¡Música, maestro!

Lucía Álvaro
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Una parte esencial de la cultura matea se aferra a la música en directo, los pasacalles y los pasodobles

¡Música, maestro! - Foto: Reyes Martínez

La música es desde el comienzo de los tiempos la raíz que se hunde en los anales de la historia, en el folklore y las tradiciones que nos dan un sentido de origen y pertenencia y que nos permiten recibir al que llega sin saber idiomas tendiendo un abrazo de pentagrama salpicado de corcheas y silencios. San Mateo es una fiesta difícil de definir porque implica tantas cosas como personas y colores se entremezclan en la fiesta, pero si cierran los ojos y se tratan de transportar mentalmente a esos días es probable que lo primero que les venga a la cabeza sea el sonido de las charangas coreadas por decenas de personas. Una parte esencial de la cultura matea está aferrada a la música en directo, a los pasacalles y los pasodobles de la banda de Cuenca en los arcos del ayuntamiento.

La charanga El Vicio ha acompañado durante años a los Enemigos del Agua en los festejos mateos. La formación del sur de Madrid dicen estar encantados con Cuenca, los mateos y sus fiestas grandes y que San Mateo ha acabado por convertirse en una de las citas más esperadas del calendario porque en la ciudad siempre les han recibido con mucho cariño. La charanga Aterciopelao está compuesta por ocho jóvenes músicos conquenses que durante los festejos crecen hasta los doce o trece integrantes, para ellos San Mateo es también una fecha señalada en el calendario porque «tocas para tu gente y hay un ambientazo increíble», comentan. En el caso de la charanga Los Colgaos, compuesta también por diez músicos conquenses, las fiestas de San Mateo son uno de los eventos con los que cuentan seguro de año en año gracias al apoyo de las peñas mateas que apuestan por la música en directo, como Tentados por el Vino, peña a la que acompañan cada día de San Mateo y en la que dicen sentirse «como en casa, como si estuviéramos con nuestra familia».

Quienes conocen, quieren y cuidan estas fiestas han entendido que San Mateo sin música no sería lo mismo y como tal cada vez se les concede más valor a los músicos que hacen esfuerzos titánicos en las cuestas infinitas, las subidas y bajadas a modo de pasacalles tocando hasta casi la extenuación. Los integrantes de Aterciopelao comentan que en Cuenca cada vez «hay mayor cultura de la charanga y la gente entiende que aunque sea un ambiente festivo tú estás trabajando», para ellos parte de ese mérito se lo deben a las peñas «que nos tratan como una verdadera familia». Similar es el caso de Los Colgaos que comentan como «a diferencia de otras actuaciones en Cuenca la tendencia general hacia los músicos es el respeto» y que en su caso «es también la propia peña la que para todo si ven que la cosa se desmadra y, por ejemplo, nos empujan». El Vicio comenta que en un momento «en el que parece que está de moda mojar a los músicos», Cuenca es un ejemplo de respeto hacia las charangas y hacia su trabajo: «En San Mateo nunca hemos tenido que preocuparnos de que nos den un empujón, de que nos mojen o simplemente que se pasen la actuación gritándote al oído lo que quieren que toques».

En ese contexto de profesionalización las charangas han respondido a la demanda con una calidad aún mayor si cabe a través de un repertorio rico y variado. En El Vicio comentan que «no es que se hayan dejado de lado los temas clásicos de charanga, sino que hemos metido en su repertorio también temas más comerciales. De este modo llevamos mínimo entre 30-50 canciones comerciales de intérpretes como Alaska o Camela y luego además entre 50-70 canciones de las de charangueo de toda la vida». En esa profesionalización que ha transformado a las charangas los de Madrid apuntan que «antes era muy clásico como ver a cuatro o cinco chicos tocando cuatro notas que se reunían más bien siendo colegas y por pasárselo bien, pero ahora estamos en un punto en el que todo se ha profesionalizado». 

En esa línea de repertorio e integrantes trabajan las dos charangas conquenses. Aterciopelao, por su parte, comentan que «siempre metemos las canciones típicas de charangueo y pasodobles porque a la gente le gustan, pero también hemos trabajado arreglos de Amaral y música dosmilera y, por supuesto lo último del verano en éxitos»; en cuanto al número de integrantes los de Aterciopelao comparten que «mínimo tenemos que llevar dos percusionistas, opcionalmente tres, una tuba, un trombón, un saxo alto y una trompeta pero cuantos más instrumentos haya mejor, nosotros intentamos doblar según la disponibilidad porque enriquece mucho». En esta misma línea continúan Los Colgaos apuestan por hacer arreglos poco típicos en el mundo de las charangas adentrándose en el mundo del tecno con el conocido Flying free. 

Además de ser creativos en el repertorio, Los Colgaos también han querido dar lo mejor de sí ampliando el número de músicos que hará las delicias de conquenses y visitantes este San Mateo. En una muestra de la hermandad y camaradería que distingue a las charangas de la tierra se han aliado con los chicos de Nos la Capela para conformar un grupo de casi veinte músicos que pondrá la banda sonora a Tentados Por el Vino.

Precisamente en esa profesionalización de las charangas Cuenca y las fiestas mateas son un espacio sin igual en el que los músicos pueden publicitarse y darse a conocer, así lo comentan los integrantes de El Vicio, que apuntan que «Cuenca es una de esas plazas de primer nivel para las charangas y es algo que nosotros recalcamos en nuestro perfil, que hemos tocado en las fiestas de San Mateo porque así luego también te buscan de otros sitios para actuar». Para Aterciopelao, «San Mateo es el broche de oro del verano, es una actuación que encaramos con especial ilusión y siempre sabes que va a salir bien». Los Colgaos definen San Mateo como «uno de los grandes altavoces para las contrataciones», ya que es mucha gente la que se acerca a la capital esos cuatro días y que, tras verlos actuar, se quedan con su nombre y los buscan en redes sociales. Pese a las mejoras que han incorporado las charangas, para los músicos no es viable que esto sea su modo de vida. Desde El Vicio afirman que «para el 99% de las charangas vivir de esto es inviable porque no es un trabajo estable, no es un trabajo diario. Puede ser un buen complemento y hacerte de escaparate para mostrarte al mundo haciendo lo que te gusta, además puede ser un comienzo que acabe generando otro tipo de agrupación musical, como una orquesta». En esta línea Los Colgaos buscan esa unión con otras agrupaciones musicales «con la idea de que crezca, evolucione y acabe siendo un proyecto más grande como una orquesta con la que continuar enriqueciendo musical y culturalmente la ciudad». Pese a que las charangas no son rentables en muchos casos como único trabajo, los músicos se implican al cien por cien y no solo en los ensayos, en este sentido en Aterciopelao «el tiempo libre muchas veces en vez de descansar o hacer cualquier lo tienes que dedicar preparar cosas de la charanga, desde las redes sociales, los arreglos, los bailes o pensar en cómo vas a hacer el espectáculo».

San Mateo siempre ha sido un momento para confraternizar y vivir cuatro días con sabor a hogar en compañía de la familia que uno elige y que unen los colores de las peñas. De un modo u otro en estas fiestas de color y alegría no hay extraños ni competencias, y eso se traslada al lenguaje más universal de todos, el de la música, donde tanto las charangas de la tierra como las que llegan de otros lugares trabajan juntas, se unen y hacen todo tipo de actuaciones para que la música llegue a todos los conquenses y visitantes y llene cada rincón del casco antiguo. 

De este modo, realizan «pasacalles fuera de lo contratado hasta la Plaza Mayor», donde se juntan con otros grupos musicales o incluso «pasando por otras peñas», algo en lo que coinciden las tres agrupaciones musicales. San Mateo suena a chupinazos y pasodobles, pero también a la sandía y la amapola. Vivir la tradición es sinónimo de cantarla al son de las charangas, de correr la vaquilla mientras trompetas, saxofones y percusión flotan en el aire y nos recuerdan que siempre septiembre siempre llega y que el chupinazo sonará puntual, de nuevo en corazón.