Emiliano García-Page dijo ayer en la Encomienda de Cervera que el espanto a las empresas que huyeron de Cataluña lo causaron los autores del procés. Se quedó corto el presidente de Castilla-La Mancha porque los indepes procuran espanto a todos, como ha quedado en evidencia estos últimos días con el mercadeo entablado entre unos y otros a cuenta de las votaciones de los decretos en el Congreso. Al final, la podemicie ha cobrado su impuesto a Yolanda Díaz, que a media tarde lloraba con Julia Otero igual que Boabdil el Chico tras la pérdida de Granada. Los demás decretos se lanzaron al aire para ver cómo caían. Después de varios empates y una prórroga vieron la luz algunos o no, que diría Rajoy. Digamos que el trilerismo ya se ha impuesto como forma de gobierno y hay que mirar dos veces los papeles, la radio y la tele para saber las cosas. Esto es un espanto, se mire como se mire.
Espantar viene de pavor, miedo, temor. Puigdemont parece un espantapájaros puesto en mitad de la era para que no se coman la cosecha payesa de la amnistía. Sánchez la da por decreto y la blinda, pues lo mismo le da una gorra que un sombrero. El problema de Pedro es espantoso, pues tiene un ego a la altura del flequillo de Puchi y así van las cosas. El Financial Times coloca a Sánchez en el Consejo de Europa, a la par que Draghi. El artículo ha pasado inadvertido, pero podría tener más miga y chicha de lo que parece. Igual el presidente del gobierno ya se está buscando una salida, viendo las incomodidades de la política doméstica y pretende alquilar un piso trastero en Bruselas. Tampoco sería mala idea. El FT asegura que el plan de Charles Michel de renunciar anticipadamente a su cargo como presidente del Consejo Europeo ha impulsado las negociaciones sobre los principales puestos de la Unión Europea. Y ahí es donde entran Pedro, Draghi y el primer ministro danés. Patada hacia arriba y a otra cosa, mariposa.
El espanto que causa la política nacional con el mercachifle de los indepes y las ideas de bombero estomaga al ciudadano. Ahora hay que multar a las empresas que se fueron en su día y no quieren volver. El problema es que hay alguien que les compra ese discurso. El nivel político parlamentario es ínfimo y la tostada recuerda a otros momentos indigestos como la Primera República o los estertores de la Segunda, cuando los catalanes se bajaron del barco para disgusto de Azaña y el resto de mandatarios. Hoy se bajan del barco progresista unos pocos y dejan a la deriva el gobierno otros cuantos. El caso es que no salen las cuentas y hay que acudir al VAR telemático también en el Congreso. Cómo estarán las cosas que se vota en el Senado y con el mando a distancia.
El espanto lo causa el partidismo y el dislate al que concurren unos y otros, cada uno luchando por lo suyito. Yolandinha se ha cambiado el pañuelo de bimba y lola por otro negro de luto. Las mechas se han decolorado y vuelto grises, a la sombra de una coleta a cobro revertido. Tiene las puntas quemadas. Así cómo no vamos a aplaudir al Rey cuando vuelve de Arabia. Qué tiempos aquellos en que nos daba las buenas noches con el despedida y cierre. A eso estamos abocados en España. Al cierre y al espanto, si Europa o alguien no lo remedia.