Sabido que el año tiene doce meses llama la atención las fechas elegidas por los gobiernos de Aragón, Castilla y León y la Comunidad Valenciana -coaliciones de PP y Vox- para anunciar que repudian la ley de memoria histórica sustituyéndola por otra alternativa a la que denominan ley de concordia.
Sin entrar en el fondo político de dichas iniciativas sorprende, ya digo, la fecha elegida para darlas a conocer. En vísperas de tres citas electorales consecutivas: País Vasco, Cataluña y Parlamento Europeo. Sabiendo en qué país estamos y que Pedro Sánchez, que se siente acorralado por la impopularidad de la ley de amnistía y otros escándalos que le afectan de cerca y provocan una caída notable del PSOE en las encuestas, indefectiblemente iba a sacar a pasear el fantasma de Franco.
Lo hizo de vuelta del viaje a Oriente Próximo. Se bajó del Falcón y le faltó tiempo para disfrazarse de forense y llamar a la televisión para que inmortalizaran una visita al osario del Valle de los Caídos (ahora llamado Valle de Cuelgamuros) y desde tan tétrico lugar proclamar una nueva cruzada antifascista, alertando del peligro que suponen los pactos de la derecha con la extrema derecha.
Por forzada que pueda parecer esta estrategia ya le dio resultado en las pasadas elecciones legislativas del 23-J, en las que el miedo a Vox hizo que parte de los votantes del PSOE, críticos con Sánchez y que las encuestas apuntaban a qué optarían por la abstención, cambiaron de opinión tras conocerse los pactos del PP con Vox en Valencia, Aragón y Extremadura. Y eso le permitió a Sánchez salvar los muebles y conseguir rehacer otro Gobierno Frankenstein.
Y en esa estrategia está de nuevo aprovechando la torpeza de quienes pudiendo echar un vistazo al calendario percatándose de que en vísperas de elecciones conviene andar con pies de plomo para evitar dar munición al adversario, le han vuelto a dar a Sánchez un argumento de oro para sacar a pasear a Franco.
Tropezar dos veces en la misma piedra da qué pensar porque cuando un error se repite deja de ser error y se convierte en opción. Visto que en los momentos en los que el PSOE se encamina el abismo Sánchez siempre saca provecho de la existencia de Vox, el PP debería reflexionar antes de dejarse arrastrar por el partido de Abascal para no cometer errores estratégicos de libro.