No se puede minusvalorar el proyecto Patriotas que preside Santiago Abascal y que el pasado fin de semana ha mostrado su fuerza en la Conferencia que celebró en Madrid.
Participó un jefe de gobierno, el húngaro Orbán, y media docena de dirigentes europeos que podrían alcanzar el estrellato presidencial a corto o medio plazo, con Marine Le Pen a la cabeza aunque la francesa sabe por experiencia que logra más del 50 por ciento de los votos en la primera vuelta o se queda sin Elíseo, los franceses son únicos en unirse unánimemente contra la extrema derecha. Pero lo más inquietante para el nuevo grupo -inquietante para ellos- que se percibió claramente en Madrid, es que es mucho lo que les separa. Aunque es importante lo que les une: el rechazo a la inmigración, sobre todo la musulmana; el euroescepticismo y el rechazo al mundo woke. Y les une también la admiración por Donald Trump.
Desde la perspectiva española, hay posiciones que chirrían a pesar del entusiasmo que transmite Abascal. Por ejemplo, el tinte a favor de Putin de la mayoría de los participantes en el proyecto, encabezados por Viktor Orbán, punta de lanza del ruso ante la Unión Europea. Un Putin, a estar alturas, ya debería saberlo Abascal, que es uno de los apoyos más importantes del independentismo catalán, a través de operaciones diseñadas en Moscú para, desde la sombra, desestabilizar a España y a sus estructuras. Como desestabiliza también las estructuras de la UE, que, por otra parte, no está resolviendo con la obligada eficacia los embates de Rusia, de Estados Unidos y de la ultraderecha que apoya a uno, a otro o a los dos.
En Patriotas no hay unanimidades. El holandés Wilders, por ejemplo, causa recelos; les separa también la posición respecto a la guerra de Ucrania, en función del grado de simpatía que sienten por Putin, y frente al apoyo de Abascal al partido ultraderechista alemán AfD que aspira a formar parte del gobierno tras elecciones de este mismo mes, otros miembros de Patriotas no sienten ninguna simpatía por este partido por sus tintes nazis, aunque su nueva líder Alice Weidel trata de desvincularse del pensamiento hitleriano.
Patriotas inquieta en Europa, y la única esperanza es que los radicalismos vayas perdiendo fuerza. Los de izquierdas y los de derechas. Pero hoy por hoy, es la ultraderecha la que más acierta en cómo sumar votos y adhesiones.