Hace 200 años, en 1825, nació en El Peral, un pueblo de la Manchuela conquense situado en la vega del río Valdemembra, Joaquín Sigüenza y Chavarrieta, el más ilustre peraleño que llegaría a ser uno de los más reconocidos pintores de su época, llegando a ser el pintor de cámara de la reina española Isabel II.
El pintor y muralista conquense Víctor de la Vega, con motivo de la conmemoración del Desastre del 98, dio una conferencia en la que abordó magistralmente la trayectoria de los no muy abundantes pintores de la tierra en el siglo XIX. De la Vega constató la escasez, que no calidad, de los conquenses que cogieron el pincel y se proclamaron pintores, como fueron Félix Bricio Delgado, natural de Belinchón que participó en varias importantes exposiciones en Madrid, o la sanclementina Dolores de Haro, el valverdeño Eduardo Taulet y García y, cómo no, el peraleño Sigüenza y Chavarrieta, que fue el más destacado y reconocido con mucho, de todos…
De la biografía del prestigioso pintor de cuadros de temática histórica y militar, no hay casi ninguna referencia sobre sus primeros años de vida familiar en su pueblo de la Manchuela. Desde pequeño apuntaba maneras y sensibilidad hacia el dibujo y la pintura. Muy joven ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde recibió enseñanzas muy fructíferas del maestro Federico de Madrazo del que se consideraría discípulo.
Sigüenza continuó sus estudios formativos en la Escuela de Bellas Artes de París teniendo como maestros a Horace Vernet y Leon Cogniet. Con el tiempo, las pinturas del peraleño se pasearon durante varios años por las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes españolas de 1867, 1871, 1887, 1892, 1897 y 1901, siendo premiado en varias ocasiones por la calidad de sus obras.
Pintura histórica. El estilo y la temática de don Joaquín comenzó con lo que entonces estaba más en boga, que era el paisaje romántico, temática muy desarrollada por Jenaro Pérez Villaamil y que claramente influyó en los primeros trabajos del manchego. Su evolución y consagración artística le llegó con los lienzos dedicados al género de la pintura de historia, en algunos casos con pinturas de temática orientalista, influenciada por sus viajes al norte de África.
En 1872 fue nombrado pintor de cámara de la reina Isabel II de España, lo que le sirvió para prosperar en el ámbito pictórico y también en lo social, siendo muy destacados algunos de los eventos que organizaba en su residencia escurialense, localidad en donde ejerció de conservador y profesor del Colegio y Monasterio de El Escorial. Además de su relación isabelina también fue profesor de Alfonso XII y del Colegio de Santa Isabel.
Uno de sus alumnos más destacados fue el periodista gráfico Juan Comba, que según los investigadores «sentó los principios de este tipo de información en el último cuarto del siglo XIX», siendo sus dibujos e imágenes muy recordadas por servir para ilustrar los manuales de Historia de la época de la Restauración. La vinculación de Comba con Sigüenza vino dada por ser el conquense suegro del gaditano al contraer matrimonio éste con su hija Teresa Sigüenza Quadrado. Nuestro ilustre pintor y profesor fallecería en Madrid en 1902.
Un cuadro en Cuenca. Las obras del pintor de la Manchuela están repartidas por muchos museos y alguna colección particular. La Perdiz muerta, en el Museo Lázaro Galdiano; la Investidura de Alfonso XII como gran maestre de las Órdenes Militares, en el Palacio del Senado; Recibimiento del ejército de África en la Puerta del Sol, en el Museo del Romanticismo; Los gloriosos trofeos ganados a los marroquíes en la toma de Tetuán, en el Palacio Real de Madrid; Procesión en una iglesia. Efecto de luna, en el Museo del Prado; Desfile militar delante del Congreso con motivo del triunfo de la Gloriosa, en el Museo Romántico de Madrid y el Juicio de André Chénier, en el Museo Provincial de Cuenca, cuya ficha sobre la obra dice: «El cuadro fue limpiado en septiembre de 2014 por la empresa Ecra, por encargo de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, junto a otros para tenerlos dispuestos para su exposición en la Iglesia de Santa Cruz de Cuenca, rehabilitada por el Consorcio de Cuenca para la sección de Bellas Artes del Museo de Cuenca. Las obras iniciadas en 2014, a inicios de 2019 estaban a falta de detalles. Entre enero y marzo de 2019 se expone en la exposición en la sala Princesa Zaida La tira de sorpresas.... Novedades del siglo XXI en el Museo de Cuenca».