Uno de los secretos mejor guardados y que más expectativas levantan cada año es el cartel de la Feria y Fiestas de San Julián. En esta ocasión, la responsabilidad recae en Esther de la Cruz (Cuenca, 1984). Esta joven artista ha dado una vuelva de tuerca y tras revisar los carteles de los años 40 y 50 culmina una obra que representa a una mujer, la ciudad de Cuenca, vestida con su traje tradicional de serrana. De la Cruz explica que el cartel recupera una antigua tradición con el objetivo de mantenerla y que viva en el recuerdo actual. Además, el cartel ofrece numerosos detalles conquenses así como el sello personal de esta artista.
En la actualidad, Esther de la Cruz da clases en la Escuela de Arte y Superior de Diseño San Telmo, de Málaga, donde obtuvo la plaza en 2021. Además, participará en septiembre en una exposición colectiva en la sala Iberia. Esta creadora es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha y también fue profesora de Artes Plásticas y Diseño en la Escuela de Arte Cruz Novillo.
¿Qué significa este cartel para ti?
Una gran alegría y todo un honor. Es representar unas fiestas en las que siempre he participado desde la infancia. Por eso, supone una enorme alegría poder hacer algo como este cartel, que representa a mi ciudad.
¿Cómo lo afrontaste?
Al principio, con muchos nervios porque tampoco sabes qué representar. Luego, cuando ya tienes hecho el cartel y, si ves que te gusta y te sientes identificada con lo que has hecho, ya es otra cosa. Ahí ya es que guste a los demás y te da una responsabilidad. Ahora llega el momento de ver cómo es aceptado y reconozco, eso sí, que estoy un poco nerviosa.
¿Por qué crees que se fijaron en una artista como tú?
Creo que han tenido que ver las exposiciones que he ido haciendo en Cuenca. He hecho las que he podido porque, al final, la enseñanza me ha quitado mucho tiempo. Siempre he ido haciendo mis exposiciones, luego algunas colectivas... En Cuenca, al fin y al cabo, nos conocemos todos. Al ser una ciudad que no es muy grande también el boca a boca ha tenido que influir. Desde luego, no me lo esperaba.
¿Cómo recuerdas ese momento en el que te lo comunican?
Llamaron del Ayuntamiento y me preguntaron si quería hacer el cartel. Por supuesto, dije que sí, y al día siguiente fue el alcalde [Darío Dolz] y ya lo formalizó todo.
Ahora estás muy volcada en la enseñanza, en Málaga concretamente. ¿Este encargo supone un especial estímulo para tu vocación artística?
Por supuesto. Al final, estoy con compañeros que también se dedican al mundo del arte. Además, en muchos ámbitos como por ejemplo el diseño gráfico, la ilustración o la cerámica. Compartes con ellos tus ideas, los proyectos y, sobre todo, con los alumnos, que también son una fuente de inspiración.
Doy clases de ilustración y con ellos comparto mucho sobre técnicas, sobre todo digitales ya que estoy especializada en medios informáticos. Imparto clases de Photoshop, Illustrator, Procreate, Clip Studio Paint... programas de dibujo digital.
La Feria y Fiestas siempre tienen un punto de añoranza. ¿Es eso lo que has querido transmitir?
Sí. Hay algo de añoranza. Me he inspirado también en carteles antiguos de los años 40 y 50. He querido representar la añoranza sobre todo en el carácter que tenían esas fiestas así como la identidad. Creo que es algo que tenemos que mantener, como con cualquier festividad. Cada ciudad pone mucho en valor sus cosas, sus tradiciones, y creo que también es muy importante que en Cuenca también lo hagamos. La tradición nunca se debe de perder ni tampoco las señas de identidad que nos definen.
¿Cómo ha sido esa labor de búsqueda de carteles antiguos?
Sobre todo, en internet. Primero empecé a hacer una búsqueda de los carteles de los últimos años para ver lo que se había representado. No quería repetir imagen. También me he inspirado en los carteles de otras ferias, como las de Andalucía. En la de Málaga siempre sale el traje de flamenca o la biznaga. Siempre salen elementos representativos de la ciudad y quise que aquí fuera igual, que hubiera un elemento que definiera el cartel.
Un reto de la creación artística es la originalidad, hacer algo distinto. ¿Lo has logrado?
Yo creo que sí que lo logré. Hacía mucho que no se representaba una serrana, con un traje local, y que representa a la ciudad. Lo que he hecho es la representación de la mujer, que es Cuenca, y que está en un ámbito de fiesta en honor al patrón, San Julián. En el horizonte se aprecia la ciudad con la iglesia de San Pedro y la hoz del Júcar, destacando el camino que lleva a la ermita de San Julián, recorrido por muchos conquenses a lo largo de todo el año. Este detalle incluye un pequeño homenaje a mi padre, quien rara vez falta a la misa dominical en el santuario.
Es distinto al de los últimos años. ¿Qué acogida crees que tendrá?
Buena. Creo que es algo que puede gustar mucho a la gente mayor y, sobre todo, que represente esa festividad como se hacía antes, y puede ser bonito también para la gente joven y que conmemore de alguna manera cómo eran antes las fiestas.
Volvemos a la añoranza...
Sí, es verdad. También es verdad que en otras ferias, por ejemplo la de Albacete, se visten de manchegas y en Málaga o Jerez, de flamencas. De alguna manera, a través del cartel, se reivindica el traje local.
Cuáles son las técnicas que has utilizado?
He utilizado dibujo digital y también pintura acrílica, con técnicas analógicas. También pinceles digitales porque dan como más viveza al color. Luego la composición ha sido con Photoshop, con las tipografías.
¿Hay algún guiño en el cartel a Fernando Zóbel?
Zóbel siempre está ahí. Toda la obra del Museo Español de Arte Abstracto me inspira mucho. En la representación me gustan mucho los amarillos de Zóbel, cómo ves más allá elementos de la ciudad aunque aparezcan abstraídos. Sí que intento, de alguna manera, no ir solo a lo figurativo, sino abstraer un poco la realidad.
¿Eres consciente de que este cartel ya va a formar parte de la historia de la ciudad?
Sí lo soy y también a través de amigos que me dicen '¿te das cuenta de que va a salir tu cartel cuando hagan la búsqueda en Google?'. Lo mismo que he hecho yo cuando me he ido a inspirar, lo harán otras personas en los próximos años. La verdad es que asusta un poco porque igual que yo he cogido los de los años 40 y 50, que estaban ahí y que me han servido de inspiración, espero poder ayudar en el futuro a otras personas.
¿Qué es lo que más te gustaría que dijeran del cartel?
Tiene que ser también una llamada de atención. Un cartel no solo tiene que representar a la ciudad, sino que tiene que chocar. Me gustaría que la gente viera un poco cómo eran las fiestas de antes y las tradiciones, que mantengamos que autenticidad. En Cuenca parece que siempre nos hacemos de menos, pero tenemos nuestras tradiciones y nuestra forma de expresarse, que son bonitas y no se deben perder.
¿Cómo recuerdas, cuando eras niña, la Feria y Fiestas de San Julián? ¿Qué te evocan?
La familia. Cuando era niña, estar con mis padres y mis primos yendo a la feria. Ya en la adolescencia, con las amigas, disfrutando de conciertos. Son fechas de poder juntarnos la familia entera, de reunirse con amistades que a lo mejor están fuera. Son fechas para coincidir todos y, al final, es compartir, como en cualquier festividad.
¿Hemos perdido un poco la memoria de lo que tenemos?
Un poco, sí. Por la tecnología o por hacernos de menos, el compararnos con otros. El traje de serrana es muy bonito. Claro, si lo comparas con el de flamenca, con todos sus abalorios... A veces, en la sencillez está la belleza.
¿Qué proyectos tienes por delante?
Voy a participar del 12 al 29 de septiembre en una exposición colectiva que haremos en la sala Iberia junto a Manuel Martínez, Luz Porras, Carlos Sanz y Miguel Ángel Ortega. Voy haciendo cosas colectivas y también presento algún proyecto de algún cuadro.