Todo por el barrio

Juanjo del Toro
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Un año después de que arrancase su iniciativa, Todd Blomberg ha conseguido transmitir su ambición a más de una veintena de vecinos.

Todd Blomberg, junto con uno de sus 50 rosales plantados en el Paseo de la Estación. - Foto: T.B.

Todd Blomberg es un taranconero de adopción que se ha ganado el cariño de muchos habitantes del municipio. Nacido en la ciudad estadounidense de San Francisco, llegó a territorio conquense por trabajo y su espíritu inquieto le llevó a formar un proyecto para transformar una de las zonas más antiguas de la localidad. Hace un año, Blomberg decidió por cuenta propia empezar a «embellecer» el Paseo de la Estación de la localidad, una zona en la que, asegura, «las plantas estaban secas y bastante descuidadas». Fue entonces cuando decidió empezar a plantar una serie de flores que despertaron la curiosidad de muchos vecinos de la zona. 

«Al principio había gente que se molestaba por lo que estaba haciendo, otros empezaron a echar una mano, y con el tiempo los que se quejaban son ahora algunos de los que más ayudan», asegura Blomberg a La Tribuna.

Después de un año desde que se iniciase esta idea espontánea, han sido muchas las muestras de afecto y colaboración que Blomberg ha ido recibiendo. A su vez, el norteamericano asegura que la conciencia del barrio ha cambiado y ha generado vínculos entre muchos de los vecinos. «La sensación de comunidad que se ha generado es preciosa, hay gente de diferentes nacionalidades que dejan atrás sus diferencias políticas y sociales durante un momento para  trabajar por el barrio y la comunicación es fluida», asegura sintiéndose «profundamente orgulloso» de lo que el proyecto está generando.

«Un americano como yo, con un dominicano, un noruego y gente de Tarancón cooperando por hacer 'barrio'... Nunca vi en estos años a este pueblo con ese sentimiento de aceptación por trabajar en el bien común, todos apuestan por el barrio y eso es lo más bonito del proyecto», afirma Blomberg a la par que recuerda a los vecinos del municipio a los que el mensaje no ha terminado de llegar.

«Mucha gente sigue sin tener conciencia cívica, maltratando las plantas y ensuciando diferentes rincones del pueblo. La solución está en que la gente se dé cuenta de que quieren algo más», dice al mismo tiempo que desea que este proyecto pueda llegar de alguna forma a las aulas de los diferentes colegios de Tarancón para que se pueda enseñar a los más pequeños y que en algún momento pueda llegar la conciencia del barrio a todo el municipio.

Un proyecto con recorrido. Blomberg ha visto en este año la cooperación de muchos vecinos y las ganas por seguir creciendo en sus ambiciones por hacer de Tarancón un «lugar más bonito». «Tenemos mucha ilusión por continuar, ya llegamos a otras zonas cuando plantamos árboles en el barrio de San Isidro; una de nuestras principales reivindicaciones es que se planten más arboles», comenta.

Además, durante este año han surgido múltiples ideas y asegura que su proyecto quiere derivar en propuestas culturales. «Queremos plantear eventos como una feria del libro o encuentros de música local donde involucrar a artistas taranconeros», asegura un Blomberg que pide la colaboración por parte de todos los vecinos de la localidad y de las instituciones para poder llevar a cabo todas estas propuestas que requieren un «empujón extra». «La idea sería culminar este proyecto con una noche anual dedicada a ensalzar la cultura del pueblo, reflejada a través de estos lazos de comunidad», desea el estadounidense esperando también poder recuperarse de una enfermedad que le ha dejado inactivo una temporada, pero de la que está consiguiendo salir adelante.

Su mujer, Elena Calonge, valora como proyecto «muy positivo» todo lo que Blomberg y los vecinos han conseguido llevar a cabo en este tiempo.  «Recuerdo el paseo con mucho cariño de cuando era niña y durante muchos años ha estado abandonado, la iniciativa me parece muy buena porque ha involucrado a todos los vecinos», afirma Calonge a la vez que asegura que el proyecto ha «revalorizado la zona». «Apetece vivir allí. Es de las pocas zonas verdes de Tarancón y la única que puede alardear de tener un paseo cuidado y agradable donde vivir y pasear», menciona la mujer al mismo tiempo que espera que el proyecto se apoye de otras inversiones en el asfaltado y la calzada.

En lo que ambos coinciden es en el sentimiento de comunidad creado: «Desde que nació este proyecto somos más barrio». ¡Bien hecho!