Es un espacio idóneo para ellos porque la comunicación es mucho más fluida que la que pueda originarse en cualquier encuentro social de la vida cotidiana. La razón es que los propios usuarios de este punto de encuentro comparten la lengua de signos. El entendimiento es mutuo a través de gestos y movimientos con las manos y los dedos. Así es el día a día de la Asociación Cultural de Sordos de Cuenca (Acsoc), que trabaja para que sus 30 socios puedan tener más facilidades en la vida. La manera de comunicarse entre ellos genera un ambiente de comodidad que es infinitamente mejor del que surge a raíz de asistir al centro de salud, ocupar un puesto de trabajo o a la hora de llevar a cabo un trámite administrativo, por ejemplo.
Este colectivo conquense lleva en activo desde 1980 y aquellos padres que dieron forma a la asociación en beneficio de sus hijos constatan un avance social desde el primer día hasta la fecha. El presidente de Acsoc, Carlos Escudero, explica que «las cosas han cambiado en estos 43 años que llevamos», aunque recalca que «todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir una comunicación plena en la sociedad». Y es que la mayoría de las personas sordas tan solo pueden comunicarse a través de la lengua de signos. El problema es que «gran parte de la sociedad no lo entiende o lo desconoce por completo». De ahí que Carlos vea necesario «implantar la asignatura de la lengua de signos en los colegios e institutos» como una de muchas medidas. Esta fórmula permitiría que, en unos años, «muchas más personas conozcan los gestos que hacemos con las manos y los dedos para comunicarnos», lo que se traduciría en «una sociedad más inclusiva».
Carlos preside una asociación donde todo son sonrisas y el espacio que usan, que tiene más de cuatro décadas, se convierte en «nuestra casa donde todos nos entendemos». En el edificio, «realizamos actividades, talleres y manualidades durante todo el año». Los nuevos usuarios además pueden aprender la lengua de signos, que supone una ayuda extra para aquellas personas que están aprendiendo o iniciándose en esta lengua.
No obstante, Acsoc echa en falta «la participación diaria de un intérprete que pueda estar con nosotros de forma continua», explica la trabajadora social de la asociación, Eva Pasarón. Ha pasado más de un año y aún no ha llegado nadie que les pueda «acompañar a las consultas médicas, al banco o a cualquier gestión donde sea necesaria la comunicación». De ahí, la importancia de la figura de un intérprete. Por ahora tienen que apañárselas muchas veces con una aplicación móvil que no siempre funciona. Los familiares son un gran respaldo para ellos porque «ayudan en todo lo posible», subraya la trabajadora social.
Al igual que es importante que «exista una mejor señalética en la ciudad». Los usuarios de la Acsoc explican que «tenemos dificultades» y detallan que «sería mucho más fácil si estuviera todo mejor señalado con carteles tanto informativos como de advertencia». Además, Eva pone el ejemplo de qué pasaría si una persona sorda se queda atrapada en un ascensor. «Está claro que podrá darle al botón, pero cómo se comunica con la persona que está al otro lado y que quiere ayudarle», sentencia.
Aniversario. La Asociación Cultural de Sordos de Cuenca, que ayer instaló una mesa informativa en calle Carretería con motivo de la conmemoración de la Semana de las Personas Sordas, trabaja en la organización de distintos «talleres y conferencias que llevaremos a cabo en nuestra sede» para celebrar nuestro 43 aniversario en octubre. También realizarán una excursión al parque de El Hosquillo, «donde esperamos disfrutar mucho de la experiencia».
Mientras valoran los avances, lentos para lo que ellos necesitan, no pararán de trabajar para una inclusión total de la sociedad. Poco a poco van consiguiendo más cosas y pese al paso de los años no pierden nunca la sonrisa. Además, la Asociación Cultural de Sordos de Cuenca abre las puertas a cualquier persona que quiera ser parte de la ella porque «desde el primer momento le recibiremos con los brazos abiertos».