«Al humor no hay que ponerle límites, hay que ponerle sentido»

José Luis Enríquez
-

El popular monologuista vallisoletano llega este jueves al Teatro Auditorio con 'La Nueva Normalidad', un espectáculo en el que tira de humor blanco para resumir de manera cómica lo que ha ocurrido a raíz de la pandemia

Álex Clavero en un momento del espectáculo 'La Nueva Normalidad' - Foto: Leo López

Álex Clavero abre la temporada de invierno del Teatro Auditorio con un espectáculo el que se plantea como objetivo que «cada 30 segundos haya risa». Este humorista vallisoletano lleva más de veinte años sobre los escenarios y llega a Cuenca este jueves (20,30 horas) con La Nueva Normalidad, un monólogo en el que explica cómo ha cambiado el mundo tras la pandemia y que sirve de ejemplo de que con sentido se pueda hace humor de todo. 

¿Te imaginabas en 2020, durante la pandemia que ibas a recorrer los escenarios hablando de La Nueva Normalidad?

Bueno, la verdad que lo imaginé y por eso luego lo hice. Pero una de las cosas que digo en el espectáculo es un poco eso, que yo pensaba que si salimos de esta, voy a hacer un espectáculo de comedia sobre esto. Pensé también que todo el mundo lo iba a hacer y luego no lo hizo nadie. Nadie va a recordar que hemos salido a aplaudir a la misma hora, ni nadie va a recordar que nos han vuelto a decir que no puedes volver a salir de casa, con la edad que tienes, como si fueran tus padres en la adolescencia. Son cosas tan surrealistas que yo no quería dejar pasar y quería hacer un espectáculo. ¿Qué pasó? Que pensé que con el paso del tiempo, eso se iba a perder, se iba a desgastar el espectáculo, y todo lo contrario, está cogiendo mucha más fuerza porque tiene mucho más sentido lo que vamos a contar.

¿Qué va a ver el público conquense? ¿Lo vas a sorprender?

Bueno, yo creo que sí. Creo que les va a encantar el espectáculo y lo digo bajo el compromiso que tengo de hacerte reír cada 30 segundos. Creo que a todos los que vayan, acompañando a la persona que les ha convencido, pero que a mí no me conocen y van por acompañar, les gustará. Voy a darlo todo para metérmelos en el bolsillo y que todo el mundo pueda disfrutar. De verdad que yo estoy muy orgulloso de La Nueva Normalidad. Está mal que yo lo diga, pero estoy muy orgulloso de este espectáculo, que tiene muchísimo trabajo. Ha quedado un espectáculo redondo, del cual estoy muy orgulloso. Este va a ser su último año y tengo que intentar llegar a todas las provincias, y me quedan pocas, para que nadie se lo pierda. Cuenca no iba a ser menos.

El boca a boca está ayudando el espectáculo porque está funcionando muy bien, ¿no?

Sí. Yo siempre he vivido mucho de eso. No soy una persona famosa, no me considero famoso y siempre he vivido de intentar hacer un espectáculo, que la gente lo recomiende y bueno, la verdad que me lo he currado bastante. El espectáculo está muy trabajado, te puede gustar o no, pero está muy trabajado y mi reto era que cada 30 segundos hubiera una risa. La Nueva Normalidad tiene una tesis muy buena, tiene una profundidad que no solo es hablar de la pandemia, sino hablar un poco de si estamos valorando la vida.

Incides en que es un espectáculo muy trabajado, o sea que no es una cosa que surge, porque muchas veces se piensa 'este se sube un escenario y cuenta lo suyo'…

Sí, este sí. Ya te digo yo que sí. Todo está muy trabajado, desde la música que hay en la previa al espectáculo que suena. Es una playlist en la que cada canción tiene un porqué y que está relacionado con lo que vivimos y un poco también con el miedo a una fuerza superior a la que no podemos hacerle frente. Todo, hasta las canciones están pensadas. Todo tiene que ver.

¿Por ejemplo, qué canciones suenan? Bueno, imagino que el Dúo Dinámico seguro…

El show empieza con el Waiting on a war, de Foo Fighters, que es esperando una guerra. Y te voy a contar la historia, que el show no la cuenta y es muy bonita. Foo Fighters, que es el grupo de Dave Grohl, que era el batería de Nirvana, contó en una entrevista que leí justo antes de la pandemia, que llevando un día a su hija al colegio, en el coche, le preguntó: ¿Papá, va a haber guerra? Y él le dijo que por qué lo preguntaba y a qué venía eso. A lo que la niña le dijo: "No sé, parece que va a haber guerra". Y eso me hizo pensar. Él hizo esa canción que se llama Waiting on a war, esperando una guerra, porque quizá estamos transmitiendo a los niños que da la sensación de que en cualquier momento va a ocurrir algo muy gordo. Y justo, fue leer eso, y llegar a la pandemia. Entonces, quizás sí que vivimos esperando una guerra constantemente.

¿En este espectáculo hay mucho de improvisación? ¿Es un monólogo típico? ¿La gente interactúa?

Siempre intento hacer algo de improvisación al principio con la ciudad en la que estoy, pero lo de interactuar, no. Aquí hablo yo, aquí hablo yo. Esto de la moda del cómico que habla con el público me parece estupendo, pero aquí hablo yo. Para eso me lo he preparado y me lo he currado. Y para eso paga el público disfrutando sin que te pida yo que tengas que hacer nada. Yo sí que interactuaré dependiendo lo que suceda y hay partes de improvisación, pero no como un plan.

En estos tiempos en los que también se tiene la piel tan fina en muchas cosas ofreces un espectáculo de humor sobre la pandemia. ¿No sé si te lo pensaste dos veces antes, incluso a la hora de poner el título?

Me lo pienso dos veces y no me lo pienso ninguna. Es decir, no solo con este espectáculo, sino con cada línea y con cada monólogo que hago. Tienes que darle una vuelta porque ya sabes que todo el mundo va a protestar… Entonces lo que no podemos es dejar de hablar las cosas, no podemos dejar de reír, dejar de hacer chistes. Nadie, a día de hoy, quiere que hagas el chiste con él, ni con su pueblo ni con tu país. Ni con su trabajo ni con su gremio. ¿Entonces, con quién hacemos los chistes? ¿Es que siempre con los franceses? No puede ser. Tenemos que tener un poco de sentido del humor y un poco de nivel para saber reírnos de nosotros mismos, y para sacar el humor de donde lo haya, porque muchas veces no tenemos otra opción más que reírnos.

Se puede hacer humor de todo. ¿La cuestión es cómo se hace?

Sí, yo tengo una frase que me mola porque es mía y la he acuñado yo. Creo que al humor no hay que ponerle límites, hay que ponerle sentido. Hay que ponerle sentido del humor. Primero, debes tener sentido del humor. Si no lo tienes es muy difícil. Tienes que poner de tu parte, tiene que haber sentido del humor. Con el humor tienes que saber reírte de ti mismo, tienes que saber reírte de las cosas. Poner un poco de tu parte y luego tiene que ver un sentido común. Por eso digo que hay que poner sentido. El sentido común. ¿Se pueden hacer chistes en un tanatorio? Por supuesto, pero hay que elegir el momento, la persona… Muchas veces en ese tanatorio es necesario un chiste para desahogar la atención, pero si ha fallecido un niño y vienes a hacer un chiste te 'arranco' la cabeza.

 Imagino que claro, eso también lo llevas a ti mismo y eres el primero que te ríes de ti mismo, ¿no?

Lo intento. No creas que soy la persona que tiene más sentido del humor del mundo, pero sí, lo intento. Porque creo que debe ser así, o sea, de todos los de todos los cabreos que te coges y lo serio que eres, lo digno que eres y que a todos nos pasa, yo intento que no sea así y muchas veces lo consigo. A veces no, pero intento que sea así. Hay que reírse de sí mismo, chico, tienes que ser la víctima del chiste y no pasa nada

¿Con el tiempo que llevas, casi dos décadas, los chistes caducan? Hay chistes que funcionan en un tiempo y que en otro no de pronto.

Totalmente.  Si yo fui a Cuenca a actuar hace 15 años o 20 años, lo que conté entonces, el 95 por ciento no podría contarlo a día de hoy. Tengo fama de ser un cómico de humor blanco, pero las cosas ya no son iguales, la mención del tono que teníamos al hablar de ciertos temas ya no es el mismo, el encuadre ya no es el mismo, la perspectiva. O sea, que genial porque estamos evolucionando en un montón de temas con respecto al género, a los animales… Yo creo que todos en algún momento hemos hecho chistes que ahora, a día de hoy, no se podrían contar.

¿En estos tiempos de redes sociales, con twitter y demás, ser monologuista es una profesión de riesgo?

Estás muy mirado, pero, por otro lado, hay una oferta de comedia brutal y que llenan los teatros. Ahí hay para todos. Hay un exceso de comedia y hay para todos. Es decir, la gente puede criticar mucho a los cómicos y a toda la gente que está haciendo humor por internet y tú puedes criticar lo que quieras, pero la gente luego lo demanda. Es decir, es una profesión de riesgo, pero muy estamos agradecidos. Es una profesión que tiene sentido y el humor también tiene que jugar a eso un poco. 

¿Cómo es esa sensación de hacer reír a gente que no conoces cuando te subes a un escenario?

Del primer día que hice un monólogo sí que tengo el recuerdo de la sensación de hacer reír a gente y que no conocía hasta entonces. Me presenté a concurso porque me apuntaron los colegas porque yo contaba unas historias que les hacía reír. Pero hasta entonces yo solo había hecho reír a gente conocida. Y sí que  recuerdo la primera vez de la maravillosa sensación de hacer reír a la gente que no me conocía. Se me tuvo que notar en la cara de tonto que puse de 'Ah, que se están riendo'. Fue toda una sorpresa y la sensación es maravillosa, la verdad.

¿En tu vida privada te crea presión? Lo pregunto porque muchas veces parece que el cómico va a un supermercado lo reconocen y la gente espera que cuente un chiste…

Sí y no. No me mete presión, pero si es verdad que, en ciertos momentos, tú eres el humorista. No sé si es por ser humorista o por la propia naturaleza de como soy- Si es algo que se presupone festivo, pues ahí intervienes tú. Creo que es más por propia naturaleza de cómo soy yo, por animar el cotarro. También soy monitor y coordinador de tiempo libre. Siempre me he dedicado a estar con chavales y hacer actividades de lúdicas y festivas. O sea, que yo creo que va un poco en mí, pero sí en otras un poco. Por otro lado, pues sí. Hay y momentos en los que no toca y viene la gente diciendo que cuentes un chiste. Pues al final tienes que dar un poco la talla porque es normal, es tu curro.