La pasada semana tuvo lugar en el Parador de Cuenca el multitudinario acto final de todas las actividades programadas para conmemorar el centenario del nacimiento del artista y mecenas hispano filipino y enconquensado, Fernando Zóbel de Ayala.
En 1966, Zóbel fundó el Museo Español de Arte Abstracto y triunfó a la vez que se imantó con la estética de Cuenca y lo conquense. Desde el primer momento se sintió un conquense más y al ser nombrado hijo predilecto de la ciudad expresó su sentimiento diciendo que «muy pocas personas pueden elegir el sitio al que pertenecen, yo he tenido esa suerte, he podido elegir esta ciudad y con esta distinción que me hacéis, ya puedo decir que soy conquense».
En un sitio mágico como es el refectorio del Parador de Cuenca –antiguo convento de San Pablo–, y en una convocatoria a la que acudieron varios cientos de conquenses y visitantes, además de muchos de los representantes de la cultura y las fuerzas vivas conquenses, tuvo lugar el acto de clausura del programa organizado por el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca para recordar a su fundador y mecenas; velada que se convirtió en una noche inolvidable con discursos brillantes, actuaciones musicales y un suculento cóctel final.
Celina Quintas, subdirectora del museo, fue la encargada de presentar el acto y a los intervinientes, además de destacar la emoción experimentada durante toda la jornada en el museo de las Casas Colgadas, que había vivido un día de puertas abiertas acogiendo la inauguración de varias exposiciones (Archivo Portera y Francisco Gómez y otra sobre los hermanos Blassi). Quintas, antes de dar paso a Javier Gomá, recordó con emoción la figura de Zóbel, hombre con una gran pasión por su trabajo, un orden en su forma de ser y actuar, atesorando una excelencia en su obra y vida…
fundación juan march. Javier Gomá, director de la Fundación Juan March, comenzó su intervención relatando el significado más profundo de las palabras Prime y Kairos para explicar la importancia que para el Museo de Arte Abstracto Español, creado por Zóbel, tiene que una institución fuerte pueda mantener la actividad museística a lo largo del tiempo. Recordó el filósofo e intelectual que, en 1981, Zóbel, que no tenía descendencia, quiso trascender y habló con la Fundación March para que se hiciera cargo del museo y así «conservarlo para llegar a su Prime». Seguidamente Gomá relató profusamente la cronología de la historia y aniversarios del Museo, además de sus hitos más relevantes hasta el tiempo presente. El presidente de la Fundación March cerró su intervención afirmando que el criterio máximo de la fundación que preside es la generosidad, matizando que 2024 no es una fecha para la idolatría de las cifras de visitantes del museo, sino que quedan varias reformas pendientes por llevar a cabo, además de mostrar y compartir las obras del museo conquense fuera de España…
Gomá sustanció la obra de Zóbel en Cuenca a través del carisma que tenía el hispano filipino, que creó «una república de la amistad» que todavía hoy está viva.
Por su parte el alcalde de Cuenca, Darío Dolz, agradeció la presencia de tantos conquenses y visitantes reafirmando los cien años del nacimiento de Zóbel y los cuarenta de su desaparición. El alcalde destacó con sus palabras el premio que supuso para Cuenca ser elegida para albergar un museo único, sin olvidar la gestión realizada por el alcalde de Cuenca de la época, Rodrigo Lozano de la Fuente, además de destacar la labor realizada desde el principio por la Fundación Juan March por el Museo y por la ciudad de Cuenca.
Después de las palabras del alcalde conquense, se apagaron las luces en el antiguo refectorio de los Paules e irrumpió en la abarrotada sala un andamio de tubos musicales (Flaudamio), empujado por el músico e intérprete Julián Elvira, acompañado por Julián Ávila, interpretando varias piezas originalísimas inspiradas en el cuadro homónimo de Fernando Zóbel, La vista XXVI, 1974.
Finalizaron las pláticas con la de Manuel Fontán, director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March y del Museo de Arte Abstracto Español, que rememoró, una vez, más la fecha del centenario zobeliano para a continuación explicar, con un símil de la parábola del hijo pródigo, a un Zóbel como hijo pródigo de Cuenca. Apenas hay cosas, afirmó Fontán, que hayan cambiado viendo la foto de Eugenio Sempere del museo. Zóbel hizo un museo para los artistas que tenía España, mezclando para el espacio museístico el estilo italiano con detalles de travertinos de Alicante, y así hacer el pequeño museo más hermoso del mundo. Zóbel y Torner generaron una estructura muy moderna para la época, denominada "El Cubo Blanco'.
El acto finalizó con una breve actuación de Elvira y Ávila, dando a paso a un variado cóctel que se dilató hasta la media noche.