Centenares de sonrisas y alguna que otra lágrima por tener que volver a las aulas. Los alumnos regresaron a clase, en fila, de uno en uno, con una fuerza de voluntad que se trabaja cada día, pero en especial durante el primero. Y es que no es fácil decir adiós a unas vacaciones veraniegas que se han prolongado hasta casi tres meses. Ahora toca apagar el despertador cada mañana y volver a llenar la mochila con todos los cuadernos y estuches habidos y por haber. No hay vuelta atrás, el nuevo curso académico comenzó ayer mismo. Sin embargo, las ganas de hacerlo se imponen a la pereza de cruzar la puerta del colegio.
El CEIP Isaac Albéniz, como el resto de centros educativos, vivió ayer la conocida vuelta al cole. Un momento donde alumnos y docentes vuelven a verse las caras. Toca ponerse al día. Unos lo afrontan con más ilusión que otros, pero es cuestión de tiempo retomar la rutina y volver a hincar los codos, que es lo que toca.
Liam Meneses explicó que «hacía tiempo que no veía a muchos amigos de clase, y ahora he vuelto a verles de nuevo». Un momento que «me hace mucha ilusión». Las mismas ganas demostró Aimara Alcocer, que reconoció que ya quería retomar los estudios. Las fuerzas le invaden porque «no me ha costado nada el primer día». Esa es la actitud para empezar con buen pie el curso.
Para los próximos meses «espero que sean productivos y pueda mejorar mucho en varias asignaturas», reveló Aitana Lain, que llega a clase con «mucha energía para empezar a estudiar». También compartió las mismas impresiones Emma Alejos hasta el punto de reconocer que «me gusta mucho el colegio», entre otras cosas, porque «tenía muchas ganas de volver a estudiar matemáticas». No puede decir lo mismo Álex Ulici, que incidió en que «no quería madrugar después de todo el verano». Y es que durante estos meses las preocupaciones académicas se olvidan y la diversión acapara la primera plana. No obstante, Álex subrayó que «no me ha costado mucho levantarme de la cama».
Familias. En las familias no hay duda. La espera se ha hecho larga. José Luis Arcos explicó que «tenía ganas de que empezara el colegio porque, al menos, descansaremos un poco». Y es que las vacaciones estivales pueden suponer un quebradero de cabeza para muchos. Ahora, «la vuelta al cole permite volver a la normalidad y recuperar los hábitos que han perdido los niños durante estos meses», expresó Raquel Romero. También compartió las mismas palabras José Galdrán, que afirmó que «había ganas de que volviera el colegio, ya que apetece coger la rutina». Y es que, a partir de ahora, parece que las piezas del puzzle encajan mejor.
Uno de los retos a los que se enfrentaban las familias era ver cómo sus pequeños reaccionaban al inconfundible sonido de la alarma o a los avisos de despertar. David Del Sur apuntó que «les ha costado levantarse menos de lo que me esperaba, por lo que todo muy bien». Por su parte, Victoria Zafra aseguró que «no he seguido ninguna rutina durante estos días previos», optando más por la vía rápida, como es «de golpe y porrazo». Aunque también ha «tenido un efecto positivo».
Claustro. La otra parte implicada del inicio del curso se centra en el claustro, aunque los profesores ya llevan varias semanas en las aulas para preparar este esperado regreso de los estudiantes. El director del Isaac Albéniz explicó que «afrontamos el curso con muchas ganas e ilusión, deseando empezar con los alumnos» y deseó un curso «muy positivo para todos, donde acometeremos muchos proyectos, talleres, actividades e iniciativas durante todo el año». Por su parte, la jefa de estudios de este centro educativo, Elena Collado, ensalzó que «lo mejor de este primer día es ver las caras de alegría que tenían todos los alumnos al llegar al colegio».
Pero los nervios no solo invaden a los estudiantes, sino también a profesores. Ana Vinuesa, que afronta su último curso antes de jubilarse, recalcó que «siempre se vive con nervios el primer día por ver cómo vienen los alumnos después de todo el verano» e incidió en que «nos espera un curso muy bonito donde espero que todos aprendan mucho antes de dar el salto a la Educación Secundaria».
Con los alumnos en sus pupitres y los docentes con tiza en la mano, tan solo queda esperar que el curso «se desarrolle con total normalidad y que transcurra sin ninguna incidencia», deseó el concejal de Educación y Jefe de Servicio de Planificación Educativa, Víctor Manuel Fernández, que aprovechó el primer día de clase para «augurar un extraordinario nuevo curso académico para todos».
A partir de ahora, los alumnos tratarán de aprender todo lo que puedan en estos meses y los profesores inculcarles todo lo que deben saber. Los colegios están ya a pleno rendimiento y para que septiembre no se haga muy cuesta arriba, la última alarma sonará siempre a la una de la tarde, antes de asumir el horario de nueve a dos a partir de octubre.