El alma en miniatura

Juanjo del Toro
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El artista taranconero Diego Checa plasma en un nuevo proyecto la «esencia personal» de vecinos y clientes en forma de microretratos

El artista Diego Checa, en su estudio, trabaja en una de las obras de microretratos que tanto le caracterizan. - Foto: JJ.TT.

Muchas veces los proyectos sencillos esconden las mayores dificultades, tener la capacidad de expresar emociones, actos o sentimientos que permitan trasladar a quien lo observa a un momento concreto de su vida, encierra una de las características más esenciales que tiene sobre el ser humano el arte como es la capacidad de sentir, además de remover en su interior un sentimiento tan fuere como es la nostalgia. Sin quererlo, el artista taranconero Diego Checa comenzaba con su proyecto de microretratos a despertar en aquellos amantes de la pintura todo lo anterior dicho, levantando la curiosidad tanto en vecinos de la ciudad como en clientes repartidos por toda la geografía española. 

«La esencia del microretrato es que cuando lo veas te traslade al momento exacto desde la sencillez de reflejar únicamente a la persona en el momento concreto donde estaba», explica el artista que desde su estudio realiza estas láminas desde hace algo más de cuatro años cuando a principios de 2021 plasmó por primera vez esta esencia con una retrato de su mujer y su hija. 

«La idea es que estaban viendo un atardecer donde solo se veía el sol, me di cuenta que lo bonito era la esencia que reflejaban únicamente mi mujer y mi hija», detalla Checa como punto de inflexión que le hizo embarcarse en este proyecto que reduce al máximo los diferentes detalles de una fotografía para quedarse solo en luces y sombras. También señala que el factor económico es clave para entender el impulso de microretratos, ya que esta técnica no solo permite ahorrar tiempo, sino ahorrar también costes que faciliten llevar el arte a muchos más hogares.

Con más de 130 microretratos realizados desde principios de 2021, este proyecto está teniendo cada vez más acogida entre la gente al salirse del tradicional retrato que muchas personas están acostumbradas a ver. «Es algo diferente, refleja la esencia de la acción desde una perspectiva más moderna», subraya el taranconero que acumula cientos de seguidores en las diferentes cuentas abiertas en redes sociales tanto a nivel personal, como en las enfocadas a sus proyectos artísticos generales y específicos como éste. Una belleza que protagoniza la acción realizada por la persona y que en algunas ocasiones tiene que ser fruto de la imaginación propia de las capacidades artísticas de nuestro protagonista. Además, afirma que este proyecto, aunque no se centre en la disciplina más llamativa para el artista, le sirve para varias y para acercarse a ellas con los microretratos surrealistas.

«De la evolución del primer microretrato que realicé a ahora hay mucha diferencia, vas perfilando poco a poco hasta conseguir el producto que tengo ahora mismo», reflexiona el pintor de lo que empezó como un estilo más enfocado al boceto hasta generar las actuales obras que se basan en fotografías que en principio «son robadas» a sus protagonistas. Un camino en el que el artista ha conseguido desenvolverse de forma ágil y cuya evolución hace que actualmente tarde aproximadamente medio día en realizar estas obras. «La gente lo agradece mucho, son obras que guardan mucho mimo e intimidad al mostrar actividades cotidianas que muestran el día a día de muchas familias y que remueven muchos sentimientos», explica Checa.

Un proyecto nacional. Lo que comenzó como un proyecto centrado en familiares y amigos, se fue extendiendo entre muchos vecinos de Tarancón que quedaban emocionados del trabajo realizado con sus parientes. Una mezcla a la que se añaden las redes sociales y que hicieron que los microretratos fuese a parar a diferentes hogares de la geografía española. 

«Ahora mismo hago muchas obras de gente que no conozco», confiesa el virtuoso que, aunque reconozca las dificultades que en muchas ocasiones conlleva el mundo del arte, confía en que con añadidos como la novedad y el factor económico puede funcionar entre muchas personas. «Es muy complicado vivir solo de pintar, a mí es lo que me llena, pero soy consciente de las circunstancias», afirma el pintor, que añade este nuevo proyecto a sus múltiples disciplinas que desarrolla en su estudio donde también juega con el diseño y el estilo de pintura que considera su esencia como es el 'neocostumbrismo'. Una esencia personal en la que muestra las tradiciones y las costumbres con un tinte cubista y en la que el artista confiesa sentirse «totalmente libre».

Proyectos como el de La Fábrica de Azulejos o el reciente cuadro dedicado al centenario de la Agrupación Musical de Nuestra Señora de Riánsares son la antítesis de los microretratos por la dificultad de su realización, pero a la vez guardan la semejanza de 'captar la esencia', una desde la perspectiva sencilla de la persona, y otra desde el lado complejo de reflejar costumbres, tradiciones e historia. 

Una trayectoria que hace del virtuoso vecino de Tarancón ser un conocido entre las nuevas tendencias que tiene el arte en estos nuevos tiempos y que incluso hizo que su obra fuese proyectada en la Gran Vía madrileña. Con arduo trabajo y dedicación centrada en la captación de la esencia de la persona.

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