Un grupo que 'no se arruga'

Álvaro Fernández
-

El CEPA Altomira, en su lucha por la integración laboral, ofrece una certificación profesional en lavandería para personas con discapacidad

Además de la formación teórica, los alumnos tienen la oportunidad de realizar ejercicios prácticos en el aula. - Foto: M.B.

En el marco de un mercado laboral cada vez más inclusivo, las personas con discapacidad deben ser vistas como un recurso valioso con igual derecho a las oportunidades profesionales. El curso de Operaciones Auxiliares de Lavandería Industrial y de Proximidad que se lleva a cabo en el Centro de Educación de Personas Adultas de Tarancón, CEPA Altomira, forma parte de un ciclo de formación profesional orientado a capacitar a personas con discapacidad, ofreciéndoles las herramientas necesarias para su integración en el mundo laboral.

Este curso, que comenzó en el mes de noviembre y se extenderá hasta junio, está dirigido a un grupo de ocho alumnos con edades comprendidas entre los 17 y los 28 años, quienes están cursando tres módulos, llamados Materiales y Productos Textiles, Lavado y Secado de Ropa y Planchado y Embolsado de Ropa. Las 540 horas teóricas de formación en el aula, más las cien horas prácticas, presumiblemente en empresas locales, buscan no solo que los participantes adquieran los conocimientos técnicos del sector, sino también que desarrollen habilidades que les permitan mejorar su autonomía y participar activamente en su entorno.

Los alumnos, en una visita a un comercio local relacionado con la formación. Los alumnos, en una visita a un comercio local relacionado con la formación. - Foto: M.B.

 Isabel Riolobos, profesora del ciclo y técnica superior en Patronaje y Moda, señala que «el objetivo es que los alumnos no solo adquieran los conocimientos necesarios para trabajar en lavanderías industriales o domésticas», sino que también se conviertan en personas más autónomas en su vida cotidiana. «Hacemos que las explicaciones sean lo más sencillas posibles, adaptándonos a las capacidades de cada uno de ellos para que logren entender los contenidos y, sobre todo, disfruten el proceso», comenta, a la vez que confiesa que por su manera de ser, le gusta poner un toque de humor y espontaneidad para que las lecciones sean más llevaderas. 

Por su parte, Miriam Sánchez, pedagoga terapéutica especializada en Educación Especial, resalta la importancia del «apoyo individualizado» que ofrecen a los alumnos, puesto que algunos necesitan ese refuerzo extra en la comprensión lectora y, en ese caso, ellas se encargan de lograr ese entendimiento equitativo. «Nuestro trabajo es que los estudiantes no solo aprendan lo académico, sino que  desarrollen habilidades sociales, además de hacer hincapié en su integración tanto en el aula como en el ámbito laboral», explica.

 El objetivo principal de este curso es la inserción laboral de los participantes. Según Manuel Benítez, director del centro, «lo que más nos interesa es que, al finalizar el curso, nuestros alumnos puedan encontrar un empleo relacionado con lo aprendido». Para ello, el programa de Garantía Juvenil ofrece becas para los alumnos, lo que les permite una ayuda y una motivación adicional. «El hecho de realizar  prácticas en empresas es crucial para asegurar su integración en el mercado laboral», confiesa. En concreto, este curso, financiado por el Fondo Social Europeo, no solo ofrece la formación teórica y práctica, sino que les proporciona una ayuda de hasta 1.000 euros, si finalmente logran superar las prácticas.

El curso de operaciones auxiliares de lavandería industrial y de proximidad es un ejemplo claro de cómo, mediante la educación adaptada y el apoyo especializado, las personas con discapacidad pueden acceder a un futuro laboral digno, en igualdad de condiciones.

 Asimismo, esto les sirve para potenciar unas relaciones interpersonales valiosas para no sentirse desplazados, tanto en la vida laboral, como en su vida cotidiana. Estos cursos no solo les brindan una formación técnica, sino también la oportunidad de desarrollarse como personas autónomas y capaces de integrarse plenamente en la sociedad. Como señala Miriam Sánchez, «lo importante es que vean que son personas capaces de lo que se propongan, que pueden hacer muchas cosas y que su discapacidad no les limita para nada».