Los termómetros coquetean con los 40 grados centígrados. Una temperatura elevada como para sudar la gota gorda, vamos. Pero no supone un impedimento para que los turistas sigan llegando a la capital, ilusionados con disfrutar de sus bondades turísticas. Las Casas Colgadas, la Catedral o el puente de San Pablo, entre otros tesoros, siguen captando la atención de ciudadanos de variadas procedencias. Esa es, precisamente, la fortaleza que tiene Cuenca, que es capaz de resistir e incluso a hacer frente a destinos de playa, que suelen ser la tendencia y preferencia en este periodo estival. De hecho, el flujo de visitantes continúa de manera notable por las calles y plazas de la ciudad.
Sara Valls y Carma Artola llegaron a Cuenca ayer mismo desde Barcelona. La primera de ellas apunta que «el puente de San Pablo y las Casas Colgadas son increíbles». De hecho, «me han llamado mucho la atención». Es la primera vez que camina por la ciudad y las primeras sensaciones son «muy buenas» porque estamos en lugar «diferente y muy bonito». Pero es imposible despegarse del calor. Su compañera, Carma, habla en la misma línea y, en cuanto es posible, abre su paraguas para «evitar la radicación directa del sol». Lleva en su bolso «una botella de agua fría para beber de vez en cuando». También «buscamos la sombra para descansar o para movernos de un sitio para otro».
Jesús Unzueta también se refugia en aquellos espacios donde el sol no penetra. «Viene muy bien para tomar un descanso, ya que no podemos estar expuestos al sol a todas horas». También llegó a la capital ayer y pasará dos días junto a su pareja, Lourdes Ajuriaguerra. Los dos proceden de Vizcaya y vivirán su visita «con mucha expectación, porque queremos ver muchas cosas», aunque ella ha vuelto «después de 30 años». «Es un destino que siempre me ha gustado», añade. Ahora es el momento de que Jesús pueda «disfrutar de esta maravillosa ciudad».
Turistas bajo la canículaPero no son los únicos que vienen desde otras comunidades autónomas. Gloria Nieto y Vicente Vallcanera, junto a su pequeño Adrián, pasarán cuatro días en la ciudad. Llegaron ayer y su estancia se prolongará hasta el domingo. Ambos coinciden en que han elegido Cuenca porque «vamos buscando un destino donde no haya tanta humedad». Justo, todo lo contrario de los conquenses. Gloria y Vicente han dejado Valencia por unos días para «aprovechar las vistas de esta ciudad medieval y todas las oportunidades que ofrece». Otra de las razones de fijar en el mapa esta tierra es «la cercanía que hay». En apenas dos horas se han plantado aquí. Pero no solo visitarán la capital, sino que también «iremos a ver la Ciudad Encantada y el Nacimiento del Río Cuervo, como mínimo».
Ojo, también llegan desde otros lugares de la región. Paula García y Leo Calero, ambos naturales de Villarrobledo, buscan en Cuenca «una escapada rápida de un día para ver las cosas principales». Paula, con abanico en manos, subraya que «me gusta mucho, especialmente sus casas en general, porque son distintas». Por su parte, Leo está tan encantado que tiene claro que «recomendaría visitarla, ya que es todo muy bonito y merece la pena». Eso sí, a ambos «no nos importa el calor que hace».
Está claro que el calor no frena el turismo y Cuenca sigue recibiendo turistas cada día. Ni las altas temperaturas van a hacer que se siga disfrutando de sus bondades.