Nunca vuelve a vivirse la Navidad del mismo modo que cuando se es niño. La ilusión, la alegría y la inocencia arrojan una mirada única sobre la magia especial que tienen los días festivos. En los hogares en los que hay un niño las navidades tienen aún más significado e importancia si cabe, se insiste más en lo que es verdaderamente importante, en que son fechas de compartir, de darse a los demás, de pensar en aquellos que no tienen tanta suerte y de abrir los ojos para advertir aquello que nos pasa desapercibido en el día a día.
Aunque es de sabiduría popular que la educación viene de casa, lo cierto es que los centros educativos son en multitud de ocasiones una brújula moral donde los pequeños se desarrollan como personas, teniendo así un papel tan fundamental como el que tienen las familias. A sabiendas de esto, centros como La Milagrosa o La Sagrada Familia colaboran estrechamente con los ascendientes de sus alumnos para trazar una misma línea de trabajo en conjunto.
Isidro García, director de La Milagrosa señala que «el AMPA colabora mucho con nosotros, es una organización muy dinámica, muy versátil y que, la verdad, nos ayuda mucho en todos los sentidos». Mercedes Pérez, directora de La Sagrada Familia, señala que «las familias están invitadas a todos los actos y actividades que celebra el colegio, somos una comunidad educativa y como tal tratamos de implicar al conjunto de tal forma que seamos un todo; para nosotros es importantísimo que trabajemos todos a una».
El espíritu de las fiestas - Foto: Reyes MartínezEducar en valores. Preparar a los más pequeños para la llegada de la Navidad es una tarea compleja por la sobreestimulación a la que se enfrentan con constantes impulsos que les empujan a tener una lista de navidades cada vez más cuantiosa y costosa. La estrategia base son actividades lúdicas a través de las cuales se explican de manera práctica y divertida conceptos complejos como la solidaridad, el afecto o la atención al entorno. Dichas actividades lúdicas se exponen en tutorías, adaptándose así el contenido a la etapa educativa y de desarrollo de los menores. En el colegio La Sagrada Familia impera el sentimiento de unión y el trabajo en equipo, pues todo su personal coincide en los mismos valores y la manera de obrar con los alumnos. Mercedes Pérez comenta que al pertenecer a Fundación Educación Católica, todos los colegios tienen la misma estrategia y en base a ella se forman y trabajan.
La Milagrosa es un centro más pequeño y acogedor, por lo que la relación entre alumnos, personal y familias es muy estrecha, para ello hay una alineación total entre todas las partes. Carmen María Revuelta, profesora de 5º de Primaria de este centro señala la importancia que tienen las actividades navideñas que se llevan a cabo en el tiempo para la educación de los niños: «Las actividades navideñas implican a los chicos en el tejido social, aprenden, ofrecen un servicio a través de manualidades y actuaciones que además también potencian su creatividad y su vocación artística, que es fundamental también en su desarrollo».
El musical sobre el nacimiento de Jesús que prepararon los pequeños es una muestra de esa creatividad que ha incentivado el centro. Con guión original, coreografías y canciones muy populares a las que han adaptado la letra esta actuación ha llevado al máximo los talentos de los alumnos de La Milagrosa. Como parte de esas actividades y motivado por la cercanía el colegio La Milagrosa lleva años desarrollando un proyecto de colaboración con el Hospital de Santiago llamado «adopta un abuelo» que se enmarca en una dinámica anual que denominan «proyecto de aprendizaje y servicio».
El espíritu de las fiestas - Foto: Reyes MartínezAunque durante todo el año los niños comparten momentos y actividades con los mayores de la residencia, una vez a la semana, durante el periodo navideño se incentivan las acciones. Felicitar las fiestas es un gesto sencillo que acompaña a quienes se sienten solos en Navidad y los alumnos de La Milagrosa ponen el foco en los mayores. Cada niño recibe el nombre de uno de los residentes y crea una invitación personalizada que entrega en mano y lee al residente, compartiendo un rato de complicidad.
Isidro, director del centro, comenta sobre esta iniciativa que «detrás de cada abuelo hay un alma, hay una persona y esa charla, ese momento que comparten con los chicos es muy gratificante y es mágico porque se cuentan su vida, sus preocupaciones, sus recuerdos». Además, los niños hacen un pequeño festival en el que cantan villancicos para los mayores del Hospital de Santiago. Como culmen a estas navidades solidarias, también llevan a cabo un mercadillo solidario cuyos beneficios este año han ido a los damnificados por la DANA.
Las acciones solidarias son también un punto clave para La Sagrada Familia, que este periodo navideño ha centrado el trabajo de tutorías en la figura de la Virgen María como ejemplo de servicio a los demás, de solidaridad y de poner la vista en quienes quedan olvidados, tal y como indica Angustias Villanueva, coordinadora general de animación pastoral. A lo largo de todo el año el centro desarrolla multitud de actividades con fines benéficos dentro del trabajo del grupo Kintuadi, que abarca alumnos desde 4º de la ESO hasta 2º de Bachillerato. En el caso de este centro, en el que son los propios chicos quienes van introduciendo a los más pequeños en la dinámica solidaria explicándoles las acciones que llevan a cabo e invitándoles a participar. Mercedes Fernández apunta que «es un lujo tener un grupo de alumnos que se implique tanto y que estén todo el año desarrollando acciones solidarias».
En fechas en las que la ilusión y la magia lo impregnan todo, educar personas y generar valores es esencial para que el verdadero espíritu de las fiestas quede patente, para que no se olvide el sentido de la Navidad. Gracias a la labor sacrificada y la mayoría de veces silente que llevan a cabo los docentes las generaciones son cada vez más solidarias, tienen más conciencia social y toman acción para crear un mundo mejor en el que no haya que desear un plato de comida, ropa, derechos, un hogar o paz porque sean una realidad en lugar de una utopía.