Evitar las colas del hambre y dar libertad a los beneficiarios a decidir qué prefieren consumir es el objetivo primordial de la medida del Gobierno central de sustituir las cestas de alimentos que se entregan a familias en pobreza severa por tarjetas monedero a canjear en los supermercados, con lo que se pone fin a la colaboración del Ejecutivo con los bancos de alimentos, que distribuían esta ayuda a través de las entidades locales para que llegar a las personas más vulnerables de sus respectivas áreas de cobertura.
Una medida que ha caído como un jarro de agua fría en la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), que aglutina a 54 organizaciones de todo el país, entre ellas la de Cuenca, puesto que va a suponer que dejen de percibir este año de los fondos europeos en torno a 50,2 millones de kilos de alimentos.
Recorte que en el Banco de Alimentos de Cuenca, según su secretario, Carlos Villaseñor, se estima será de unos 110.000 kilos, un 28 por ciento de los 383.000 kilos de ayuda que reparten anualmente entre las más de 6.000 personas atendidas.
El Banco de Alimentos perderá un 28% por las tarjetas monedero - Foto: Elaboración propiaEl nuevo sistema de tarjetas monedero del Gobierno, que se pondrá en marcha a partir de abril a través de Cruz Roja, va dirigido a familias con niños a su cargo que cobren menos del 40% de la renta media. Algo que, a juicio de Villaseñor, va a dejar fuera a otros colectivos en situación de vulnerabilidad, como personas mayores con pensiones bajas, personas sin hogar, familias con hijos mayores o migrantes.
De ahí que critique este ?nuevo sistema, que recalca «intenta humanizar a las personas y lo que hará es deshumanizar el reparto de alimentos», y asegure que «las colas del hambre existen y dejar de verlas o taparnos los ojos no las hace desaparecer».
Y es que, tal y como subraya, hay muchas personas que dependen de estos alimentos que les hacen llegar a través de entidades colaboradoras, como asociaciones, parroquias, centros, ayuntamientos, etc., y que no podrán acceder a estas tarjetas.
Es por ello que Villaseñor se muestra tajante y no duda en asegurar que «desde el Banco de Alimentos de Cuenca se van a duplicar o, si es necesario, triplicar esfuerzos para intentar llegar a todas esas personas que a priori se van a quedar en el camino»; algo que, a su juicio, va a hacer más necesaria que nunca la ayuda no solo de las instituciones y las empresas colaboradoras, sino también de toda la sociedad conquense a través de las campañas de recogida.
Se apostará, por lo tanto, por mantener el Banco de Alimentos como centro de reparto directo, ampliando, en consecuencia, lo que se viene haciendo desde pandemia, cuando se puso en marcha las ayudas de emergencia; todo ello para llegar a todas las personas que lo necesiten.