Estar anunciado en los tres principales 'puertos de montaña' de la primera parte del curso es el sueño de cualquier torero. Valencia, Sevilla y Madrid conforman un tridente de excepción y solo hacer el paseíllo en esos tres señeros alberos es como para quitarse el sombrero... Si además logras dejar el poso de tu toreo, con ese concepto clásico y puro que te caracteriza, el mérito es mayor. Ese es el caso de Sergio Galán, que ha arrancado la temporada de manera «espectacular» en un año del que espera «muchas alegrías» y más después de dos décadas en la zona noble del toreo a caballo.
Siempre es bueno arrancar en las Fallas de Valencia la temporada...
Sí, fue la primera corrida de la temporada y la verdad es que terminé contento gracias a la oreja que corté al primer toro. Las sensaciones fueron muy positivas. Empezar pronto el curso, eso sí, te genera una responsabilidad mayor, presentarte después de todo el invierno en una plaza como Valencia tiene su aquel, pero muy bien... Cuando uno lleva tantos años siempre es una carta de presentación interesante estar en Valencia para demostrar el momento en el que estás tú y está tu cuadra. Quise dejar claro que ésta puede ser una temporada bonita.
Habla de la preparación del invierno, ¿cómo han sido los meses previos a esta temporada?
Como siempre, montando mucho y preparando caballos nuevos. Este año habrá novedades, que ya están listas para debutar. Todo es preparación... Ahí está Ligero, que es hijo de Vidrié, al que le tengo mucha fe. También Oeste, que es muy expresivo, y Valenciano, que el año pasado toreó un par de veces y este año ya está más maduro.
Después de Valencia vino Sevilla y si no llega a ser por el rejón de muerte...
El rejón de muerte no fue todo lo eficaz que nos hubiera gustado. Le habría cortado una oreja al primero, pero descabellé, y en el segundo tuve un pinchazo primero antes de matar. El público fue muy respetuoso y en el primer toro los sentí bien, agradables y receptivos. Eso es un lujo.
Para importante, eso sí, el próximo compromiso en la Feria de San Isidro de Madrid...
Sí [risas]. Es la plaza que más me ha dado y ayudado y la considero como mi plaza. Tengo que decirte que me quita el sueño por todo lo que ha significado en mi carrera… Son ocho puertas grandes allí, que se dice pronto. Madrid tiene eso, que te puede cambiar todo en un chasquido de dedos... He vivido de todo allí, bueno y malo, pero personalmente prefiero quedarme con lo positivo, que es mucho. Vamos muy responsabilizados porque además es una tarde clave, y ésta es una plaza donde me encuentro a mí mismo. Además, tengo muchas ganas, porque el año pasado no toreé allí...
Eso también se debe a que de un tiempo a esta parte han relegado los festejos de rejones, como quitándoles importancia. Eso no es respetar este escalafón, ¿verdad?
No se entiende muy bien que quiten festejos de rejones porque siempre han funcionado, tienen su público y es mucho. Es una manera de reducir porque han pasado de cuatro a dos festejos y se los han llevado a agosto, pero no es lo mismo, donde lucen son en la Feria de San Isidro.
Y más allá de Madrid, ¿qué hay hecho para la temporada estival?
Todavía es pronto, aunque ya hay algunas fechas hechas en capitales de provincia y muy importantes. No puedo decir nada hasta que no las anuncien, pero por el sur hay una plaza de primera categoría en la que estamos. De momento, el inicio ha sido muy positivo, ésta puede ser una temporada, si no se tuerce, bonita. El final del año pasado fue muy bueno, recuerdo por ejemplo Salamanca y Zaragoza, por lo que creo que quedó un ambiente muy positivo para arrancar pronto este año.
Más de veinte años en lo más alto, ¿cómo hace uno para ilusionarse todos los días con la profesión?
Eso va en la persona..., yo me considero una persona responsable y exigente conmigo mismo. Indago dentro de mi concepto, pienso en mis defectos y en pulirlos para mejorar. Siempre sueñas la faena y la cuadra perfecta y en eso trabajas todos los días para mantener la ilusión. Al final es expresar lo que sientes y llevas dentro, que es el amor por el toreo a a caballo.
Habla de la cuadra perfecta, ha tenido que trabajar mucho estos años con los infortunios que ha sufrido en sus propias carnes, ¿verdad?
Además de verdad. Hace poco tiempo perdí a Ojeda de un infarto y a Embroque por una cornada que luego se complicó por una bacteria, además fue en cosa de nada los dos... Esos caballos lo eran todo, estaban confirmadísimos. Ahora, y fruto de las circunstancias, caballos como Capricho, Capote o Bambino han crecido y han ganado su lugar. Menos mal que todo ese proceso me pilló con cantera, porque si no... Han ido cogiendo posiciones, aunque no ha sido fácil, viví un momento muy complicado. Lo que perdí era la punta de la lanza de mi cuadra.
Por cierto, la Feria de San Julián de este año tendrá un festejo más. ¿Espera verse anunciado en ella?
En eso estamos, no depende de mí solo, pero en eso estamos... Yo estoy encantado de que entremos en ella. En un principio, la idea es acercar posturas. A mí siempre me hace ilusión torear en Cuenca, soy conquense y lo llevo por bandera siempre que puedo. Por eso me duele llevar tantos años sin torear aquí, es algo incomprensible.
Además de ese deseo de entrar en la feria de Cuenca, ¿algún otro para esta temporada?
Me gustaría tener la regularidad que tuve el año pasado, ya que fue una temporada en la que toreé menos, pero regular y en la que el rejón de muerte me acompañó... La suerte, como en todo en la vida, tiene que estar contigo. Este año tengo más festejos y en mejores sitios, pero necesito tener esa regularidad.