La Estadística Continua de Población del INE ya constataba hace unos días la tendencia al alza de la población de la provincia de Cuenca en los últimos cinco años, después de tocar fondo en 2020.
Si bien este crecimiento demográfico no ha sido generalizado en todo el territorio conquense, más bien, todo lo contrario. Y, de hecho, éste ha tenido especial prevalencia en la capital y su área metropolitana, así como en la Manchuela y el municipio de Tarancón.
Puntos estos que han liderado, en términos absolutos, el aumento poblacional de los últimos veinte años en la provincia, mientras que comarcas como la Serranía, la Alcarria y parte de la Mancha han destacado por todo lo contrario, con una notable pérdida de habitantes, que, en términos porcentuales, en algunos casos alcanzan caídas por encima del 70%, según los últimos datos oficiales del INE.
Más población. Los mayores aumentos de población se han concentrado en gran parte de las localidades con más habitantes de la provincia, con la salvedad de nombres propios de la talla de Las Pedroñeras, la quinta más poblada, que en dos décadas ha visto reducirse su población en 401 personas y pasar de las 6.951 de 2004 a las 6.550 al cierre de 2023, última cifra oficial por municipios.
- Foto: Elaboración propiaEl crecimiento demográfico en este periodo lo ha liderado, en términos absolutos, la capital, con una subida de 5.650 vecinos desde 2005. Le han seguido Tarancón, con un incremento de 3.561 habitantes; Arcas, con 1.212;Villar de Olalla, con 419; Chillarón, con 325; y Quintanar del Rey, con 300, entre los más destacados.
Pero han logrado 'colarse' en este selecto grupo, una serie de municipios de menor tamaño, como Barajas, que ha visto crecer su número de habitantes en 222 hasta alcanzar los 1.012, o Fuentenava de Jábaga, que ha hecho lo propio al ver aumentar sus vecinos en 112 y llegar hasta los actuales 579.
Eso sí, en términos porcentuales, la mayor subida se ha registrado en la localidad de Arcas, que en los últimos 20 años ha visto multiplicar por 2,4 veces sus habitantes. También han destacado en esta línea, otros dos municipios del área metropolitana de la capital, como son Chillarón, que ha incrementado en un 73% su número de vecinos, y Villar de Olalla que ha hecho lo propio, con un 41,7% más de habitantes. Lejos de estas cifras, aunque también a resaltar, está el aumento poblacional de Tarancón, con un 28,1%, o el 13,4 de Las Valeras.
Menos población. La sangría demográfica, por otro lado, tiene tres nombres propios, sobre todo en términos absolutos, que no son otros que Belmonte, Campillo de Altobuey y Las Pedroñeras, puesto que en este periodo han experimentado una reducción en su población de 570, 420 y 401 personas, respectivamente.
Le siguen en esta singular clasificación Palomares del Campo y Huete, con un descenso de 371 vecinos, cada uno; Los Hinojosos, con una caída de 353; Villamayor de Santiago, con 336; Villarejo de Fuentes, con 331;Campos del Paraíso, con 329; y Torrejoncillo del Rey, con 331.
Eso sí, dentro de este grupo, resalta el caso de Torrejoncillo, que ha perdido un 47,6% de sus habitantes, así como el de Villarejo de Fuente, con un descenso del 45,5%, y el de Palomares, con un 40%.
Si bien, éstos no son las mayores caídas porcentuales, puesto que hay otras más altas, aunque correspondan a pueblos mucho más pequeños, como Alcohujate (72,3%); Saceda-Trasiera, con 63.2%; Campillos Sierra, con 62,3%; Lagunaseca, con 62%; El Pozuelo, con 60,2%; o Canalejas del Arroyo, con 56,4%.