La llegada de Donald Trump al Despacho Oval se ha convertido en un auténtico elemento desestabilizador del actual statu quo del mercado mundial, con la utilización de los aranceles como arma arrojadiza, a diestro y siniestro, en aras de un feroz proteccionismo en torno a los Estados Unidos y su economía.
Los constantes anuncios de la administración Trump sobre la imposición de gravámenes comerciales tienen ahora a la Unión Europea en su punto de mira. Y es que el presidente norteamericano ve en el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) una barrera comercial, de ahí que haya hablado de la imposición a productos europeos lo que ha denominado «aranceles recíprocos».
La verdad es que, por el momento, estos aranceles aún no están fijados ni entrarán en vigor de inmediato, por lo que no dejan de ser eso, anuncios; si bien, eso no quita que estén sembrando preocupación e incertidumbre en muchos sectores productivos de nuestro país, entre los que se encuentra uno con bastante peso específico en la economía de la provincia de Cuenca, como es el agroalimentario.

Sector conquense. Y no es para menos, si se tiene en cuenta, tal y como informábamos hace unos días en estas mismas páginas, que esta subida de aranceles pone en riesgo 23,2 millones de euros en exportaciones de productos conquenses al gigante norteamericano.
No en vano, Estados Unidos es el noveno destino más importante en el mercado exterior conquense, por lo que cualquier gravamen tendría sus consecuencias, y no, precisamente, buenas.
El sector agroalimentario lidera las operaciones de la provincia al exterior, con especial importancia de productos como el ajo, el queso, el vino o el aceite.
Con este escenario, no es de extrañar que los productores conquenses vean esta incertidumbre comercial con bastante preocupación.
Un ánimo que se viene propagando y extendiendo en el sector en las últimas semanas, a golpe de anuncios de subida de gravámenes por parte de la administración Trump.
De hecho, los productores y empresarios conquenses consultados por La Tribuna coinciden en ello y no dudan en mostrar, cada uno a su manera, su temor al posible escenario que se plantea con la nueva política comercial de Estados Unidos.
Así, el CEO del Grupo Avícola Rujamar, Rubén Martínez, aunque apunta que España no exporta mucho huevo al otro lado del Atlántico, tan solo algo en polvo, afirma de manera tajante que «todas estas políticas arancelarias no benefician ni a unos ni a otros».
De ahí que el empresario conquense vaya más allá y asevere que «son totalmente erróneas en el mundo en el que vivimos».
El presidente de la Denominación de Origen Aceite de la Alcarria, Carlos de la Sierra, por su parte, no se queda atrás y habla de que «realmente hay preocupación por estos anuncios, ya que los aranceles siempre dificultan la comercialización y Estados Unidos es un país importante al que exportamos desde la provincia de Cuenca».
Como consecuencia, confía en que «vuelva un poco el sentido común, si es que eso existe en algún lado» y finalmente se queden en eso, anuncios, y, al final, no se implementen.
No obstante, en caso de que Trump los imponga, De la Sierra señala que «la solución más inmediata sería buscar nuevos mercados», si bien matiza que «cuesta mucho encontrarlos y entrar en ellos».
Para el CEO de la empresa casasimarreña Setas Meli, Sergio Mondéjar, este anuncio de Trump sobre posibles aranceles, además de generar preocupación en el sector agroalimentario, «ha demostrado que la Unión Europea tarda mucho en hacer las cosas y esa ineficiencia es lo que nos está matando».
Tiene claro que perjudicará a España, porque «cuando Trump aplique un 25% más a nuestros productos, los que se beneficiarán son Latinoamérica, Asia o África».