 ocasiones menos que tu rival, o una Copa de Europa saltando de milagro en milagro. Muriqi, un tipo entrañable e incómodo en casi todas sus acepciones, le hizo el primer gol a Courtois desde que el belga regresó de la lesión. Cuando los 'guapos' son favoritos, los 'feos' tienen mucho que decir.
'Baby Barça'
Hay que definir, porque con una jornada no alcanza, si el 'baby Barça' de Flick es una solución de emergencia o una apuesta del alemán por la cantera en unos tiempos de enorme dificultad. Quizás es la mezcla de ambas. Sólo el paso del tiempo dirá si las ideas fijas del técnico van aliviando deportivamente al club o si la afición será capaz de mantener los aplausos a los 'chavales' si los resultados no son los esperados. Todos saben que la paciencia es un bien escaso en el fútbol de élite, y esa escasez se dispara hasta el infinito en los clubes grandes.