«La gente, por suerte, está volviendo a mirar al cielo»

José Luis Enríquez
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El astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha subraya el salto exponencial de la tecnología que permite "que veamos un universo que desconocíamos" y explica la necesidad del ser humano de viajar a la Luna y a Marte

José María Sánchez, en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha - Foto: Reyes Martínez

La inquietud del conocimiento sacudió desde niño a José María Sánchez (Cuenca, 1970). Cuando vio Saturno por primera vez a través de un telescopio en Villares del Saz, su pueblo, quedó tan deslumbrado que encontró su vocación, aunque entonces ni siquiera sabía ponerle nombre: astrónomo. Sánchez es de las personas que disfruta de su trabajo. Se nota por la pasión y el empeño didáctico que derrocha en esta entrevista al hablar tanto de su labor en el museo como de los misterios del universo. Es el astrónomo del Museo de la Ciencias desde hace 25 años y pese a la rutina diaria no deja de mirar al cielo.

Ser astrónomo suena romántico, pero la realidad es distinta, ¿no?
Una cosa es la astronomía de toda la vida, la de la observación y estar con el telescopio, y otra cosa es llevar el área de astronomía  dentro de un museo de ciencias. Al final, lleva más porque al ser un centro que no es muy grande no sólo se trabaja en astronomía sino que se trabaja con el gabinete didáctico, en exposiciones, en nuevos contenidos, etc. Lleva mucho trabajo de oficina, de estar delante del ordenador, y lo romántico, que es estar con el telescopio es casi lo que menos haces. Puntualmente sales con el telescopio, hacemos observaciones solares y  actividades en el planetario para enseñar el cielo a la gente, pero eso puede ser un cinco o un diez por ciento del trabajo que realmente llevas detrás.

¿Cual es la rutina de un astrónomo en el Museo de las Ciencias?
En primer lugar mantener el funcionamiento de todos los equipos junto con el resto del equipo de trabajo. Y luego, en el día a día, colaborar con otros planetarios de España en hacer coproducciones. Una producción propia con un equipo en el que en el área técnica solo estoy yo es difícil producir, pero sí que hacemos coproducciones. De hecho, somos de los pocos planetarios de España que producen. La última producción que se hizo en España fue de Cuenca y Pamplona. 

José María Sánchez en una de las salas del Museo de las Ciencias dedicadas al espacioJosé María Sánchez en una de las salas del Museo de las Ciencias dedicadas al espacio - Foto: Reyes Martínez

¿Cuántos planetarios de este tipo hay en España?
De tamaño medio grande hay quince en funcionamiento. Luego hay muchos pequeños, disgregados en centros, hay pequeñas aulas de astronomía, pero lo que es un planetario propio con un tamaño grande  e insertado en un centro hay quince. 

El Museo de las Ciencias celebra su 25 aniversario. ¿Qué supone?
Si miramos atrás se ha hecho mucho en muchas áreas de la ciencia. Ademas se ha trabajado también en potenciar la lectura, la pintura, la fotografía. Es decir, es un museo interdisciplinar no sólo con las áreas científicas, sino también con las humanidades. La astronomía viene de la cultura grecorromana y poco a poco se convirtió en ciencia, con lo cual el museo está abierto a que transversalmente se toquen disciplinas no solo científicas, sino también del área de humanidades. Hemos colaborado con colectivos de la ciudad y a nivel nacional e internacional con la Agencia Espacial Europea, el Centro de Astrobiología, el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales, etc.

¿Qué está previsto hasta final de año por el 25 aniversario?
En primer lugar, se está terminando un exposición retrospectiva de estos 25 años en la con cosas propias que se han trabajado en el museo y que se van a mostrar en una sala de exposiciones que se está recuperando. Será la sala 25 Aniversario. Lo potente de esa sala, y que le dará mucha afluencia, será una exposición que se desarrollará desde noviembre, durante cuatro meses con el título de Ciencia en Star Wars. Es una exposición con piezas de Lego a gran tamaño, que viene acompañada por una panelaje con información de la ciencia que hay dentro de esos planetas. Todo lo que se muestra en esas películas lo mezclamos con Lego, que atrae mucho. Será un cierre muy potente del 25 aniversario.

¿Cómo se ve el cielo en Cuenca?
Si nos vamos hasta la Serranía, que tiene la certificación Starlight, puede que sea una de las mayores extensiones de cielo negro de toda Europa. Un cielo oscuro que no tiene nada que envidiar por ejemplo a La Palma, que es donde están los grandes telescopios como el del Observatorio del El Roque de los Muchachos, salvo por la altitud. Tenemos unos cielos negros. Además, la despoblación facilita que no haya contaminación lumínica.

¿Hasta qué punto son importantes las certificaciones Starlight para atraer el interés de la gente y potenciar actividades relacionadas?
Se está viendo que aumentan las empresas que incluyen la astronomía para completar su oferta. Por ejemplo, meten astronomía cuando hacen jornada micológicas, rutas geológicas  o biológicas. Aparte de los veranos astronómicos, que haya telescopios por la provincia, con casi una veintena de actividades entre junio y agosto, también atrae. Es un producto que se está potenciando porque la gente nos lo pide y, por suerte, está volviendo a mirar al cielo.

También se mira al cielo desde la plaza de la Torre de Mangana, con actividades como las observaciones solares…
Sí. A pesar de las limitaciones que tiene la ciudad en cuanto a contaminación lumínica, buscamos elementos como el sol, donde nos da igual la contaminación lumínica. La observación solar desde dentro de la ciudad no es diferente a hacerlo en el punto más alto de la Serranía porque el elemento principal, que es el sol, ya contamina él solito todo el cielo de sol. También hacemos alguna observación nocturna, pero intentamos que haya luna o planetas, pero para objetos débiles nos subimos a pueblos más oscuros.

Estamos en periodo de Perseídas. ¿Hasta cuándo vamos a poder disfrutar de este espectáculo?
Van desde mediados de julio hasta finales de agosto. El punto máximo se suele dar la noche del 11 al 12 de agosto o del 12 al 13, que es cuando aumenta la actividad. Es una lluvia que tampoco es que tenga una densidad importante de meteoros, porque el año que más tiene llega a cien en una hora, pero lo que ocurre es que es la más conocida porque son noches en las que estamos más en la calle y se ha hecho fácil de ver. Es la más famosa, pero no la más potente. Ha habido épocas que las Leónidas de noviembre han llegado a tener mil meteoros en una hora y no se les ha dado tanto bombo.

¿Por qué han sido ahora visibles la auroras boreales fuera de su lugar habitual?
Es una cuestión casual… y no tan casual. El sol es una estrella que aunque sea estable tiene un ciclo. Cada once años alcanza un máximo. Justo este año alcanzó el máximo solar de actividad, lo que significa que hay mayores explosiones solares que lanzan partículas al espacio. Si vienen en dirección la tierra, tras una explosión potente como la que hubo en mayo, y encima el eje de la tierra está yendo hacia el solsticio, es más fácil que lleguen a latitudes más bajas. Se juntó todo y llegaron a verse en España. No es un hecho sencillos porque la última vez que se dio una aurora de esa dimensión fue en los años treinta del siglo pasado. 

Tras tantos años mirando al cielo a través de un telescopio habrá visto muchas cosas. ¿Qué momentos increíbles recuerda? ¿Algún eclipse?
Hemos visto de todo. Para ver un eclipse total he tenido que desplazarme. Ocurre en una pequeña franja de la tierra, de unos 200 kilómetros de anchura como máximo, y tienes que desplazarte hasta allí. Para mí, el eclipse total que vi en Libia fue espectacular. Era en pleno desierto y veías una sombra negra de la luna que veía hacía ti a toda velocidad, la temperatura baja diez grados y los pelos se te ponen de punta porque te quedas sobrecogido. Es un espectáculo porque en pleno día se hace de noche. Vamos a tener la suerte de vivir un eclipse total en Cuenca dentro de dos años, el 12 de agosto de 2026. Ese día habrá un eclipse total de sol en la ciudad y en gran parte de la provincia. Desde el siglo XIX no se ha visto un eclipse total de sol.

¿Cómo surge su pasión por el universo?
Es curioso. Soy de Villares del Saz y recuerdo que siendo niño una persona puso un telescopio. Pasaba por allí con mi madre y la primera vez que miré vi Saturno. Me quedé enganchado. No sabía lo que era un astrónomo. Cuando me preguntaban qué quería ser de mayor respondía que matemático científico, pensando en la astronomía. Al final, me hice matemático astrónomo.  Una gotita de agua en una esponja de un niño, que es poner un telescopio, generó un entusiasmo para intentar dedicarme a una pasión, que es mi trabajo.

¿Por qué el ser humano sintió la necesidad de crear instrumentos para ver más allá de donde llega la vista?
El ser humano desde que mira al cielo se plantea el porqué. Intenta explicar todos los elementos que ocurren a su alrededor. En primer lugar, cuando no tiene elementos científicos qué busca: la mitología. Son las historias de dioses que lo crean todo. Cuando ya se empieza a desarrollar la tecnología y pueden medir se traspasa para explicarlo con métodos científicos. Generas hipótesis que tienen que ponerse a prueba todos los días para ver que lo que estás explicando realmente se cumple. Simplemente, la iniciativa de conocer. Por suerte, somos una especie que lo quiere entender todo. Los peques tienen justo lo que tiene el ser humano, la curiosidad. Y la curiosidad nos hace querer entender más. ¿De qué nos sirve? ¿Merece la pena esa inversión? Aquí tenemos teléfonos móviles porque para hablar con los astronautas se desarrolló una tecnología inhalámbrica o el GPS, y tantas cosas… Es decir, se ha desarrollado la ciencia. La inversión no está pensada para qué sirve, sino para entender mejor lo que ocurre a nuestro alrededor, en lo macro o en lo micro. Una vez que lo entendemos ya se encargan las empresas privadas de darle utilidad.

¿Siente que de algún modo ha alcanzado las estrellas?
Estoy trabajando en lo que era mi afición. Si eres aficionado a algo significa que hay algo que te impulsa por encima del trabajo en sí, con lo cual si tu afición la has llevado a ser tu profesión, con lo que conlleva, tiene un premio doble. Vienes a trabajar con ilusión porque vas a hacer algo que te encanta, aunque haya momentos que no haces las cosas que te gustarían. Pero hay que hacerlas porque el trabajo lleva cosas que te gratifican y otras que no. Para mí es muy gratificante porque mi afición es mi trabajo, con lo cual disfruto. Intento comunicar lo que siento. Cuando hablo de astronomía no lo hago como mi trabajo sino como de algo de lo que estoy disfrutando.

¿Qué sorpresas nos depararán la observación y la investigación en estos tiempos en los que todo va tan acelerado?
Tecnológicamente ha habido un salto exponencial en cuanto a los sensores y detectores. Estamos viendo un universo que desconocíamos. Hay un elemento singular que se está planteando ahora como es el de los exoplanetas. El primero se ve en 1995. Ya hay casi 6.000 descubiertos y bien localizados. Eso nos abre un mundo porque hay otros lugares, en otras estrellas, con planetas tipo Tierra orbitando. Se nos ha abierto más la mente e igual todo este universo no está tan vacío como creemos y es probable que haya vida. Encontrar vida biológica en otro lugar sería la gran noticia y empezaríamos a dejarnos de localismos. Los astronautas cuando ven la Tierra desde el espacio se dan cuenta de que no es nada, que es muy pequeña, y que somos más seres humanos globalmente. El descubrimiento de otros seres en otros lugares nos despertaría esa visión global. 

¿Por qué se ha desempolvado la carrera por regresar a la Luna?
Porque China ha entrado en la guerra. Igual que la Unión Soviética inició con Estados Unidos una carrera no bélica, sino científica, por llegar a la Luna que aceleró en casi 50 años lo lógico. Lo lógico de llegar a la Luna no hubiera sido en 1969, sino a principios de este siglo. Se corrieron muchísimos riesgos porque había que demostrar que la forma de gobierno de uno era mejor que la del otro y era todo propagandístico. Ahora se ha vuelto  esta carrera porque China ya está en la Luna y va a llegar antes que el retorno de Estados Unidos. Y seguimos cometiendo el error de no hacer algo global, común. 

Además, hay ya iniciativas privadas…
Estados unidos lo que hizo fue eliminar sus propios Space Shuttle –cohetes que usaba para ir a la Estación Espacial– para que el mercado privado entrara. De hecho, ahora subcontratan. El mantenimiento es muy caro y prefieren sea la inversión privada. También, porque a medio plazo, por ejemplo, se plantean hoteles en estaciones orbitales y la Luna será el siguiente punto. No es ficción. Han entrado dos grandes empresas privadas en el mercado que son las que van a poner a los estadounidenses en la Luna.

¿Y llegar a Marte es ciencia-ficción?
Es el paso lógico de la vuelta a la Luna. Llegar a la Luna no es más que el paso intermedio para llegar a Marte. Un viaje a Marte desde la Tierra es desechable en cuanto que necesitas tantos kilos de combustible para lanzarlo y superar la gravedad terrestre que es inviable desde Tierra. ¿Qué necesitas? Hacerlo desde un sitio donde la gravedad es mucho menor y que con un cohete menos potente puedas llegar. Por decirlo de alguna manera, la Luna va a ser la estación de apoyo para los viajes interplanetarios.

¿Por qué interesa tanto Marte?
Interesa porque es el planeta que en su momento, al igual que la Tierra, tuvo agua en superficie y tiene a pocos centímetros agua congelada. La Misión Phoenix encontró en una excavación el permafrost, un agua congelada a ras. Significa que hay toneladas de agua congelada bajo su superficie. El agua es esencial par la vida. En sus primeros miles de años, Marte tuvo agua, pudo tener vida y no se descarta que en cuevas interiores pueda haber algún tipo de microorganismo. Nos interesa ver que hubo sitios habitables o que lo serán porque el sol aumenta su energía y llegará un momento en el que la Tierra será inhabitable. Debemos ir pensando, como seres humanos en dar el siguiente salto. El ser humano siempre lo ha dado. Siempre buscamos el esto siguiente para colonizar. La siguiente colonización de esta especie van a ser la Luna y Marte.