En un acto cargado de simbolismo y emoción, el alcalde, Darío Dolz, y el presidente del Grupo Turbas, Antonio Garrote, han descubierto la placa que da nombre a la Plaza de la Turba. La ceremonia, que tuvo lugar en el marco de un homenaje a los Turbos fallecidos, reunió a numerosos asistentes que quisieron rendir tributo a aquellos que, a lo largo de los años, han formado parte de esta tradición tan arraigada en la Semana Santa de Cuenca. Un momento muy importante que no impidió la lluvia.
En el acto, entre otros, también estuvo presente el presidente de la Junta de Cofradias, Jorge Sánchez Albendea, el concejal de Urbanismo, Mantenimiento Urbano y Movilidad, Adrián Martínez o el Cronista de Cuenca, Miguel Romero.
Los presentes subrayaron el valor de esta denominación como un reconocimiento a la historia y al sentimiento colectivo de quienes mantienen viva esta tradición. Con la colocación de la placa, la Plaza de la Turba queda oficialmente nombrada, consolidando así su significado dentro del patrimonio cultural y religioso de Cuenca.