El número de perros potencialmente peligrosos se ha ralentizado de manera significativa en la capital conquense en el último año y lo que venía siendo un incremento anual constante desde 2021 ha registrado un 'frenazo en seco', tal y como confirman a La Tribuna desde el Servicio Municipal de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo.
No en vano, el censo municipal de este tipo de canes contabiliza en la actualidad un total de 180 ejemplares, 32 menos que a principios de mayo de 2023, cuando esta cifra se elevaba a 212, tal y como recogíamos en estas mismas páginas, lo que supone un descenso del 15% en un periodo de año y medio. De hecho, en estos algo más de diez meses del presente ejercicio, tan solo hay cuatro más que al cierre de 2023, cuando se llegaba a los 176.
Una tendencia que, desde el Servicio de Medio Ambiente, Sanidad y Consumo, responde al hecho de que «no deja de ser una moda», a lo que se suma «las necesidades específicas de este tipo de perros, que requieren de espacio, como por ejemplo una finca», sin dejar a un lado, tal y como recuerdan, «la mala fama que acompaña a estas razas».
La gran mayoría de los perros potencialmente peligrosos registrados en la capital son pitbull y american staffordshire terrier, aunque también hay staffordshire bull terrier y, en menor medida, rottweiler, entre otros.
La 'moda' de los perros peligrosos se frena y se reducen a 180 - Foto: Óscar SolorzanoFrente a esa ralentización del número de este tipo de canes, desde el Ayuntamiento sí se denota una mayor concienciación de la ciudadanía en torno a estos animales. Y, como ejemplo, desde el citado servicio municipal, se habla del mayor número de licencias de tenencia de perros potencialmente peligrosos que de ejemplares en sí.
No en vano, indican que «cada vez es más frecuente que se dé el caso de familias en las que varios miembros se saquen esta licencia, a pesar de que solo cuenten con un animal de estas características». En concreto, existen en la actualidad un total de 236 licencias de perros potencialmente peligrosos, una cifra muy superior a los 180 canes registrados.
En cuanto a las sanciones, se asegura que han experimentado una caída en picado, en gran parte por «esa mayor concienciación de los dueños». Algo que se ha traducido en pasar de una media de doce sanciones al año a las dos del presente ejercicio, y todas ellas leves.