El compañero más especial

Manu Reina
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'Febrero' anima, cautiva e incita cada martes a participar en juegos y actividades a los usuarios de la Residencia Sagrado Corazón de Jesús

El compañero más especial - Foto: Manu Reina

No articula palabra, pero con su sola presencia es capaz de transmitir un sinfín de mensajes y sentimientos. Es un invitado muy especial en la sala porque despierta cada martes una inmensa ilusión, energía y felicidad entre los usuarios de la Residencia Sagrado Corazón de Jesús. Es un ser canino muy adorable que ha conquistado y animado el corazón de las personas mayores de este centro. Se llama Febrero y todos quieren achucharle.

Y es que este perro es el protagonista de las terapias asistidas que se llevan a cabo en la residencia conquense cuya dependencia es de la Diputación. Febrero, cuyo nombre fue elegido tras ser encontrado sin dueño en ese mismo mes hace unos años, acude al centro cada martes acompañado de Carolina Poloniato, que es su compañera de vida y también psicóloga de Gudcan. El propósito de cada visita es «trabajar distintas funciones con los usuarios, con especial hincapié en las facetas cognitivas y sociales, además de llevar a cabo actividades físicas».

En tres cuartos de hora, las personas mayores pueden interactuar con Febrero, acariciarle y jugar con él, además de completar una serie de sesiones «muy entretenidas que gustan mucho». Es también una gran ayuda para muchos residentes nuevos que necesitan adaptarse al entorno. María del Pilar Ramírez es una usuaria que no se pierde cada cita, «porque me anima mucho participar en ellas». Además, Ramírez reconoce su «enorme amistad con Carolina» y agradece que «se lleven a cabo estas acciones porque podemos aprender mucho». 

El entusiasmo es muy elevado. De hecho, la psicóloga de Gudcan, que es la asociación promotora de la iniciativa, explica que los usuarios «siempre esperan cada martes en la puerta para ver llegar a Febrero» y detalla con emoción que «ninguno quiere perderse las terapias». Uno de los éxitos de estas sesiones terapéuticas, que se imparten de 12 a 12,45 horas, es que las acciones que se llevan a cabo las marcan los propios usuarios. El método es «elaborar un test con ellos para conocer sus gustos y preferencias, y trabajamos en base a los resultados que obtenemos». 

Interacción. Una de las propuestas que más gustan es contestar a las preguntas de Carolina, que derrocha simpatía y humildad en cada intervención. Al mismo tiempo tienen que despegar una tarjeta interactiva del chaleco que lleva puesto el propio Febrero. La dinámica es muy fácil y «permite a los usuarios activarse». Uno de esos resultados es que ellos mismos han elaborado un mural con fotografías, como muestra de agradecimiento a este ser canino tan querido. 

Esta iniciativa se viene realizando en la Residencia Sagrado Corazón de Jesús desde 2015. En estos ocho años han pasado muchos usuarios por la sala, al igual que también lo han hecho perros, pero desde los últimos tres años es Febrero quien lleva la batuta de las terapias, con la imprescindible participación de Carolina.

La diputada de Servicios Sociales, Eva García, explica que este proyecto «les hace mucho bien» porque, entre otras cosas», los usuarios «pueden agilizar la mente, comunicarse entre ellos, sentirse activos y combatir la soledad». Eva, que destaca que estas terapias son fundamentales para los mayores, inciden en que «todos los usuarios de la residencia pueden participar si así lo solicitan». 

Por su parte, la coordinadora de Servicios Sociales, María Ángeles Briones, explica que este proyecto fue «pionera y novedoso» durante sus inicios y «ahora está más extendido porque es muy beneficioso para la salud». El éxito de su desarrollo se centró en analizar las primera sesiones y comprobar sí, efectivamente, era positivo el trabajo que se hacía en la sala con la presencia de un perro. Los primeros resultados fueron clarividentes porque «mejora la sociabilidad, memoria, psícomotricidad y calidad de vida de los usuarios». Es tan beneficioso que «hay muchas personas que llevan años y años participando». 

Así, Febrero sigue despertando sonrisas, anima las mañanas y alenta a sus amigos a sentirse mucho más activos. Este perro es uno más en la residencia y desde hace tres años un compañero muy especial del que no quieren separarse nunca.