Un buen termómetro para determinar la salud del tejido empresarial de un territorio, bien puede ser la actividad del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).
Y es que se trata de un organismo, dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social, encargado de garantizar que los trabajadores reciban los salarios o las indemnizaciones por despido o extinción de contrato, pendientes de pago por insolvencia o procedimiento concursal de la empresa.
En consecuencia, cuanto menos sean los trabajadores que se ven obligados a recurrir al Fogasa, mejor se presume que podría ser la situación económica de las empresas. Con este contexto, las cifras arrojadas por el Fogasa en la provincia de Cuenca al cierre de 2024 hacen pensar que el entramado empresarial conquense goza de mejor salud que en los últimos tres años.

No en vano, este organismo público ha desembolsado a lo largo de 2024 casi 1,4 millones de euros a 199 trabajadores de 49 empresas de la provincia, frente a los cerca de 1,8 millones abonados a 375 empleados de 38 sociedades durante 2023.
En los últimos doce meses, por lo tanto, el montante de las prestaciones pagadas por el Fogasa ha caído en un 22% hasta la cifra más baja de los últimos tres años y un 27,5% por debajo de prepandemia, cuando en 2019 se superaron los 1,9 millones de euros. De hecho, en los últimos seis ejercicios, sólo se han situado por debajo de 2024 los 365.199,53 euros abonados en 2020 y los 817.285,20 de 2021, por razones más que obvias.
Al detalle. Casi siete de cada diez de los trabajadores conquenses que acudieron el pasado año al Fogasa por el impago de salarios o indemnizaciones fueron hombres; en concreto, se elevaron a 126, el 64,3% del total, mientras que 69 eran mujeres y otros cuatro no consta el género.

Una situación que dista bastante del pasado año, a pesar de que se mantenga la mayoría masculina. Y es que el Fogasa despidió 2023 con el pago de salarios e indemnizaciones pendientes a 375 trabajadores, de los que el 81%, casi 300, eran hombres, 65 mujeres (18%) y los 13 restantes no constaba sexo.
En prepandemia, por su parte, regresan las aguas a su cauce y la proporción entre hombres y mujeres regresa a un 60%-40%, muy similar a la del pasado ejercicio.
En cuanto a los casi 1,4 millones de euros abonados por el Fogasa al término de 2024, indicar que más de la mitad, 752.340,19 (54,1%) correspondieron a indemnizaciones, mientras que los 637.878,35 restantes a salarios impagados.
Por sexo, sin embargo, señalar que los hombres percibieron prestaciones del Fogasa por valor de 928.566,40 euros (67%), mientras que las mujeres por valor de 424.969,68 (30,6%) y los cuatro expedientes en los que no consta el sexto 36.682 euros.
Febrero se erigió como el peor mes de 2024, puesto que concentró el mayor número de trabajadores que recurrieron al Fogasa, con un total de 44. Le siguieron en este particular ranking mayo, con 34; enero, con 30; agosto, con 25; noviembre, con 21; octubre, con 12; diciembre, con 11; junio, con nueve; marzo, con cinco; abril y julio, con tres; y, en último lugar, septiembre, con dos.
A pesar de ese menor volumen de expedientes, el Fogasa ha incrementado el tiempo medio de resolución de cada uno de ellos y en 2024 se ha situado en los 23,16 días, la mayor cifra de los últimos cuatro ejercicios y ocho días y medio más que en 2023, cuando se estimó en los 14,51 días de promedio.
Menor es la diferencia con los 18,42 días de 2022, aunque con respecto a 2021 la distancia se amplía, y mucho, puesto que el tiempo de resolución de expedientes se situó en los diez días.