Música y colorido. Banderas y dichos. Tradición e ilusión... todo eso y un increíble olor a pólvora inundan las calles de Valera de Abajo cada tercer fin de semana de enero para celebrar las fiestas de Moros y Cristianos, un festejo popular con más de 500 años de historia, en honor al Santo Niño y en recuerdo de los combates antiguos entre musulmanes y cristianos. Los valerosos las viven y sienten con pasión y este año, además, con mayor expectación, pues han sido las primeras en las que han gozado de un distintivo especial. Ya son una fiesta de Interés Turístico Regional.
«Este título, más que merecido, hace que nos sintamos más orgullosos si cabe de nuestras fiestas, que amamos desde niños, y es una forma de abrirnos mucho más al exterior para que las conozca mucha más gente», comenta el alcalde del municipio, Daniel Pérez Osma. Este «sello de calidad» va a servir, además, para que otras administraciones tengan a Valera de Abajo en cuenta, y es que «vamos a seguir luchando, aunque es una labor titánica, para que sean declaradas de Interés Turístico Nacional».
La distinción ha caído de forma extraordinaria entre los vecinos, y es que «algo que llevábamos muchísimo tiempo persiguiendo ya es tangible, y eso es una alegría inmensa no solo para las cofradías, sino también para todo el pueblo y para la gente que desciende de aquí».
Los Moros y Cristianos de Las Valeras es una de las tradiciones más vivaces, entusiastas, auténticas y coloridas de la región. Los valerosos se transforman en actores de una fascinante narración que mezcla historia, cultura y religión. Llenas de batallas simuladas, procesiones y eventos festivos, las fiestas se desarrollan en varias etapas que recrean diferentes aspectos de la lucha histórica. Los participantes se dividen en tropas o filas que representan tanto a los moros como a los cristianos y se visten con trajes detallados y extravagantes que recuerdan a los guerreros y nobles de la época. Se inicia con el desfile inaugural, donde todas las tropas marchan por las calles de la localidad con su indumentaria al completo, desde brillantes y coloridos trajes hasta elaborados uniformes, capas y turbantes.
Los espectáculos de música y danza son una parte integral de las celebraciones, con bandas que animan a la multitud con ritmos vibrantes y pasos que apenas descansan. Una de las partes más emocionantes es la recreación de las batallas entre los moros y los cristianos. Estos eventos teatrales son una muestra de valentía y drama, con los participantes lanzándose al combate con espadas, en un espectáculo de pólvora y estruendo. Esta fiesta también es una oportunidad para Valera de Abajo de reunirse y celebrar, ya que las calles se llenan de alegría y las casas de las personas responsables en ese año de organizar se convierten en un lugar donde descansar las tropas y disfrutar de un tentempié.