El cuadro la Virgen de la Misericordia recupera su esplendor

Redacción
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La diputada de Turismo, Mayte Megía, destaca el trabajo del Taller de Restauración que permite rehabilitar obras artísticas importantes y también con valor sentimental

Proceso de reintegración cromática de la obra - Foto: Diputación

La Diputación de Cuenca a través del Taller Provincial de Restauración ha acometido la rehabilitación del cuadro de la Virgen de la Misericordia de la Colegiata de San Bartolomé en Belmonte. Esta pintura al óleo sobre lienzo es de gran formato con 255 centímetros de alto por 177 de ancho, está fechada a mediados del siglo XVIII y se desconoce el autor, está ubicada en el presbiterio

La diputada de Patrimonio, Mayte Megía, ha destacado la importancia de este servicio provincial que permite actuar en estos recursos patrimoniales de gran calidad que, además, tienen un gran valor sentimental para los vecinos y vecinas de nuestros pueblos. Estos trabajos han consistido en repintar zonas del cuadro que estaban muy deterioradas, así como eliminar repintados anteriores y recuperar los bordes, todo ello ha hecho que el cuadro haya ampliado sus extensiones.

La pintura, de formato vertical, representa a la Virgen María en primer plano ocupando el eje central de la escena. La Virgen aparece con los brazos extendidos a ambos lados, y se halla de pie sobre una roca de la que mana un chorro de agua que forma un pequeño estanque a su alrededor.

El rostro dulce y sereno, de cejas arqueadas y ojos entreabiertos, se inclina hacia abajo y a la izquierda, dirigiendo la mirada hacia dos fieles que se encomiendan a su protección. Viste túnica blanca ceñida por un cinturón dorado, y un manto también blanco que cubre su cabeza y que se cierra en su pecho con un broche dorado en forma de cabeza de ángel. Los bordes del manto y de la túnica están decorados con una orla vegetal dorada. Sobre su cabeza porta una gran corona.

En la mitad inferior del cuadro aparecen los retratos de dos personajes de medio cuerpo, uno a cada lado de la Virgen. Se trata probablemente del matrimonio de donantes que encargó el cuadro y están representados vestidos a la moda francesa de mediados del siglo XVIII.

Cuatro serafines aparecen alrededor de la cabeza de la Virgen, y sobre ella un ángel niño sostiene una cartela con la leyenda Mater admirabilis comes et prínceps misericordie. Toda la escena está enmarcada por un arco de piedra sustentado sobre dos columnas, mientras que al fondo se representa un paisaje boscoso.

La composición de la obra es sumamente sencilla, disponiendo la figura de la Virgen en el eje central de la obra. Los ondeantes pliegues del manto de la Virgen introducen el único elemento de dinamismo en una escena de luces y sombras poco contrastadas, alejando a esta obra del dramatismo del pleno barroco para acercarla al estilo más dulce del rococó.

La Virgen de la Misericordia es una advocación mariana ligada a la Orden de la Merced, fundada en 1218 con la vocación de procurar la libertad de cristianos cautivos. Tradicionalmente se representa a la Virgen de la Merced coronada y con manto blanco extendido, en actitud de cobijar bajo su manto a los fieles; la única diferencia iconográfica entre ambas representaciones es el ángel en el pecho de la Virgen de la Misericordia que sustituye al escudo de la Merced. En 1536 la Virgen de la Misericordia se apareció a un labrador de la región de Savona, en Italia, posándose sobre una piedra a orillas del arroyo Letimbro, y así es representada en la pintura de Belmonte, por lo que podemos suponer que la pareja de donantes que se hizo retratar en el cuadro, tenía una devoción particular a la Virgen de la Misericordia de Savona y posiblemente, fueran de ascendencia italiana.

Restauración. El estado de conservación de la obra no era bueno, observándose algunas zonas donde la pintura comenzaba a levantarse. Por otra parte, la escena se había modificado ocultando extensas zonas de la composición por repintes y doblando en exceso la tela al montarla en el bastidor. Además, el oscurecimiento del barniz al envejecer y la suciedad superficial, apagaba el brillante colorido de la pintura.

Los trabajos de restauración se centraron en un primer momento en volver a adherir los fragmentos de pintura que estaban desprendiéndose. Posteriormente, se extendió el lienzo completamente, recuperando los bordes ocultos tras el bastidor. Durante la limpieza de la policromía, se eliminaron también los repintes que ocultaban a los donantes; aunque fue un trabajo laborioso a punta de bisturí, afortunadamente las figuras se encontraban completas bajo el repinte.

Al extenderse los bordes del lienzo que habían estado ocultos, el tamaño de la pintura aumentó significativamente, por lo que hubo de ser montada en un nuevo bastidor. Además se incorporó a la obra, un nuevo marco de estilo histórico más acorde con sus valores estéticos.

La intervención ha sido llevada a cabo por el Taller de Restauración de la Diputación Provincial de Cuenca, devolviendo la obra a su ubicación original en la Colegiata de Belmonte durante el mes de junio de 2024.