Si hay una tradición perpetua en la mente de todos los habitantes de Tarancón cuando se aproximan las pascuas es la de enfundarse el abrigo, la bufanda y el gorro de lana, y bajar la avenida Miguel de Cervantes hacia abajo en familia a observar las escenas del Nacimiento expuestas en diferentes escaparates.
Si hay una tradición perpetua en la mente de todos los habitantes de Tarancón cuando se aproximan las pascuas es la de enfundarse el abrigo, la bufanda y el gorro de lana, y bajar la avenida Miguel de Cervantes hacia abajo en familia a observar las escenas del Nacimiento expuestas en diferentes escaparates.
Los belenes navideños se han convertido en un imprescindible de las festividades navideñas dentro de la localidad, pero como todo en la vida, también requirió una serie de cambios en su manera de ser expuesto al público, debido a diversas dificultades causadas con el deterioro de sus localizaciones.
Javier Perea es el presidente de la Asociación Belenista La Hoguera, responsable de que todos puedan disfrutar un año tras otro de todas las presentaciones de escenas navideñas, que desde el año pasado, han cambiado de ubicación, aunque no del todo. «Los locales donde se exponían los belenes estaban en unas condiciones lamentables y tanto nuestra salud como el patrimonio ya corrían un alto riesgo, sin olvidar los distintos actos de vandalismo sucedidos en los últimos años», señala.
Desde el año pasado, el Ayuntamiento ofreció una ayuda que pedían a gritos y facilitó un espacio dentro del Mercado de las Artes Luisa Sigea para instalar los belenes. «El año anterior montamos nueve, contando con el monumental, y hubo algunos belenistas escépticos que no tenían claro si querían montar el suyo, aunque este año sí se han decidido a colaborar, por lo que esta Navidad serán 13», comenta Perea.
Casi 30 años de belenismo
Es cierto que la tradición siempre ha sido la de pasear por la calle y observar las obras de arte que esta asociación, fundada en 1995, y que cuenta con 68 socios, realiza para disfrute de los taranconero, pero la nueva ubicación también asegura unas condiciones óptimas y con mayor seguridad de las que, desgraciadamente, los locales utilizados en estos últimos tiempos ya no podían asegurar. «Somos una asociación sin ánimo de lucro y sin un local sufría daños, corría de nuestra cuenta, aunque también es cierto que en ocasiones los dueños de los locales pagaban las facturas o el Ayuntamiento, si la instalación no estaba hecha, se encargaba de ello,», indica Perea.
Aunque desde la asociación se sienten cómodos con esta nueva ubicación se ha hecho todo lo posible para que los más nostálgicos también disfruten, además, de la tradición como antaño. «Este año, hemos conseguido el compromiso de algunos dueños de locales y también habrá cinco belenes más en distintos escaparates de la localidad», sentencia Perea.