Por desgracia, las precipitaciones y la meteorología adversa ponen en jaque la salida de los pasos por las calles de la capital. Las probabilidades de lluvia y agua son muy elevadas y tan solo queda confiar en un milagro para que los nubarrones dejen paso a un sol radiante. La amenaza de copos de nieve es, nunca mejor dicho, la gota que colma el vaso. La tónica va a ser la misma de aquí hasta el Domingo de Resurrección. Mientras toca rezar para que se el cielo escampe, la única procesión que sí que se podrá ver estará bajo techo. Se encuentra en la Sala Iberia a modo de exposición y cuyo título es Nazareno. Sentimiento de la madrugada.
La muestra recoge 60 fotografías de Enrique Martínez Gil y muestran la salida procesional de Jesús Nazareno de El Salvador durante el año pasado. El autor, que no tiene «dedo fácil» con su cámara en mano, explica que el principal objetivo de su exposición es «mostrar cómo se siente desde dentro». El reparto de las imágenes, encuadradas en diferentes tamaños, permite hacer un recorrido «completo», ya que se pueden ver momentos desde «que se pone el paso en andas hasta que se vuelve a encerrar tras su salida por las calles», con los fieles agolpados y ocupando espacio para no perderse ningún detalle de la procesión Camino del Calvario. También se puede ver a Jesús Nazareno con la cruz, las andas, los banceros y banzos, los vecinos y turistas en aceras, escaleras o incluso balcones. Cómo el paso asciende hasta la Plaza Mayor y sus panorámicas increíbles, entre muchas otras escenas.
Prácticamente, el cien por cien de la colección es de fotografías de hace exactamente doce meses, aunque algunas son de otros años para enriquecer aún más la muestra. La particularidad de procesionar bajo la luz de la luna obliga al fotógrafo a sacar todo su talento para capturar e inmortalizar los mejores momentos e instantes. Algunos de ellos son «lágrimas de pasión, sentimientos, expresiones y una enorme devoción».
Enrique ha tratado de plasmar con su objetivo el sentimiento y fervor de Las Turbas, con la tradicional procesión de la madrugada del Viernes Santo. El momento da para muchas fotos. Tantas como uno desee porque hay escenas para infinidad de álbumes. De hecho, el protagonista, como encargo de la propia hermandad, realizó el año pasado dos millares de instantáneas. Un carrete tan lleno que luego se convierte en un quebradero de cabeza porque «no es fácil seleccionar las que consideras mejores». Incluso muchas se han quedado fuera porque «no pueden entrar todas».
Este fotógrafo, que se colocó estratégicamente en distintos espacios de las calles para lanzar a golpe de click, reconoce que quiere que el espectador «sienta un poco lo que sentí yo en esos momentos donde te encuentras en el centro del huracán». Para mostrar y reflejar todos los detalles ha elegido el blanco y negro para ilustrar su muestra. De esta forma, «la mirada no se pierde con los colores más destacados, sino que la percepción y vista se distribuye en toda la fotografía, así no se pierde la esencia». Las fotografías, que salen del disco duro de su ordenador para mostrarse al público en general, están colocadas en la pared con un «criterio». Enrique conoce el espacio de la Sala Iberia a la perfección. Es como si tuviera los planos en sus manos. Pero es que es una realidad porque es arquitecto de profesión y él mismo diseñó el proyecto de remodelación del edificio. Expone como si llevara «zapatillas de casa», bromea. Con el espacio milimétricamente medido, este amante de la fotografía ha colocado la procesión «descolocada, para que la gente la ordene», metafóricamente hablando porque tan solo se debe percibir en distancia corta las obras, puesto que no se pueden tocar y tampoco están a la venta. Es la propia hermandad quien posee la propiedad de las mismas.
Agrupadas. Todas están «agrupadas»por distintas escenas, aprovechando que esas mismas fotos que comparten hueco «hablen entre ellas». Y es que, «si están solas, pues se termina comiendo la exposición la sala». Está claro que «todo está pensado» y no hay ni la más mínima intención de dejar obrar al libre albedrío.
La exposición se inauguró el pasado jueves 14 de marzo y ahora encara la recta final porque el Domingo de Resurrección se apagará las luces. Los vecinos y visitantes pueden aprovechar tanto hoy como mañana para poder verla con un horario de 10 a 14 horas y de 17 a 21 horas, así como el sábado de 11 a 14 horas y de 18 a 21 horas. El Jueves y Viernes Santo, así como el propio domingo, la sala permanecerá cerrada. Las personas que ya la han visitado han evaluado positivamente el trabajo de
Enrique Martínez, quien asegura que el balance es «muy positivo con comentarios y críticas muy buenas, por lo que la acogida es fantástica».
La muestra Nazareno. Sentimiento de la madrugada, así como otras exposiciones que están en activo en la ciudad, se postulan como consuelo y uno de los pocos eventos que se refugian de la lluvia y llaman al espectador a disfrutar de emociones.