Un verano teñido de fe por la juventud

Juanjo del Toro
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Más de un centenar de jóvenes de la parroquia de San Víctor y Santa Corona de Tarancón se concentran en la undécima edición del campamento Emaús

Misa de envío para el campamento organizado por los monitores en la parroquia de San Víctor y Santa Corona. - Foto: M.A.O.P.

La fe y la juventud taranconera vuelven a congregarse en la Granja Escuela La Chopera de Ugena, en la provincia de Toledo, dentro de los campamentos Emaús organizados desde hace doce años por el grupo de jóvenes de la parroquia de San Víctor y Santa Corona. Así, 108 acampados a los que hay que sumar los 70 monitores y demás voluntarios que hacen de esta edición una de las más multitudinarias junto a la del pasado año. «La involucración de los chicos va en aumento y eso lo notamos todos cada año», señala Carlos Herraiz, uno de los sacerdotes que acompañan y guían durante toda la semana a todos estos jóvenes «volcados» con su fe.

Continuar con el curso de la parroquia es el objetivo principal de esta actividad, un instrumento pastoral adaptado a los nuevos tiempos con el que pretenden, según señala, que los chavales puedan «vivir con naturalidad su fe en un entorno apropiado para ello». Unas actividades que mezclan las tradicionales y propias de cualquier campamento, con las elaboradas por la propia parroquia para fortalecer la fe de los acampados como la eucaristía diaria y la catequesis o la innovadora metodología del Life Teen para los más adolescentes. Además, el sacerdote subraya la importancia de disfrutar de un «ambiente vivo» rodeado de naturaleza con el que disfrutar en contacto directo con la tierra.

Dentro de toda la programación elaborada desde el pasado domingo, el campamento concluirá a finales de esta semana con una de las actividades «más hermosas» para Herraiz, que consiste en una misa que reúne habitualmente a cerca de 500 taranconeros en un «día de fraternidad». «Queremos resaltar la identidad parroquial como hogar de referencia desde el que poder fortalecer el sentimiento de comunidad y familia», apunta.

«Todo es por amor al arte y a Dios», subraya este religioso que agradece la labor de todo el equipo  humanitario que, desinteresadamente, contribuye en consolidar estas jornadas.

«Ya no es que no cobren, sino que aportan para intentar costear los gastos», indica emocionado el cura que anima a otros jóvenes y adolescentes del municipio y la comarca a participar en estos y otros eventos que organizan para seguir fortaleciendo una comunidad de creyentes cada vez más activa en la vida social de la localidad.

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