La vida es una verbena

Lucía Álvaro
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Las orquestas hacen disfrutar a familias y amigos y generan un ambiente y una sintonía que conectan con el espíritu de la fiesta

La vida es una verbena

La alegría matea se vive todo el día entre charangueo y pasodobles y cuando llega la noche los conquenses hacen irremediablemente el paseíllo de la victoria por la calle San Pedro hasta la Plaza Mayor, para poner el broche de oro al día de fiesta en la verbena. Y es que San Mateo es una de esas raras ocasiones en las que todas las generaciones se juntan y disfrutan juntas, padres e hijos e incluso algún que otro abuelo bailando al ritmo de canciones que han sido los himnos de su época. En el calendario mañana inaugurará las verbenas la orquesta La Metro, el jueves hará lo propio la orquesta People Band, el viernes será el turno de La Pato y el sábado pondrá el broche de oro Tokyo Band.

Cuenca cautiva y San Mateo lo hace aún más porque musicalmente es un espacio de referencia y un escenario en el que llegar a miles de personas de toda la provincia y fuera de esta en un solo pase, esto unido a tener la posibilidad de actuar en un enclave único como es la Plaza Mayor hace que muchos repitan esta experiencia, como es el caso de Tokyo Band, que es el tercer año consecutivo que se subirá a las tablas mateas. En el caso de La Pato es como una especie de vuelta a casa, porque recorrieron la provincia, inclusive las fiestas de San Mateo, durante los años noventa. En el caso de People Band y La Metro son algunos de los integrantes quienes vuelven al ruedo porque actuaron en la capital con otras formaciones. 

Como no volver con experiencias como la de Rubén Altur, vocalista de La Metro comenta que «las fiestas de San Mateo son una experiencia única porque son una promoción impresionante para nosotros que luego nos permite trabajar el resto del año por toda la zona de Castilla-La Mancha». Y es que Cuenca también recibió con los brazos abiertos a Tokyo Band los últimos dos años, así lo asegura Doni Salvador, el director artístico de la orquesta: «San Mateo es un bolo muy esperado porque sabes que vas a ver ahí a miles de personas saltando y cantando las canciones contigo, y eso es un ambiente que no hay en todas partes». 

En Cuenca hay lugar para todos los estilos musicales y así ha quedado patente en todas las actividades culturales que se han desarrollado a lo largo del año y que han tenido una acogida increíble por parte de los conquenses. Estas orquestas responden a esa variedad que gusta en la ciudad, tocando todos los estilos musicales, con pop-rock en español desde los ochenta hasta los dos mil así como los últimos éxitos que llevan todo el verano sonando la radio. 

Extremoduro, La Raíz, Andy y Lucas, La Oreja de Van Googh hasta incluso Rocío Dúrcal serán algunos de los artistas que versionarán las orquestas para hacer las delicias de los conquenses durante el espectáculo. Pep Francés, manager de La Pato, una orquesta valenciana que trabaja mucho por su comunidad, comenta que «adaptan el repertorio para tocar en las zonas castellanoparlantes porque en Valencia se pide fundamentalmente canciones de Zoo o La Fúmiga, grupos de indie que cantan en valenciano». Doni Salvador comenta que «aunque hagamos canciones que sean conocidas, al final siempre le damos un toque personal, lo que llamamos el toque Tokyo, y hacemos que sea un hombre quien cante una canción que habitualmente escuchamos a una mujer o incluso cambiando canciones clásicas de estilo y trayéndolas a un rango más actual para tratar de llegar a todas las generaciones».

Y es que todas las orquestas que conforman el cartel de San Mateo ofrecen algo único y especial que hace de visita obligada la Plaza Mayor cada noche desde las 23:30 horas. Carmen Benlloch, teclista de la orquesta People Band, asegura que ante un público tan variado como el que hay en las fiestas mateas «vamos adaptando el repertorio dependiendo del público, si vemos que hay gente más mayor tiramos con algún cha cha chá o pasodoble, si la gente es más joven nos decantamos por unos mixes con temas súper actuales de Abraham Mateo, Aitana, Turizo e incluso algo de Nathy Peluso». 

Además, esta orquesta trabaja en directo, lo que en sí mismo es un valor añadido y Benlloch asegura que merece la pena quedarse hasta el final del espectáculo porque «vamos a hacer una sorpresa especial para acabar la fiesta por todo lo alto». Rubén Altur, por su parte, comenta que «trabajamos las versiones de los años setenta, ochenta y noventa pero llevadas hacia la actualidad con el rock con unos arreglos que llaman muchísimo la atención». 
Los de La Pato son de los que piensan que una primera impresión solo puede darse una vez, por lo que optan por un inicio espectacular de la mano de versiones de artistas de la talla de Alaska o La Unión para dejar sin palabras al público. Diferenciarse en un mundo como el de las orquestas es esencial, algo que los de Tokyo Band han entendido a la perfección. De este modo recogen los clásicos que todo el mundo conoce pero que «son menos habituales de escuchar en el mundillo de las orquestas, así hacemos versiones de ¡Chas! Y aparezco a tu lado de Álex y Cristina o La reina del pop de La Oreja de Van Googh».

Ser polivalente en el mundillo de la verbena es un valor especial que pocos artistas tienen y que pocos grupos logran conseguir. Lejos de lo que piensa mucha gente, actuar en una orquesta es mucho más que simplemente cantar, en palabras de Doni Salvador, «la voz es solo un 40% de lo que conforma a un buen cantante de orquesta, cada vez que te subes a un escenario tienes que hacerlo como si fuera la última vez y darlo todo, la actitud es lo más importante de todo y lo que determina que puedas levantar a un público que quizá no está tan entregado». Coincidiendo con la perspectiva del director artístico de Tokyo Band, Rubén Altur comenta que «a lo que verdaderamente nos dedicamos las orquestas es a crear una conexión con el público, crear un interés e ir animándolos cuando lo necesiten para que la gente no desconecte de ti». La capacidad de aguante es esencial porque «solemos tener muchas actuaciones seguidas una detrás de otra», comenta Pep Francés. 

El manager de La Pato asegura que «en los últimos 32 días hemos actuado 30 de ellos», por lo que «especialmente en los cantantes para conservar la voz y estar siempre al cien por cien hay que estar muy centrado en esto y procurar dormir todo lo que se pueda». Carmen Benlloch insiste en la importancia de la preparación y de tener muy preparados los mix, «yo soy muy maniática y tengo medido casi a la perfección en mi cabeza lo que dura cada arreglo, qué va antes y después por si hace falta adaptarse a cualquier cosa, la verdad que tengo mucha suerte porque en nuestra orquesta hay una capacidad de respuesta increíble que lo hace todo mucho más fácil». 

En la banda sonora que se le pone esos cuatro días a la vida, las orquestas tienen un papel esencial. Son capaces de hacer disfrutar a familias enteras y amigos y de generar un ambiente y una sintonía que bien conectan con el verdadero espíritu de esta fiesta. La música es el corazón de la vida que nos hace volver a latir cuando nos encontramos perdidos y la vida una verbena donde bailar siempre que se pueda.