Escuela de padres y madres

A.A.
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Las Aulas de Familia suponen la primera línea de apoyo ante los desafíos de la educación de los hijos e hijas en materias como redes sociales, sexualidad o adicciones

Asistentes al taller celebrado en el instituto Pedro Mercedes sobre educación emocional con adolescentes - Foto: Reyes Martínez

Las Aulas de Familia son la primera línea de apoyo a padres y madres ante los desafíos de la educación de sus hijos e hijas, teniendo en cuenta el momento evolutivo en que se encuentran. Se trata de un recurso de la Consejería de Bienestar Social incluido en el Plan de Infancia y Familia. Su mecánica de trabajo está basada en encuentros grupales mantenidos en centros docentes y en sus propios locales, ubicados en la Avenida República Argentina de la capital conquense.

Nacieron en el año 2016 y desde entonces han ido incrementando su implantación y amoldándose a las necesidades de la población. Marina Fernández, trabajadora social encargada junto a Marta Chico del servicio en Cuenca, explica que «abordamos diferentes temas que están relacionados con la crianza y la educación de los niños dependiendo del desarrollo evolutivo de la familia. Diferenciamos entre primera infancia, infancia y adolescencia. El objetivo general es fomentar las competencias parentales».

La flexibilidad es una de las características principales a la hora de poner en práctica una metodología que trata de evitar clichés y 'fórmulas mágicas' que no existen. «La principal tarea que tenemos todas las familias es el cuidado de nuestros hijos. Tenemos que ser flexibles y ser capaces de adaptarnos y amoldarnos a las diferentes necesidades que van teniendo los niños». Así, destaca que «los niños van creciendo, van desarrollándose y van teniendo necesidades. Y cada uno es diferente».

Las materias abordadas, en función de la citada flexibilidad, «dependen del momento evolutivo de la familia». Así, en Primera Infancia una de las 'asignaturas' prioritarias es el control de la gestión de las emociones. «Cómo manejamos la rabieta, los celos...El sueño, la alimentación... son como grandes bloques que son característicos de estos primeros años». En la etapa de la infancia, entre los 6 y los 12 años, «ofrecemos a nuestros hijos herramientas para la autogestión emocional y la gestión de las nuevas tecnologías porque en estas edades ya empiezan a ser parte importante de su vida. Trabajamos autoestima, habilidades sociales y la comunicación, que es la base de cualquier interacción social».

En tercer lugar, figura el bloque relacionado con la adolescencia, a partir de los 13 años, que es el más demandado «ya que es donde los padres se muestran mucho más preocupados y necesitan más apoyo». Para afrontar con las mejores garantías esta fase vital, «abordamos el tema de las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta que los padres tenemos que tomar conciencia de que, al final, es una parte más de su socialización y tenemos que seguir controlando y supervisando su uso». Otra de las materias prioritarias es la educación afectivo-sexual, «que seamos los padres los que informemos a nuestros hijos y no sea, ni Google, ni amigos, ni la pornografía. Educación emocional, prevención de drogas, embarazos y adicciones, así como prevención de conductas de riesgo son otros de los asuntos tratados "ya que está habiendo un aumento en conductas autolesivas, retos virales... que tienen consecuencias en la salud de los adolescentes llegando incluso al suicidio».

Demandas. La acogida por parte de los progenitores resulta irregular en función de las diferentes épocas del año. «Hay meses que tenemos buena acogida y otros meses un poquito menos. El tema de la infancia, el segundo bloque, tiene menos participación. El tema de la adolescencia es el que más participación tiene, es al que suelen responder mejor los padres».

Marina apunta que uno de los temas más demandados últimamente es el de las nuevas tecnologías. «Hay preocupación con el uso y el abuso de las nuevas tecnologías. Cómo poner normas y límites a todo eso. Esa preocupación empieza ya en la infancia, pero se acrecienta muchísimo en la adolescencia. Los padres sienten que pierden el control. Hay que tener en cuenta que nosotros somos analfabetos digitales y ellos son ellos han nacido con las nuevas tecnologías en la mano».

La trabajadora social pone de relieve que «la tarea más importante que tenemos es la de ser padres o madres. Vamos con el argumento de que a mí nadie me ha enseñado, que conmigo le hicieron así... pero hoy la ciencia nos está dando muchos datos que nos están revelando muchas formas de actuar de manera positiva y que tienen un impacto mejor en el desarrollo de los niños».

Los próximos talleres están dirigidos a padres y madres con hijos e hijas de 6 a 12 años y tendrán lugar en marzo los días 4 (Inteligencia Emocional), 11  (Uso y Supervisión de Nuevas Tecnologías), 18 (Autoestima y Asertividad) para finalizar el 25 (Comunicación Familiar).

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