Es difícil cumplir en hogares el plan desperdicio alimentario

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Mercedes Gómez avisa en Bruselas de que el objetivo de reducirlo un 30% para 2030 es muy ambicioso

Es difícil cumplir en hogares el plan desperdicio alimentario

Castilla-La Mancha ha participado hoy en el primer Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea. La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, acompañó a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en representación de las comunidades autónomas españolas. En concretó participó en el debate sobre la propuesta de modificación de la directiva de residuos, por un lado, ante la necesidad de abordar el impacto medioambiental de los residuos textiles y, por otro, sobre el desperdicio de alimentos.

En cuanto a los residuos textiles, Gómez expresó que la propuesta de responsabilidad ampliada del productor es una medida muy eficaz y conveniente, «siempre que se tengan en cuenta todas las etapas de la jerarquía de residuos sin descuidar la prevención de su generación». Indicó que es clave que los sistemas de responsabilidad ampliada del productor asuman «todos y cada uno de los costes de gestión de los residuos textiles», incluyendo la parte proporcional de recogida y de tratamiento de todo el textil. «Coincidimos en que es esencial que las entidades sociales y empresas de economía social participen en su gestión, como propone la Comisión», apuntó. 

En cuanto al desperdicio alimentario, la consejera subrayó «la urgente necesidad de establecer de manera coordinada estrategias y mecanismos de prevención». Por eso plantean una mayor flexibilidad a los estados miembros para adoptar medidas de prevención que se adapten a la realidad y circunstancias regionales».

La consejera castellanomanchega declaró que los objetivos vinculantes propuestos «son muy ambiciosos», pero consideran que particularmente «en los hogares será complicado reducir en un 30 por ciento la generación de residuos alimentarios en 2030». Valora positivamente la realización de un estudio de lo que sería la parte comestible y no comestible de un alimento que permita diferenciar lo que es residuo o desperdicio alimentario y llegar a una definición consensuada a nivel de la UE sobre el mismo.

Apuntó que las administraciones autonómicas pueden dar ejemplo «implementando, entre otras, medidas de prevención y reducción en nuestros comedores colectivos, tanto en el ámbito educativo, como en el hospitalario o de la atención sociosanitaria, así como introduciendo cláusulas en las licitaciones de contratación pública de prestación de servicios alimentarios». Ve necesario adoptar un enfoque amplio de los sistemas alimentarios e involucrar a todos los eslabones.