Baluarte del ocio

Juanjo del Toro
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Más de treinta años después de que abriese su bar en Tarancón, Antonio Alfaro ha visto cómo, tras la pandemia, los jóvenes «han cambiado de tendencia» a la hora de salir

El bar de Antonio Alfaro se ha convertido en un punto de encuentro para una gran parte de la juventud de Tarancón después de más de 30 años en la hostelería local. - Foto: JJ.TT.

La juventud de Tarancón ha vivido un cambio de tendencia en los últimos años respecto a la forma de socializar y convivir en los espacios comunes. Una renovación que guarda vinculación con antiguas costumbres como el tardeo, que tiene su base desde el local que regenta desde hace algo más de treinta años Antonio Alfaro.

Lo que empezó como una espontánea terraza de verano se fue afianzando como un espacio de ocio y encuentro para aquellos jóvenes veinteañeros de los años noventa de la localidad. Con sus sesenta primaveras, Antonio recuerda la buena acogida que su local, el Mandioca, tuvo desde los inicios cuando fundó el establecimiento con tan solo 27 años y la colaboración de su hermano. 2020 fue un punto de inflexión para prácticamente todos los ciudadanos del mundo, y en Tarancón, tras los duros meses de pandemia, se experimentó una vuelta al ambiente de comunidad y de calle que, al igual que muchos hosteleros, Antonio no había visto en la localidad desde hacía mucho tiempo.

La gente joven sigue viniendo y es muy agradecido ver el cariño de estas personas

«Antes del Covid, el punto de encuentro era más enfocado en las peñas, el lugar de ocio eran esos locales», apunta el hostelero. Las restricciones posteriores hicieron que los jóvenes se enfocaran más en el bar y se generase un ambiente de comunidad mucho más característico de décadas anteriores. «Cuando abrimos en 1991, la gente apostaba mucho por el tardeo y después desapareció, los meses posteriores al confinamiento hizo resurgir ese plan de salida», señala Antonio, que destaca la interacción entre los jóvenes de diferentes grupos dentro de su establecimiento. 

«Había mucha gente que no se conocía entre sí, pero gracias al ambiente del bar interactuaban entre muchos grupos», puntualiza nuestro protagonista, que asegura que en estos años se «han forjado bonitas amistades» que sin la presencia de esta tendencia quizá nunca se habrían vuelto a cruzar. «La costumbre se mantiene, la gente joven sigue viniendo aquí y es muy agradecido ver el cariño de todas estas personas», señala el barman que cuenta anécdotas como por ejemplo cómo han pasado los padres de hablarles de sus hijos a que sean ahora los hijos los que le comentan sobre sus padres. «Hay muy buena armonía entre las diferentes generaciones; aunque el 70% sea público joven, sigue viniendo la gente de antes», argumenta Antonio.

Un cambio global. Además, la tendencia que empezó a surgir en la terraza del hostelero también se ha traducido en diferentes locales del pueblo que se han visto beneficiados de este cambio de costumbres surgido entre los jóvenes que cada vez apuestan más por el tradicional plan de quedar a tomar un café por las tardes.

«Por donde van los jóvenes hay otra energía, no solamente en este local sino en los demás bares que hay enTarancón, donde se puede ver también este 'buen rollo' de la gente», apunta Antonio que, de manera humilde, recuerda que antes había muchos más locales, pero que los que hay siguen manteniendo esa esencia que anima a los vecinos para ser parte de ella. 

Con algunos años por delante para su jubilación, Antonio ve con ciertas incógnitas en el camino cómo pueda ser la proyección de los jóvenes del municipio por el ocio. «Me quedan pocos años de estar aquí, el futuro siempre es incierto», asegura no sin antes dar el mérito de este cambio de tendencia a todos los jóvenes que incluso han depositado sus fotos en la cristalera del local. «Aquí hemos funcionado como un equipo de fútbol», argumenta el barman gracias al saber estar y el respeto que dice haber mostrado los jóvenes por él y su local.