La Gran Recogida aspira a revertir las cifras a la baja

Leo Cortijo
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La entidad hace un llamamiento a la sociedad parar superar los 50.000 kilos de 2022

La Gran Recogida aspira a revertir las cifras a la baja - Foto: Reyes Martínez

El Banco de Alimentos descuenta los días en el calendario para una de las citas centrales del año, la Gran Recogida, y es que resta menos de un mes para que la solidaridad le gane la partida a las necesidades de los más vulnerables, que se han acrecentado en los últimos años. De esta forma, la organización hace un llamamiento a la sociedad conquense de cara al último fin de semana de noviembre para que arrime el hombro por una buena causa y, así, se rompa la tendencia a la baja que se registra desde la irrupción de la pandemia.

Desde ese lacrimógeno 2020, la cantidad de alimentos recogidos ha ido disminuyendo. El año pasado, sin ir más lejos, fueron en torno a 50.000 kilos. Una cantidad que dista mucho de los primeros años, muy boyantes en este capítulo, así como de aquellos en los que la cifra se asentó en torno a los 80.000. El secretario del Banco de Alimentos de Cuenca, Carlos Villaseñor, justifica ese retroceso en el hecho de que las recogidas físicas en la mayoría de supermercados se han suprimido, y la única posibilidad de donar es con una aportación económica en caja que luego se 'transforma' en alimentos que terminan llegando a la entidad. 

«Por línea general, la gente está muy a favor de dejar un kilo de arroz o de pasta, por ejemplo, pero no suele dejar un euro o dos», explica Villaseñor, y es que «entre la población, especialmente la más adulta, genera dudas y desconfianza». Con todo, hace hincapié en que el Banco de Alimentos se «acopla» a las directrices de los supermercados, a los que están «muy agradecidos», y recuerda a la ciudadanía que al final, de una manera o de otra, los alimentos llegan a la nave, que es «lo importante».

momentos de dificultad. La situación general es «muy complicada» para muchas familias. La inflación supone un misil a la línea de flotación del Banco de Alimentos en un doble sentido. Por un lado, recalca Villaseñor, «la demanda ahora es muy superior y ha cambiado la perspectiva de los solicitantes; los que tenían el agua por los tobillos ahora la tienen en las rodillas, los de las rodillas la tienen ya en el cuello, y los del cuello ya se han hundido». Por otro lado, la subida generalizada de los precios merma las donaciones, en torno a un 30 por ciento, desde el inicio de esta espiral inflacionista. Así todo, Villaseñor apela a «trabajar todos juntos» para garantizar que el Banco tenga excedentes y pueda «seguir ayudando a todo el mundo».