Lo curioso de la fortuna es que es una moneda que tiene dos caras porque es un don que dota de multitud de cosas buenas pero impide a quien las recibe apreciarlas en su plenitud. Quizá ese sea el caso de algunas de las personas que disfrutan las fiestas de San Mateo a costa del entorno privilegiado en el que se ubican y de la tranquilidad de los residentes del Casco Antiguo. La junta directiva de la asociación que representa a los vecinos de la zona antigua ha visto el cambio de la fisionomía matea a lo largo de los años en unas fiestas que aseguran cada vez «más multitudinarias», lo que aseguran «requiere un mayor esfuerzo a nivel organizativo y más medios por parte de las instituciones».
Y es que no son pocas las imágenes que se suceden día tras día durante la celebración de las fiestas mateas en las que algunos individuos, haciendo gala de una completa falta de civismo y de respeto por la ciudad, atentan contra el patrimonio de diversas formas. En su plan de seguridad el Ayuntamiento «siempre ha tenido en cuenta el patrimonio porque consideramos esencial protegerlo especialmente durante las fiestas de San Mateo», tal y como asegura la concejala de Turismo, Patrimonio Histórico y Promoción Empresarial, Marta Tirado. Tirado asegura que el Consistorio cada año «mejora y trata de aprender en lo referente a la distribución de urinarios públicos y contenedores», sin embargo, y a pesar del Ayuntamiento y los vecinos, algunos usuarios no hacen uso de los medios que se ponen a su distribución para evitar molestias, daños a fachadas, olores y suciedad.
La junta directiva de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo argumenta que «sería necesario aumentar el número de urinarios porque si hay una alta concentración de gente y no hay suficientes urinarios lo más posible es que acaben orinando en cualquier sitio, y no solo por falta de civismo. Aunque también es verdad que los vecinos hemos observado cómo había gente orinando en la calle, al lado de un urinario». En un San Mateo que se prevé especialmente participativo la concejala apunta que, «tal y como se ha venido haciendo todos estos años, se han adaptado los medios al nivel de participación que se esperaba».
Es habitual ver un batallón de operarios de limpieza comenzando a trabajar rondando la medianoche, cuando comienza la verbena, para recoger las ingentes cantidades de suciedad que se acumulan. La junta directiva de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, sin embargo, apunta que es necesario aumentar los esfuerzos en lo referente a la limpieza porque «en ciertas zonas, especialmente en los laterales hacia las dos hoces. La parte central, plaza Mayor, San Pedro y Alfonso VIII queda limpio más o menos rápidamente, pero hay otras zonas que como se ven menos preocupan menos y tardan más tiempo en limpiarse».
Las consecuencias de la falta de civismo no llegan solo con la limpieza, sino también con la música, algo que está especialmente regulado y que no se respeta en algunos casos, así lo viven los vecinos del Casco Antiguo, cuya junta directiva asegura que «hay ciertas peñas multitudinarias que parecen no hacer caso a la normativa y un ejemplo de ello es la música a altas horas». Los vecinos del Casco apuntan que no es una responsabilidad de las peñas porque «no pueden ocuparse de controlar todo lo que pasa en su zona». San Mateo debe ser sinónimo de alegría, de camaradería pero no de daños al patrimonio, por lo que «es necesario que todos tomemos conciencia; esto es algo en lo que la Asociación de Peñas está haciendo un magnífico trabajo».
Aunque lo normal sería que no hubiera que concienciar, a la luz de los hechos los vecinos del Casco creen que «son necesarias más sanciones porque es a lo único que la gente parece responder». Ojalá que en algún momento no sean necesarias las sanciones porque se entienda el espacio público como lo que es, la casa de todos, pero, por el momento, solo queda apelar a la cautela, el sentido común y el respeto para que este San Mateo llueva a gusto de todos.