Un festín de solidaridad

Álvaro Fernández
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Los alumnos de Francés del IES La Hontanilla organizan un desayuno solidario para aprender los valores del compañerismo y la generosidad

El IES La Hontanilla vivió una mañana llena de sabores, risas y, sobre todo, solidaridad. - Foto: A.F.

En el dinámico ambiente de las aulas no todo es aprendizaje tradicional. A veces, las lecciones se transforman en iniciativas solidarias que logran involucrar a toda la comunidad educativa. Un desayuno que une, más que simplemente alimentar, fomenta el compañerismo, el trabajo en equipo y el deseo de ayudar a quienes lo necesitan. Esta actividad, más allá de un simple evento de cocina, se convierte en una forma de aprendizaje vivo, donde los estudiantes se introducen en la cultura gastronómica mientras colaboran en una causa benéfica.

El IES La Hontanilla vivió  una mañana llena de sabores, risas y, sobre todo, solidaridad. El gimnasio del centro se transformó en un colorido comedor, decorado con globos y adornos festivos, como si se tratase de una fiesta. La responsable de esta deliciosa tradición es María Luisa Merayo, profesora de Francés que, durante trece años, ha convertido la actividad en un evento lleno de significado. «Mi idea siempre ha sido involucrar a los estudiantes de una manera activa en el aprendizaje», explica. «A través de esta actividad, conseguimos que ellos aprendan sobre la gastronomía francesa, mientras practican el idioma de una forma divertida y dinámica».

El desayuno solidario, que en sus primeras ediciones era un pequeño evento con recetas típicamente francesas, ha crecido con el tiempo para incluir postres de diversas culturas. Los estudiantes no solo se encargan de preparar las recetas en clase, también de organizar la venta de entradas o la decoración. Cada año, la recaudación se destina a una causa benéfica, y este 2025, lo recaudado será enviado a los damnificados por la DANA a través de Cáritas Interparroquial.

Más de un centenar de estudiantes, desde 1º de ESO hasta 2º de Bachillerato, se involucraron, cocinando y atendiendo a los asistentes, con la colaboración de las madres que aportaron su toque personal. «Es increíble ver la implicación de los alumnos, disfrutan mucho ayudando y organizando», expresa Merayo. Entre los platos ofrecidos, los asistentes pudieron saborear auténticos crepes, quiches, croissants, y otros dulces traídos de diversas culturas, todo por solo dos euros, lo que permitió que todos participaran y disfrutaran de una jornada gastronómica multicultural mientras apoyaban una causa solidaria, y comprobaran el valor del compañerismo y más teniendo en cuenta que la recaudación total de tickets vendidos superós los 300 euros.