La mayoría de las etapas tienen un final. Lo más importante es que al menos no suponga el último capítulo, sino que signifique un punto de partida para iniciar una nueva época. Continuar el legado y asumir las riendas para que no haya que bajar la persiana es fundamental. Mucho más, en colectivos como la Asociación de Vecinos del Barrio Fuente del Oro, que ha «rejuvenecido» la Junta Directiva casi al cien por cien para iniciar un nuevo mandado en beneficio y servicio de más de 5.000 vecinos. Este ambicioso grupo quiere «reivindicar mejoras, con una serie de medidas y acciones que conviertan al barrio en un lugar más accesible». Tienen, además, la voluntad de «velar y transmitir a las administraciones todas las necesidades que surjan entre el vecindario».
El único que se mantiene en el cargo en esta asociación es el presidente, Antonio Gómez. Su cara es muy reconocible porque encadena más de tres décadas en pro de su zona de toda la vida. Tiene 70 años y aún aguanta las embestidas en un ejercicio que «no está ni pagado ni agradecido». Y es que, «desde que se creó el barrio, llevo aquí en la asociación, concretamente hace 41 años». En sus primeros pasos, estuvo colaborando con la asociación carnavalera y después asumió diferentes cargos en la de vecinos. Como máximo representante, acumula ya una década y media. Ahora se ve rodeado de una nueva generación que quiere marcar un antes y un después.
Y es que el resto de miembros acaba de jurar mandato con Fernando Martínez como vicepresidente y también figura clave para que «un grupo de jóvenes se una para darle un empujón al barrio». De esta forma, Carolina Expósito (secretaria), Luis Daniel García (tesorero) y, como vocales, María Esther López, María de Aranzazu Lara, Mario Cañas y Belén Arias, han decidido unirse a la causa. Los nuevos integrantes rondan la edad de los 40 años y aseguran que «todos hacemos de todo».
Fernando explica que «nos hemos criado aquí y somos del barrio»y reconoce que el principal motivo de dar un paso al frente es que «tenemos hijos y queremos que vivan en un entorno mucho mejor». Es una idea que comparten sus compañeros y también Antonio, que agradece que se hayan animado para formar parte de un grupo «rejuvenecido». El vicepresidente subraya también que otro de los retos es «dinamizar el barrio» y demandar «una restauración de las escaleras porque con el paso de los años presentan una imagen negativa con muchos desperfectos». Es una acción «muy necesaria para los más pequeños y mayores». También trabajan para «programar más actividades». El presidente, conocedor de la infinidad de batallitas que ha afrontado, avisa que «muchas veces el trabajo que haces con ilusión, no tiene recompensa o premio, pero hay que insistir y no bajar nunca los brazos para beneficio de nuestros vecinos». La energía se ha renovado con nueva sabia que está dispuesta a dar un «empujón» al barrio porque «realmente lo necesita».
Así, María Esther López indica que su incorporación en la asociación se debe a que quiere «colaborar y darle al barrio una buena vida». Por su parte, Belén Arias incide en que «tenemos que cambiar cosas y trabajaremos para ello, sobre todo para renovar el pavimiento, las aceras o la iluminación». Al fin y al cabo, «creo y considero que para rejuvenecer y arreglar cosas es mejor hacerlo desde dentro de la Junta Directiva», apunta Carolina Expósito.
Los ocho componentes que pilotan ahora mismo la asociación de vecinos mantiene una comunicación constante en un grupo de whatsapp y plantean reuniones periódicas para poner en común ideas, solicitudes o propuestas de cara al futuro. «Hablamos y nos organizamos bien para poder hacer las cosas correctamente», apunta Antonio Gómez.
Trabajo. En la actualidad, la Asociación de Vecinos del Barrio Fuente del Oro ofrece a sus vecinos actividades de zumba, pilates y taichi. Trabaja además para que sus fiestas sean cada vez mejores. En concreto, el fin de semana del 17, 18 y 19 de mayo, el barrio disfrutará su celebración más importante, coincidiendo siempre con el penúltimo domingo del quinto mes del año. El vecindario festaja también San Julián el día 28 de enero y, por supuesto, el Carnaval, porque el origen de la fiesta de disfraces en Cuenca surge en esta zona de la capital.