25 años sin el enconquensado Pedro de Lorenzo

Óscar Martínez Pérez
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25 años sin el enconquensado Pedro de Lorenzo

Hace 25 años que falleció el cacereño Pedro de Lorenzo; sin duda, uno de los más destacados enconquensados que Cuenca y su territorio tuvo la suerte de imantarle al alma y al ser conquense. Pedro de Lorenzo fue novelista y poeta, ensayista y periodista de raza de larga e intensa trayectoria, además de ensayista y un hombre de excepcionales virtudes humanas y literarias.

De Lorenzo, a mediados del pasado siglo, fue profesor de Estilo en la Escuela de Periodismo de Madrid (entre sus alumnos y discípulos más aventajados estuvo el periodista y escritor conquense Florencio Martínez Ruiz, que con el tiempo prologaría uno de los tomos de las obras completas de De Lorenzo, además de unirles una profunda amistad compartida en la redacción madrileña del diario ABC) y es en esa época cuando se enamoró de Cuenca con una extrema vinculación literaria. 

En las vacaciones veraniegas (1956/57) se instalaría en un hocino de la hoz del Huécar, donde comenzó a escribir sobre Cuenca y sus gentes, constató sus antecedentes conquenses, como el de un antepasado que murió defendiendo la ciudad de la carlistada y está enterrado en el  cementerio de San Isidro, o un paisano de su pueblo cacereño, el obispo de Cuenca Sebastián Flores Pavón y otro, Petrus Laurencius (Pedro de Lorenzo), con lápida en la catedral conquense. También disfrutó de su estancia en la Posada de San José durante varias semanas invitado por Fidel García Berlanga.

Pedro de Lorenzo, siempre amigo de Federico Muelas, tuvo gran generosidad con los jóvenes periodistas conquenses abriéndoles las páginas de los diarios y agencias informativas en las que ejercía su dirección o colaboración. Florencio Martínez Ruiz, gran conocedor y divulgador de su obra, en general y de su fervor por lo conquense, en particular, escribió en su libro Cuenca y los enconquensados que «Pedro de Lorenzo fue dos veces pregonero de la Semana Santa de Cuenca, morador insistente de nuestros hocinos por algunas temporadas y visitante de excepción en los grandes movimientos cívicos. Si exceptuamos a Luis Martínez Kleiser por los años 20 y 30 y César González Ruano por los años 50 y 60, nadie ha escrito más artículos en nuestro favor, en la prensa española. No menos de veinte excepcionales ensayos y reportajes, publicados en Blanco y Negro y en ABC salieron de su pluma».

En los fervorosos textos conquenses del cacereño aparecen temas de la Semana Santa, como el Miserere o los ríos de Cuenca, que serían narrados en la radio y en la televisión con guiones de don Pedro. 

Su pasión por las tierras de Cuenca lo llevó al Belmonte de Fray Luis de León, de quien escribió un gran ensayo que fue premiado y luego publicado en libro, participando en el acto de homenaje al Agustino de Belmonte con la presencia de Fraga Iribarne. Fue nombrado Académico de Honor de la academia conquense participando en un homenaje al conquistador Alonso de Ojeda.

Relicario de Cuenca. Nuestro enconquensado recordó siempre cuándo llegó por primera vez a nuestra ciudad, en el verano, recordando cómo Cuenca se convirtió en un hallazgo para él además de inspirarle para escribir su mejor prosa con bandera de Cuenca y hacerle realmente sentir en sus señas de identidad como un ilustre conquense.

Son varios los libros en los que el periodista, con su genial y rica prosa, relata de forma excelsa, temáticas conquenses, pero su gran contribución, para nosotros, fue Relicario de Cuenca, en palabras de Martínez Ruiz, «auténtica Summa de su amor a nuestra historia que, en buena parte, era la suya. A sus páginas hay que acercarse como lectores demorados para poder paladear sus opiniones punzantes, aceradas e insólitas, propias de un escritor al que un estilo personalísimo le distancia oportunamente de la garrulería. Una señal de amor, pero también una señal de perspicacia contiene una de las partes de este libro: el Capítulo del hijo en Cuenca».