La Navidad ha vuelto a no defraudar y el sector hostelero ha salvado la temporada con nota, a pesar de que las condiciones iniciales no eran, precisamente, las más idóneas con una escalada de precios que incrementaba de manera notable los costes de producción y, por lo tanto, reducía a priori el margen de beneficios ante la apuesta por no subir el precio final en la misma proporción que la inflación para mantener su competitividad.
Aun así, al final, «unas buenas navidades para los hosteleros conquenses», tal y como subraya el secretario de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo (APHT) de Cuenca, Diego López, quien apunta que se ha registrado un consumo interno importante durante estas fiestas, no sólo con numerosas comidas y cenas de amigos, compañeros y familiares, propias de estas fechas, sino también con una actividad diaria considerable, especialmente los días más señalados.
Este mayor volumen de negocio durante las navidades ha permitido, en palabras de López, paliar en parte esa reducción de los beneficios como resultado de la inflación, especialmente de los alimentos y las bebidas, que había incrementado de manera notoria los costes de producción en bares y restaurantes.
Eso sí, aclara que este importante incremento del consumo no ha permitido, ni por asomo, alcanzar la rentabilidad que se hubiera conseguido en unas condiciones con un nivel de precios normal.
Para la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, no obstante, estas navidades han resultado muy similares a las del año pasado, tras la pandemia y el regreso a la normalidad; es decir, «bastante satisfactorias y con un nivel de consumo bastante aceptable».
Sector hotelero. El sector hotelero conquense no puede decir lo mismo. Y es que, tal y como pone de manifiesto el secretario de la APHT, la Navidad no es una época muy propicia para este tipo de establecimientos, sobre todo, porque la gran mayoría de los desplazamientos que se producen en estas fechas son para reencontrarse con la familia.
Una circunstancia que, a falta de datos oficiales, se ha traducido en una discreta ocupación durante estas fiestas, aunque, según López, las cosas parecen estar cambiando.
Y es que, tal y como recalca, desde hace unos años se viene notando una tendencia a reservar algunos días de estas fechas para viajar y hospedarse en hoteles, especialmente en Nochevieja, con el objeto de vivir de manera diferente unas fiestas tan especiales.
Una tendencia de la que tampoco se escapan los alojamientos rurales, puesto que «cada vez son más los grupos de amigos que se juntan en una casa rural para despedir el año». Por lo tanto, los hoteleros no pierden la esperanza de que la Navidad se convierta paulatinamente en una buena época para el sector y puedan alcanzar una buena ocupación.
Previsiones. Después de la frenética actividad durante las navidades, los bares y restaurantes conquenses bajan las revoluciones y se preparan para afrontar dos meses, enero y febrero, un tanto difíciles. Y es que todos los arranques de año no suelen ser buenos para los negocios.
Los excesos durante las navidades suelen pasar factura a los bolsillos de los ciudadanos y, por supuesto, eso se hace notar en la afluencia a este tipo de establecimientos, que ven caer de manera estrepitosa la actividad y el consumo.
Un escenario éste que es el que espera la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo para las próximas semanas.
De hecho, tal y como apunta su secretario provincial, no son pocos los establecimientos hosteleros que aprovechan estas fechas de capa caída para cerrar unos días y dar un merecido descanso a la plantilla, después de una intensa temporada navideña, que, por cierto, cada vez se prolonga más en el tiempo al comenzar la actividad, incluso, a mediados de noviembre.
Dos meses flojos que también se dan en otro sector muy relacionado, el hotelero, que ve cómo en las primeras semanas del año los niveles de ocupación descienden notoriamente, hasta el punto que algunos de ellos llegan a cerrar temporalmente sus puertas durante un par de meses.
Con este panorama, no es de extrañar que los sectores hostelero y turístico vean con muy buenos ojos que este año se adelante unos días la Semana Santa y se vaya a celebrar del 24 al 31 de marzo, mientras que en 2023 se desarrolló del 2 al 9 de abril.
Al fin y al cabo, se adelanta nueve días y, por lo tanto, según subraya López, se acorta este periodo inicial de baja actividad y escasez volumen de negocio.