¡Qué monada!

Manu Reina
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La artista Sandra Gómez explota todo su talento con la elaboración de muñecos «únicos y personalizados» a pequeña escala, a partir de unos bocetos propios, pinturas y resina

¡Qué monada! - Foto: Manu Reina

Es capaz de recrear a una persona a pequeña escala con todo lujo de detalles. Un tesoro que cobra vida gracias a una brillante creatividad y un talento innato que pule cada vez que se sienta en su despacho. El muñeco de resina que obtiene no ofrece una pose «normal y corriente», que es algo que puede que esté muy visto, sino que escenifica una «acción». Cada trabajo es «distinto» y cuenta con una «personalización propia» que hace que el resultado sea diferente el uno al otro. Ninguno es igual al anterior y tampoco lo será con el siguiente. 

Sandra Gómez es una artista conquense que se abre camino en este «maravilloso» mundo de la creatividad. Teniendo en cuenta la importancia de desmarcarse del resto, emplea todos sus esfuerzos en convertirse en única. Siempre busca la «acción» para «darle vida al muñeco»a partir de las indicaciones de sus amigos, que le piden que convierta en miniatura a uno de sus seres queridos. Es «uno de los mejores regalos que se pueden hacer, porque siempre me indican un momento de la relación o de una situación o instante que recuerda a ambos». 

Tiene una hoja de ruta muy clara cada que vez que se pone manos a la obra. Recibe una fotografía de la persona en concreto y explota todo su talento para dibujar tanto bocetos como sean necesarios hasta que el resultado es el esperado. Pero antes de encender la máquina de impresión en 3D, «pulo todos los detalles y hago todo el modelado». Cuando tiene el visto bueno, «me pongo a desarrollar el muñeco». La resina recorre su curso y tras unas horas tiene en sus manos el primer producto, aunque aún hay mucho trabajo por delante. Hay que «pulir todas las piezas» y también definir el «curado de piezas, imprimación y proceso de pintado», además de unas dotar al producto con unas capas de barnizado. En todo este tiempo pueden pasar perfectamente «dos semanas de media», aunque puede variar dependiendo de la dificultad. Pero sí que tarda en acabar cada propuesta porque «me gusta mucho dejar todo bien atado». 

El muñeco de resina, que tiene una altura de diez centímetros, posee también un valor añadido, que es «el detalle que yo le aplico a este tipo de figuras, porque les saco todo tipo de relieves y me esmero con las pinturas». El hecho de ser «muy cuidadosa y detallista» le vienen como anillo al dedo para acertar siempre en la entrega. 

Caja. Por si aún fuera poco, esta joven conquense, graduada en Bellas Artes, titulada en el Grado Superior de Diseño Gráfico y que hizo un curso de Modelado y Animación 3D para Videojuegos, personaliza hasta el último detalle. Hasta el punto que elabora ella misma la caja en la que irá dentro el producto final. Evidentemente, «también es personalizada y ninguna es igual a otra, porque cada caja tiene sus dibujos y está caracterizada con cada persona». Posee muchos dibujos y una gran imaginación para dar color y sentido a todo. Cuando ya está preparado para la entrega, el regalo alcanza los 16 centímetros. 

Sandra siempre ha tenido muy claro que quería dedicarse al mundo del arte, especialmente a la realidad y virtualidad aumentada. Ahora lucha por sus sueños y desde el pasado mes de enero ha encontrado una verdadera vocación. Que no se detenga se debe también a que «la gente me dice que le gusta mucho cómo ha quedado, e incluso me comentan que no esperaba que quedase tan bien». Son halagos y comentarios que le permiten seguir creciendo, «porque aprendo cada día y cada vez soy más rápida». Los comentarios son todos positivos y eso le llena de «orgullo», además de sentirse siempre «realizada» al hacer esa labor que ama con locura, que no es otra que dar rienda suelta a todo su espíritu artístico. 

No obstante, esta conquense no se conforma con solo hacer muñecos y cajas únicas, sino que también prueba fortuna con lámparas, a las que les otorga una vida diferente. Al menos en cuanto a imagen se refiere. Toma pinturas y las decora como si no hubiera un mañana. Otro valor añadido es que le incluye electricidad para que luzca de manera diferente y que así propague una luz conquistadora. 

En definitiva, Sandra Gómez tiene claro cuál es su sueño, y quiere pelear sin cesar para conseguirlo es «poder trabajar desde casa con un ordenador modelando e imprimiendo cosas en 3D». Cada día piensa en tener el día de mañana su propio taller, e incluso abrir un negocio para poder tener sus propios clientes. Ahora mismo tiene que trabajar en otros sectores, que para nada tienen que ver con el arte, pero va por buen camino y es cuestión de tiempo que lo consiga. Tiene talento y un arte que se lo pisa.