Paz Muro, Medalla al Mérito de Bellas Artes

Luz González Rubio
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El museo La Neomudéjar, de Madrid, acoge hasta el día 13 de noviembre la exposición titulada 'Archivo Paz Muro. La rebeldía intelectual que desborda los márgenes'

Paz Muro es una artista multidisciplinar que nació en Cuenca en la década de los años 30 y que desde muy joven tuvo vocación artística. - Foto: Museo LNM


Paz Muro es la primera mujer conquense que ha recibido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Se la concedieron en 2020 por toda su carrera artística, que comenzó en su ciudad natal y continúa en Madrid. Nació en Cuenca, en la década de 1930, en el seno de una familia liberal y culta, de ascendencia francesa, que la educó sin tanta influencia de estereotipos de género como era habitual en la España de aquella época, sobre todo en las provincias del interior.

El ambiente cosmopolita e innovador que se creó en torno al museo de arte abstracto, creado en Cuenca por Fernando Zóbel en los años sesenta, influyó en su trayectoria artística que derivó de lo pictórico a lo conceptual. Por aquellos años empezó a hacer performances, art land (arte de la tierra), y otras técnicas del arte contemporáneo, primero en nuestra ciudad y luego en Madrid, donde realizó sus estudios universitarios, y después en otras ciudades españolas y extranjeras.

Cuenca también fue determinante en su temprana vocación artística. A través de las excursiones que organizaba su madre, conoció las minas y accidentes geológicos conquenses que, según ella, fueron también decisivos. Confiesa: «[Decidí ser artista] por las rocas, por esa cosa mineral. Para mí el campo era un cuadro fuerte y vivo, los minerales especialmente. Con mi madre íbamos a una mina que descubrió mi padre y que estaba cerrada. Íbamos también a un pueblo desconocidísimo, Boniches, que era como el Cañón del Colorado en pequeño, rojo, rojo».

En las décadas de los cincuenta y sesenta formó parte del grupo de artistas de la Vanguardia Abstracta en Cuenca" junto Nacho Criado o Eusebio Sempere. Tenía formación pictórica y realizó varias obras. Uno de sus proyectos de esos años fue La mujer en la cultura actual, performances y fotografía, en colaboración con Pablo Pérez Mínguez. En la década siguiente, años 70, comenzó a realizar obras del land art, desconocido entonces por estos lares, con un marcado acento de denuncia feminista. Durante varias temporadas vivió en Marruecos, Reino Unido o Italia explorando sus trabajos en el medio escrito Flash Art, a través de los cuales interviene en el ámbito artístico internacional. 

De 1972 es su obra Libro blanco geometría de la paz, acción o happening que tuvo lugar en un colegio Mayor femenino Isabel la Católica, en el que pide a los asistentes que escriban sus opiniones sobre diversos temas. Opiniones que, de llegar a hacerse públicas, serían censuradas en el régimen dictatorial que se vivía en España. La acción finaliza quemando el libro, para evitar males mayores como la persecución política y, al mismo tiempo, denunciando la falta de libertad en que se vivía.

Una obra suya se titula Influencia cultural y nada más que cultural, de la mujer en las artes arquitectónicas, visuales y otras, en colaboración con Pablo Pérez Mínguez, que consiste en una serie de fotografías a las esculturas existentes en el espacio público madrileño con figuras femeninas. La obra denuncia el uso que el patriarcado hace del cuerpo de la mujer. No son una representación de mujeres reales, sino que utiliza las figuras femeninas como alegorías. 

Otras obras de aquellos años son Proyecto imposible de localización y Análisis de las señales de prohibición situadas en el territorio nacional.
Su obra, poco conocida en España, formó parte de la exposición Genealogías Feministas en el Arte español 1960-1970, que tuvo lugar en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, MUSAC, en 2012.En años sucesivos, también el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le ha dedicado varias exposiciones. Además, su obra ha podido verse durante varios años en los stands de la Galería Juana de Aizpuru, en la Feria de Arte, ARCO.

Durante el pasado mes de septiembre se inauguró en Madrid en la sala museo La Neomudéjar una retrospectiva de su arte titulado Archivo Paz Muro. Arte insurgente. La rebeldía intelectual que desborda los márgenes, comisionada por el crítico Francisco Brives. 

A diferencia de otros artistas contemporáneos, performers y conceptuales, Paz documenta su trabajo en películas y textos, cuya existencia ha hecho posible esta exposición, que constituye solamente un 15 % de sus trabajos. El suyo es un arte feminista con el que denuncia prejuicios y abusos de la figura femenina, por ejemplo, en la performance titulada Desposorios de Paz Muro con el arte, que además de ser una declaración de intenciones, es un testimonio de su compromiso vital con el arte.

La crítica actual destaca de su biografía que fue una mujer que se anticipó a su tiempo. Quizá por eso su obra ha pasado desapercibida por el público, mientras que ahora, con el auge del feminismo, está siendo rescatada del olvido y revalorizada.