Era la noche de Santa Ana, el reloj marcaba la dos menos cuarto de la madrugada y los vecinos de la zona que no dormían disfrutaban de la verbena de la patrona, la primera que se realizaba para conmemorar este día. Y la última...
Un polvorín de la Guerra Civil que almacenaba armamento militar saltó por los aires y cubrió Tarancón de humo, piedras y dolor, mucho dolor. La historia negra del pueblo se escribe a partir de este atentado que produjo un inmenso daño físico, moral y urbanístico en el municipio, del que tardó en recuperarse y del que aún tiene alguna marca del suceso en el lugar.
Máximo Molina es el presidente de la Asociación para la Recuperación de Memoria Histórica de Cuenca (ARMH), que en este momento está mostrando en el Mercado de las Artes Luisa Sigea, la exposición Tarancón 1949: Una destrucción inútil. «El polvorín se construyó para el principio de la guerra como almacén militar hecho por el Gobierno de la República, aunque algunos ingenieros republicanos ponían pegas al estar cercano a la población», dice.
Y eso es lo que la explosión demostró. El estruendo, que despertó a toda la población y que llegó a producir 31 muertos y centenares de heridos, provocó una nube negra que cubrió todo el pueblo y los restos de piedra que saltaron por los aires llegaron a destruir un gran número de viviendas de los barrios colindantes a la localización del almacén militar.
José Antonio de la Ossa tenía nueve años cuando escuchó el impacto que le levantó de la cama al instante. Él vivía (y vive) cerca del lugar de los hechos, en la que es ahora la Plaza del Ayuntamiento, y pudo sentir cómo las rocas que sobrevolaron la población también tocaron las puertas de viviendas próximas a la suya. «Hubo piedras resultantes de la expansión que llegaron hasta la calle de San Isidro o hasta lo que es ahora el Centro de Especialidades de Tarancón».
Los mayores perjudicados de esta tragedia fueron los habitantes de lo que eran las cuevas de la barriada de Santa Ana, quienes perdieron sus viviendas y todas sus pertenencias,
y a quienes, posteriormente, se les reubicó. Un tiempo más tarde, en el barrio de Santa Quireria fueron construidas viviendas en el famoso barrio de 'Corea', coincidiendo con la guerra del año 1953. Varios de los presentes relatan cómo el sonido del estallido llegó incluso a otros municipios cercanos.
«Yo estaba en Almendros, un pueblo a unos 15 kilómetros de Tarancón, y la onda expansiva abrió las ventanas de la casa donde dormí esa noche», relata un vecino.
Distintas hipótesis.
A pesar de haber pasado mucho tiempo, hay muchas preguntas, muchas incógnitas y pocas clarividencias acerca de qué pudo suceder para que el polvorín saltase por los aires. Los mayores perjudicados de esta tragedia fueron los habitantes de lo que eran las cuevas de la barriada de Santa Ana, quienes perdieron sus viviendas y todas sus pertenencias, y a quienes, posteriormente, se les reubicó. Un tiempo más tarde, en el barrio de Santa Quireria fueron construidas viviendas en el famoso barrio de 'Corea', coincidiendo con la guerra del año 1953.
Los documentos oficiales muestran un accidente como causa del estallido, pero la opinión popular dista mucho de una tragedia de la que aún se sigue investigando. «Un coche de sospechosa procedencia fue visto esa noche por los alrededores. Hasta en Nueva York llegó a salir que la causa fue un sabotaje del gobierno», menciona Molina. «Fue provocado, un lugar con esas características no puede estallar así como así», zanja De la Ossa.