Entre la riqueza agroalimentaria de Castilla-La Mancha hay productos sobrada y merecidamente conocidos, incluso fuera de nuestras fronteras, como el vino o el queso manchego con Denominación de Origen Protegida. Sin embargo hay otros más humildes que, aunque quizá no gocen de tanto nombre como los mencionados, ilustran a la perfección la enorme variedad de manjares que nos brinda el sector primario de la comunidad. Un ejemplo de ello es el melón de La Mancha, cuya indiscutible calidad le ha hecho merecedor de su propia Indicación Geográfica Protegida (IGP), además de lucir el marchamo de la marca Campo y Alma (campoyalma.com) que le ha otorgado el Gobierno regional con la finalidad de darlo a conocer a los consumidores y apoyar así a los productores de esta deliciosa fruta.
Aunque la IGP es relativamente reciente (2010), se trata de una cultivo con mucha tradición en La Mancha. Muy probablemente fue introducido en esta comarca por los árabes y el vínculo de este producto con la zona puede acreditarse por su inclusión en el Inventario Español de Productos Tradicionales del Ministerio de Agricultura. Según el propio Ministerio, el 35% de la producción nacional proviene de esta zona, en la que su cultivo ha constituido a lo largo de la historia un buen complemento para las explotaciones agrarias familiares, cuyos ingresos más importantes proceden principalmente de la viña y los cereales.
Pero las indicaciones geográficas protegidas, que son concedidas por las autoridades comunitarias, no se regalan y para poder lucir el sello hay que acreditar unas cualidades que lo diferencien de otros productos similares (que no iguales). En este caso, las características naturales edafoclimáticas de la zona; el particular método de cultivo y producción, que gozan de un fuerte arraigo; la antigüedad del cultivo y su permanencia a lo largo del tiempo; o unas particularidades cualitativas únicas distinguen al melón de La Mancha de cualquier otro que se pueda cultivar en el resto de España o en otros países.
Sabor a veranoEl Inventario del Ministerio afirma que el producto goza de una identidad basada en el color, sabor y textura específicos de la variedad, proporcionados por las peculiaridades de las tierras de la zona, y destaca la textura y la ausencia de fibrosidad en la pulpa, así como la jugosidad y dulzor de la carne.
El cultivo.
La llegada a los mercados de esta apetecible fruta veraniega en el mes de julio es lo que perciben los consumidores, pero tan solo representa una pequeña parte del largo ciclo de este cultivo. En estas fechas, los agricultores están plantando las matas en las parcelas de manera escalonada para que los mercados estén abastecidos durante los tres meses que dura la campaña. De esta manera no se acumula la producción en un espacio de tiempo demasiado corto y se evitan solapes con los melones que puedan llegar de otras zonas productoras.
A partir de octubre, poco después de terminar la recolección de la campaña anterior, se comienza a trabajar la tierra, labor que se completa allá por mes de febrero para dejar las parcelas listas para recibir los plantones. Y una vez preparada la superficie se procede al marqueo de la parcela, es decir, se deja señalada la distancia que habrá que respetar entre una fila y la siguiente de plantación para que las matas puedan desarrollarse correctamente y optimizar la producción.
Sabor a verano - Foto: Tomás Fernández de MoyaDurante el crecimiento se eliminan las malas hierbas que pudieran estorbar a las plantas de melón y se realiza una labor muy importante: el descuaje, que consiste en la eliminación de frutos en las plantas con exceso de ellos para obtener los tamaños y pesos comerciales adecuados. Para la prevención y control de plagas y enfermedades se utilizan técnicas respetuosas con el medio ambiente, tanto culturales como de lucha integrada, lo cual contribuye a la sostenibilidad medioambiental del cultivo.
A mediados de julio comienza la cosecha, tarea que se realiza manualmente, al igual que el descuaje. Pero una vez recogido, cada melón ha de ser tratado con mimo y la IGP establece unos criterios que hay que cumplir para que los melones lleguen a las tiendas en perfecto estado. La descarga de los frutos se realiza en los centros de manipulación y envasado de las estructuras agrarias organizadas de comercialización, en las que se lleva a cabo el pesado, la identificación de cada partida y el resultado del control de calidad a la entrada. El melón se almacena siempre en instalaciones bajo cubierta, a temperatura ambiente con la humedad y la ventilación adecuadas para asegurar su correcta conservación.
El calibrado del Melón de La Mancha vendrá determinado por el peso de cada fruto, comprendido siempre entre 1,8 y cuatro kilos; todos ellos son procesados en cintas de elaboración en las que se separan las piezas que no reúnan las características de calidad necesarias que están contempladas en el pliego de condiciones de la IGP. Para asegurar esa calidad, los controles son exhaustivos. En cada palet existe una etiqueta de trazabilidad que permite identificar al productor que haya suministrado los melones, las parcelas de origen y la fecha del envasado, por lo que la trazabilidad es absoluta.
Sabor a verano - Foto: Rueda VillaverdePor si esto fuera poco, también se revisa en cada partida, mediante muestras reducidas, la conformidad de los melones con los criterios de madurez, no vitrescencia de la pulpa y no desprendimiento de las semillas. Todos estos controles tienen un carácter minucioso y sistemático y corren a cargo de profesionales con un conocimiento especializado de las características del producto.
Afortunadamente el verano se acerca y la oportunidad de disfrutar esta jugosa y sabrosísima fruta está a la vuelta de la esquina. Una buena rodaja de melón de La Mancha con IGP es la mejor manera de combatir los calores estivales y, sin ninguna duda, quien lo pruebe no querrá ningún otro porque su dulzor y extraordinario sabor no tienen igual.
Los mejores productos a solo un clic: market.campoyalma.com
Además de apoyar a los agricultores y ganaderos y colaborar en la promoción de los productos agroalimentarios castellano-manchegos con IGP y DOP, Campo y Alma cuenta con una plataforma de compras en internet. Se trata de market.campoyalma.com, a través de la cual los consumidores tienen la oportunidad de adquirir, directamente al productor, sin intermediarios y con solo un clic, un enorme abanico de alimentos: aceites, vinos, quesos, verduras y hortalizas, carnes, azafrán, miel, conservas, alimento ecológicos... En la plataforma se pueden encontrar tanto productos amparados por DOP o IGP como otros que no cuentan con esas figuras pero son también de altísima calidad y están cultivados, criados o elaborados en Castilla-La Mancha. Además, consumiendo alimentos procedentes de nuestra región se colabora en la lucha contra la despoblación y el cambio climático gracias a la manera en la que son producidos, siempre con respeto por el medio ambiente y en zonas desfavorecidas.