Hace unos meses, en estas mismas páginas de La Tribuna publicamos un artículo sobre el hallazgo y rescate por el prestigioso fotógrafo José Antonio Panadero de unas cartas y otros documentos de la familia Lasso Pérez. Por este motivo, intentamos tirar del hilo para ir construyendo una biografía del seguramente más ilustre miembro de esta larguísima y numerosa saga familiar, que no es otro que el militar nacido en Valverde de Júcar, José Lasso Pérez. Su hermana Ramona se casó con el notario Melitón Juan Bautista Cano Garrote, que es quién atesoró la correspondencia y documentos que felizmente han sobrevivido.
Pues bien, después de rastrear la larga e interesante saga de los Lasso y los Cano llegamos al que sería uno de los grandes arquitectos españoles del siglo pasado, Julio Cano Lasso, descendiente lejano de ese matrimonio entre la hermana del general Lasso y el Notario Cano.
Aunque madrileño de nacimiento, nunca olvidó sus raíces conquenses y taranconeras, además de su vinculación a Cuenca por varios trabajos de alta calidad realizados en la segunda mitad del pasado siglo, como el proyecto de la sede se la Caja de Ahorros Provincial de Cuenca y las viviendas del barrio de Villarromán…
Cano Lasso dejó patente su amor y su conocimiento de la realidad de Cuenca cuando en una prestigiosa publicación especializada se pidió la opinión a expertos sobre la llegada a las Casas Colgadas del Museo Español de Arte Abstracto y don Julio lo dejó muy claro al expresar sus opinión: «Para mí, que tengo una honda raíz conquense, tierra de mis mayores, en la que he pasado muchas horas de mi infancia, todos sus acontecimientos venturosos me llenan de alegría. Y el más venturoso y positivo acontecimiento de los últimos años ha sido, sin duda, la creación del Museo de Arte Abstracto de las Casas Colgadas».
«Hoy somos optimistas, porque una serie de felices acontecimientos ha cambiado, creo yo, definitivamente, el destino de Cuenca. Un número cada vez mayor de artistas e intelectuales va adquiriendo y restaurando muchas de las mejores casas de la calle de San Pedro y sus alrededores, en lo más alto de la Cuenca antigua. Los festivales de música sacra, en la restaurada iglesia de San Miguel. Y, por último, la reciente creación del Museo de las Casas Colgadas ha incorporado Cuenca al arte abstracto y el arte abstracto a Cuenca».
Un proyecto muy importante para Cuenca en 1968 pudo haber sido, gracias al dominio que el arquitecto Cano Lasso siempre demostró basado en su sensibilidad hacia la tradición y el paisaje, la realización del Parador de Turismo de Cuenca en el Castillo de la ciudad, –donde hoy está el archivo provincial–, que habría realizado junto a otro gran arquitecto, Alberto Campo Baeza, cuyos proyectos permitiría respetar lo ya existente, con volúmenes emergentes de las rocas, edificando con hormigón ciclópeo de áridos dorados, muros ciegos, cilíndricas torres-escaleras y piedra nueva enmarcando el paisaje circundante…
El proyecto dejó hermosos dibujos donde el arquitecto se convierte en fiel intérprete de la Cuenca histórica donde concibe la visión romántica de un castillo en un gran paisaje, incorporando emergiendo las murallas.
La labor de arquitecto de Cano Lasso propició una ingente cantidad de dibujos de mucha calidad técnica y potencia artística que el enconquensado desarrolló a través de los trabajos realizados sobre diferentes ciudades históricas españolas. En los dibujos dedicados a Cuenca el arquitecto-dibujante traza finas líneas realizadas con energía y expresividad, la arquitectura conquense y su paisaje aparecen con un acento propio, plasmados por alguien que representa y conoce en profundidad la ciudad antigua y sus hoces. Cano Lasso refleja en sus dibujos de la ciudad su influencia de la tradición española del paisaje renacentista, en los que encontramos referencias a la visión que Wyngaerde plasmó de nuestra capital.
El genial arquitecto calificaba su forma de dibujar como la de hacer rasguños. Sus dibujos los realizó como unos apuntes de viaje, que ejecutaba con eficiente rapidez utilizando casi siempre una estilográfica con la que rasgaba sobre un papel blanco y generalmente de forma horizontal, plasmando lo esencial del paisaje y la ciudad.