Pequeños nazarenos, grandes ilusiones

A.A.
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Los jóvenes hermanos de la Amargura con San Juan ultiman en su sede de La Esperancilla los preparativos para participar mañana, cargados de emoción, en la procesión infantil

Pequeños nazarenos, grandes ilusiones - Foto: Reyes Martínez

Las calles de la ciudad vuelven a acoger mañana una nueva edición de la procesión infantil. Una cita que llega cargada de emoción y de ganas, ya que el año pasado tuvo que ser suspendida por las previsiones de lluvias. Los más pequeños volverán a protagonizar, un año más, escenas cargadas de ilusión durante el recorrido que discurre por el Casco Antiguo. El desfile tendrá lugar este sábado, pero los preparativos se han desarrollado con mucha antelación para poder llegar en las mejores condiciones posibles a una fecha tan señalada.

Los 'peques' de la hermandad de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol daban estos días los últimos retoques al 'pasete' y a los enseres. Clara María Ballesteros, secretaria de la hermandad, señala a La Tribuna que «llevamos saliendo unos siete u ocho años; antes incluso de tener nuestro propio paso infantil se lo pedíamos al párroco de la Fuente del Oro. Ya han pasado unos cuantos años desde que comenzamos, aunque también hemos tenido un par de años que se ha suspendido la procesión por el tema de la lluvia».

La afición es tal entre los pequeños que no es difícil encontrar participantes. «Eso sí, en los últimos años sí hemos comprobado que cada vez son más pequeños. Este año las edades rondarán entre los seis y los once años». Los requisitos no son, en absoluto, estrictos y los candidatos reciben todo tipo de facilidades. «Como siempre decimos, mientras se defiendan y puedan andar, nos encanta que estén ahí, así que animamos incluso a los más pequeños. Hemos llegado a tener alguno que estaba empezando casi a dar sus primeros pasos, pero disfrutan muchísimo».

Filas nutridas. Este año serán en torno a 30 los chicos y chicas de la Amargura que participarán en la procesión infantil organizada por la Junta de Cofradías, aunque su presencia se remonta al inicio de esta iniciativa en la Fuente del Oro. «Teníamos algún niño y a madres que eran del barrio y fueron las que empezaron con la procesión en el barrio, pero básicamente nos empezamos a encargar a partir de que empezó a organizarla la Junta de Cofradías». Tras unos inicios con un pasete 'prestado', la hermandad se puso manos a la obra para elaborar uno propio que reproduce con total fidelidad el paso original. «Llegó un momento en el que pudimos digitalizar las imágenes e hicimos una réplica exacta, pero en tamaño muy pequeño para que lo pudiesen sacar los niños. Fue un artesano de aquí con una máquina 3D». 

Posteriormente, hubo que completar a mano el resto de los elementos como las ropas, las andas... «Ahí nos ayudaron verdaderos artistas y han sido varios porque hemos replicado incluso hasta la cabecera con el guión, los faroles, los estandartes... está completo».

Lo que no faltan son candidatos a banceros para llevar el pasete. «Ha habido años que se han ido turnando. Cuando tenemos a niños un poquito más altos, pues los vamos cambiando en varios puntos y hacemos modificaciones para que, incluso los más pequeñitos, también puedan sacarlo. Varía. A lo mejor se meten ocho por cada banzo o que se meten más si son más pequeñitos».

A pesar de su edad reducida, la motivación es elevada. Además, se va viendo que cada año hay más interés conforme la organización de la procesión infantil se va 'profesionalizando'. «Ellos realmente están deseando participar porque yo creo que tienen la tradición muy arraigada. Me imagino que será por parte de los padres y si, además, tienen un día en el que los protagonistas son ellos, pues mejor que mejor», comenta la secretaria de la cofradía. 
El interés es tal que se llegan a dar situaciones paradójicas. «Tenemos incluso niños a cuyos padres no les gusta la Semana Santa, pero ahí los tenemos y les hacen a los padres y madres subir, bajar, llevarlos, traerlos... De todo».

Preparación. Los años y la experiencia adquirida han permitido agilizar el proceso de preparación. «Ahora está todo muy asentado porque llevamos ya varios años trabajando con la Junta de Cofradías. Antes se hacían tres reuniones por año, incluso cuatro, para la organización. Pero ahora con una reunión es suficiente porque está ya todo muy bien estructurado». De hecho, sólo falta el último trámite previo a la salida: colocar banzos y almohadillas. 

La secretaria de la Amargura reconoce que se trata de un momento muy especial para la hermandad. «Nosotros tan contentos. ¿A quién no se le cae la baba viendo a un niño disfrutar llevando a la Virgen? Es algo muy especial y ellos lo viven de una manera muy intensa. Disfrutan mucho».