El sector de la distribución de medicamentos vive un proceso de transformación. Un ejemplo es el reciente fin de ciclo de Cofarcu, que acaba de celebrar 65 años, para integrarse en Hefame. Ana Cantarero (Madrid, 1962), que está al frente de una farmacia en Fuente de Pedro Naharro y es presidenta de Cofarcu desde hace siete años, ha sido la encargada de gestionar una transición que considera que «es para bien» y que beneficiará a los farmacéuticos de Cuenca.
Además, Cantarero subraya la importancia de las farmacias de Viabilidad Económica Comprometida –más de medio centenar en la provincia– y reclama a la Administración que se cuente con las boticas en el reparto de los medicamentos hospitalarios. Además, en este entrevista asume el problema que hay por la escasez de medicamentos y aborda algunos retos de futuro del sector.
¿Qué significan estos 65 años que acaba de celebrar Cofarcu?
Para nosotros son muy importantes porque hace 65 años que 31 compañeros nuestros iniciaron esta andadura, formaron esta cooperativa y aquí seguimos, afortunadamente, para atender a todos los socios y hacer todo lo que podamos por ellos con una cooperativa transformada, modernizada y que se ha llevado al máximo nivel dentro de las cooperativas de España.
Personalmente fue un acto muy especial para usted. ¿Es así?
Pues sí. Fue un acto emotivo y cargado de mucho significado porque la cooperativa es como que ha cerrado un ciclo. Éramos Cofarcu y ahora somos Hefame. Me ha tocado a mí esta transición, que creo que ha sido para bien. Estoy convencida de que los farmacéuticos de Cuenca han ganado mucho con este cambio.
¿Qué dificultades entraña una transición de este tipo en un sector como el farmacéutico?
Es complicado. Al principio, la cosas no eran fáciles porque iba a cambiar todo. De hecho, nuestro sistema de trabajo dentro de la cooperativa sigue cambiando. Los sistemas informáticos que utilizaba la cooperativa dentro del almacén no son los mismos que los que utiliza Hefame. Hemos tenido que adaptarnos con cambios informáticos que todavía están en proceso.
Por otro lado, otra de las patas importantes de este cambio eran los trabajadores porque estamos en distintas comunidades y provincias, y las condiciones de los trabajadores eran diferentes. Era una de la cosas que nos preocupaban mucho. En todas las negociaciones les dije que los trabajadores eran fundamentales, que había que mantener la plantilla y que las condiciones laborales tenían que ser iguales o mejores. Se ha resuelto y creo que los trabajadores están contentos con este cambio, si bien al principio estaban algo indecisos, que es lo que ocurre siempre cuando hay un cambio.
¿Cuáles son los retos inmediatos?
Entro los retos está que nuestra empresa mejore. Las cooperativas sabemos qué tipo de empresas son, que están volcadas en sus socios y tienen una labor social. El reto es poder mantener las condiciones que teníamos para el socio e, incluso, mejorarlas. Que nuestras farmacias más pequeñas nunca se vean perjudicadas porque cuando hay cambios con los pequeños siempre parece que van a salir perjudicados. Pero estamos muy empeñados en que esto no pase, y no va pasar.
¿Cómo se consigue garantizar el abastecimiento de medicamentos a todos los vecinos de una provincia tan extensa y despoblada como Cuenca?
Hay que hacer muchos kilómetros [sonríe], tener muchas rutas y atender a todas esas farmacias que están muy lejanas. Sabemos que Cuenca es una provincia muy extensa, con escasa población y es complicado. Pero todas las farmacias tienen un servicio diario como mínimo y muchas de ellas, dos. Con la subida de los combustibles se notó un incremento del gasto en las rutas, pero hay que mantenerlas y no se puede hacer de otra manera. Nuestras farmacias están atendidas, abastecidas y, como digo, es una cooperativa que al final está para esto. Hay socios que sí que dan beneficios a la cooperativa porque son más grandes, están más cercanos, pero hay otros que no dan beneficios, pero hay que atender a todos por igual.
En la provincia hay más de medio centenar de farmacias de viabilidad económica comprometida. ¿Son una prioridad?
Sí. Estas farmacias son prioritarias. En Cuenca tenemos muchas, más de cincuenta, y tienen que estar debidamente atendidas y tener una especial sensibilidad con ellas porque también mantienen población en los pueblos. Si hay una farmacia, la gente sabe que está atendida. Es igual que si hay un colegio, un consultorio médico, etc. La Administración esta siendo sensible y se está ocupando de que estas farmacias se puedan mantener. No sé por cuánto tiempo, porque estamos viendo que en el momento en el que el farmacéutico se quiere trasladar a otro sitio, o por concurso le dan una farmacia en una población más grande, no hay manera de venderlas y al final se acaban cerrando.
¿Las autoridades son suficientemente sensibles a las necesidades de las farmacias, en especial de las más pequeñas? ¿Les escuchan?
Sinceramente, creo que no. Nos escuchan, pero no mucho, porque el servicio que puede dar una farmacia, al final, puede estar infrautilizado. Somos concesiones administrativas, lo que quiere decir que estamos al servicio de la Administración. Tenemos una parte de empresa, que es un poco especial. Creo que la Administración utiliza poco a las farmacias para muchas de las cosas que podría ser útil, como por ejemplo el reparto de los medicamentos hospitalarios, que ahora mismo parece ser que se está negociando. Hay muchas cosas que las farmacias podrían hacer y no hacemos porque la Administración no nos da cabida todavía en el sistema sanitario como establecimientos sanitarios que somos.
¿Por qué sería importante que contaran con las farmacias en el reparto de los medicamentos hospitalarios?
Sería muy importante. Hoy en día hay muchos tratamientos en los que el paciente se tiene que trasladar al hospital a retirar una medicación. Imagina lo que supone en una provincia como ésta. Hay gente que tarda más de hora y media en llegar al hospital de Cuenca para recoger su medicación y otra hora y media en volver. ¡Tres horas! Posiblemente cada veinte días o una vez al mes... Me parece absurdo. Es un gasto de tiempo y de combustible terrible que el hospital se podría ahorrar si envía esa medicación a la farmacia porque el paciente siempre tiene una farmacia cercana. Es un tema muy serio. Si tantas farmacia están tan cerca de la población por qué no podemos hacer ese trabajo. Al final somos los técnicos del medicamento y sabemos lo que tenemos entre manos.
¿Cómo ha cambiado la distribución de medicamentos en las últimas décadas. Supongo que el cambio es abismal…
Sí. Es un cambio enorme. Hace una década, o poco más, en cada provincia había un almacén de distribución como el nuestro. Ahora mismo esto se ha ido reduciendo por fusiones como la nuestra. Las cooperativas pequeñas se han ido fusionando formando grupos grandes. Es algo que estamos viendo en los bancos, en otras empresas… Hay que unirse para tener más fuerza, fijarse más retos y tener más opciones. Hoy en día quedan muy pocas cooperativas uniprovinciales y el resto están unidas en tres grandes grupos que son Cofares, Bidafarma y Hefame.
¿Las fusiones son la solución para el sector?
Sí, efectivamente. Además por el sistema de los laboratorios, que son al final grandes multinacionales, es difícil que sirvan a empresas pequeñas. Hay que unirse en grandes grupos para poder comprar. En Cuenca ya tuvimos ese problema hace ocho o nueve años. Estuvimos unidos en una cooperativa de segundo grado para hacer las compras porque los laboratorios no suministran a empresas pequeñas.
¿Por qué se produce el problema de desabastecimiento de medicamentos del que tanto se habla ahora?
Es un asunto complicado y llevamos un tiempo sufriendo este problema. Realmente, para ser exactos, tendríamos que hablar de escasez de suministro porque desabastecimiento se considera cuando Sanidad lo reconoce. Nosotros tenemos unos sistemas de control dentro de las cooperativas y en las farmacias. Dentro de las cooperativas, a través de la Federación de Distribuidoras Farmacéuticas (Fedifar) todos los distribuidores mandan datos cuando vemos que hay un medicamento que se está enviando escasamente. Es decir, el almacén a lo mejor necesita 200 unidades y está recibiendo 20. En ese momento la distribuidora manda a Fedifar los datos y ésta, reuniendo todos los datos de todas las distribuidoras, tiene un sistema por el que informa a la Administración.
Dentro de las farmacias, además, tenemos un sistema, que se llama Cismed, que permite hacer lo mismo que la distribuidora, pero que lo hacemos a través del Consejo General del Colegio de Farmacéuticos y que permite enviar datos semanalmente de los productos que no nos llegan a las farmacias. Con estos dos controles, la Administración sabe qué productos están faltando. Se considera desabastecimiento cuando no se recibe ninguna unidad. Estamos sufriendo está situación desde hace tiempo y se agravó especialmente a raíz de la pandemia.
¿Cuáles son los medicamentos que más escasean en Cuenca o que llegan con retraso?
Podría decir que hay una variedad enorme. Hay momentos en los que faltan antibióticos… Por ejemplo, el año pasado ocurrió con la amoxicilina, un remedio pediátrico común. Era una jarabe y faltó. Pero también faltan antidiabéticos, insulinas… La verdad es que no hay una gama concreta que podamos decir que falte, son variedad de medicamentos. Incluso, últimamente, están faltando las bolsas de recogida de orina.
¿Cómo analiza la llegada de las parafarmarcias y el crecimiento del llamado e-commerce farmacéutico?
Son dos cosas distintas. Con las parafarmacias hay una legislación que permite abrirlas sin un farmacéutico titular al frente. Hubo una época en la que comenzaron a surgir muchas, pero creo que la mayoría han cerrado y subsisten las que están dentro de los centros comerciales. Es un negocio complicado.
¿Y el e-commerce farmacéutico?
Es algo diferente. Es la venta por internet, que es algo que ha surgido con los nuevos tiempos y las últimas tecnologías y tenemos que reconocer que hay una franja de población joven que lo utiliza habitualmente. Nos guste o no es algo a lo que nos tenemos que adaptar. Las farmacias se tienen que adaptar. Nosotros, por ejemplo, con la fusión con Hefame, en todas las farmacias existe la posibilidad de tener su página web, su tienda on line. Realmente es un sistema muy cómodo porque Hefame proporciona todas las herramientas para poderlo llevar a cabo. Es una herramienta útil, porque además hay más de 18.000 referencias que el cliente puede ver en el momento y en 24 horas, o como mucho 48, la gente puede recoger el producto en la farmacia que mejor le venga, sin que el cliente tenga que pagar porte alguno.
Una cosa es el e-commerce, pero otra es comprar medicamentos por internet sin saber de dónde viene el producto ni quién lo vende. ¿Sería necesario hacer una campaña de concienciación?
Es algo gravísimo y que no llego a comprender. Las farmacias podemos vender lo que nosotros llamamos 'medicamentos demostrados', pero es que la venta de medicamentos está prohibida por internet. Es algo muy serio y estoy de acuerdo en que habría que concienciar a la población porque no sabemos lo que les están dando. En las farmacias tenemos unos controles muy exhaustivos y fuera no se sabe lo que pasa. No se puede comprar cualquier cosa por internet, y menos medicamentos.
¿Hasta que punto es importante la sintonía con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cuenca?
Es fundamental. Cooperativa y Colegio de Farmacéuticos al final somos los mismos. Tenemos que ir de la mano y apoyarnos en todo. Afortunadamente tanto con Luz Moya y antes, con Pedro Mombiedro, hemos tenido una sintonía total. Colegio y distribución no pueden ir por distintos caminos porque somos los mismos, defendemos los mismos intereses, defendemos a las mismas personas y es importante que vayamos unidos.