Donald Trump no deja títere con cabeza en lo que a amenazas se refiere. Lo lleva haciendo semanas con México, Panamá o Canadá... y ayer fue el turno de España, cuya relación con Washington no atraviesa su mejor momento.
Un día después de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, cargara contra el reelegido mandatario norteamericano y la «tecnocasta» de Silicon Valley que le apoya, para después felicitarle por la investidura, el nuevo inquilino de la Casa Blanca protagonizó un comentario que encendió las alarmas en Moncloa.
Durante su firma de numerosos decretos en el Despacho Oval, el magnate fue preguntado sobre la aportación de los territorios que menos aportan a la OTAN. «La de España es muy baja», sentenció el republicano, momento en el que aseguró que la nación peninsular es un miembro de los BRICS -organización multilateral que agrupa a diversas economías emergentes y que se ha constituido como un espacio internacional alternativo al G7-. En este punto, el conservador amenazó con imponer aranceles del 100% a dicho grupo, lo que, a su juicio, incluiría a España, pese a que no forma parte de dicha asociación. Las siglas provienen de sus países fundadores: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, si bien actualmente está compuesto por 11 miembros plenos, que incluyen a Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia.
A pesar de que muchos consideraron que lo de Trump fue una confusión, otros en cambio no dudaron en achacar el comentario a una advertencia directa al Gobierno de Sánchez ante su poca aportación a la Alianza estos últimos años. «Creo que España está muy por debajo. Y, sin embargo, son de los BRICS. (...) Y, si los BRICS quieren hacer eso, está bien, pero vamos a imponer al menos un arancel del cien por cien a los negocios que hagan», declaró.
Ante este error del magnate, el Ejecutivo español prefirió mantenerse al margen, eludiendo la confrontación y manteniendo que es «un socio fiable», al tiempo que insistió en que hará todo lo posible para continuar teniendo una relación estratégica con EEUU.
Es el mensaje que dio la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, quien se limitó a señalar que «evidentemente España no es un BRICS, no es un país emergente», evitando señalar si se trató o no de una confusión.
Sobre la amenaza de subir aranceles, recordó que en la última década se han duplicado los intercambios comerciales entre los dos países e insistió en que España es el «principal motor» económico de la UE, reiterando además el compromiso «absolutamente claro y firme» con la OTAN al recordar que es el octavo miembro contribuyente de los 32 que integran la Alianza.
En la misma línea se pronunció la ministra de Defensa, Margarita Robles, al subrayar desde Beirut que son «un aliado serio, fiable, responsable y comprometido».
No obstante, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, culpó directamente a Sánchez de la confusión de Trump y señaló que será ella quien se encargará «personalmente» de demostrar que España no es parte de los BRICS, ofreciendo su plena colaboración al dirigente estadounidense.
Por su parte, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Miguel Tellado, minimizó las palabras del magnate y afirmó que «lo preocupante es la percepción de que España no es fiable».