El ministro de Cultura ha repetido como un mantra, para justificar su controvertida decisión, que «una mayoría de ciudadanos no entiende que la tortura animal se premie con dinero público». Una afirmación que, a priori, no se sujeta en ningún estudio empírico u objetivo, sino más bien en una impresión personal, motivada seguramente por los gustos de Ernest Urtasun, declarado abiertamente antitaurino. Sin embargo, las estadísticas de festejos taurinos se empeñan en negar los postulados del ministro.
El año pasado, a nivel nacional, se registraron casi 1.600 eventos a lo largo y ancho de nuestra piel de toro, lo que representa un incremento del 11% respecto a los datos previos a la pandemia. La provincia de Cuenca no es ajena a esta tendencia y también experimentó un ligero repunte respecto al año previo al estallido del coronavirus. En 2023, se celebraron en territorio conquense 290 festejos taurinos, según la relación de espectáculos tramitados por el Servicio de Protección Ciudadana de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Cuenca. Una cifra prácticamente calcada a la de la temporada anterior, cuando fueron 292.
Ese es el resultado de sumar los festejos profesionales, es decir, corridas de toros, novilladas con y sin picadores y corridas de rejones; los festejos populares, como por ejemplo, concursos de recortes, encierros o sueltas de reses; y las clases prácticas de promoción de escuelas taurinas. La inmensa mayoría de esos 290 festejos fueron populares, 219 de los mismos, más de tres cuartas partes. Además hubo 56 festejos profesionales y 15 clases prácticas, que son las que precisamente 'tiran del carro' para experimentar un crecimiento respecto a 2019.
Cierto es que ese incremento resulta muy sensible, de apenas el 2,5 por ciento. Sin embargo, lejos de la postura que defiende el ministro Urtasun, y como sucede a nivel general en el país, los festejos taurinos no han ido a la baja, sino que han crecido levemente después de un periodo muy complejo para el sector como ha sido la pandemia.
Por esa razón, no es de extrañar que la Cuenca taurina fuera unánime hace unos días al ser consultada por La Tribuna en relación a la decisión del Ministerio de Cultura de retirar el Premio Nacional de Tauromaquia. El empresario Maximino Pérez, el rejoneador Sergio Galán, el novillero Alejandro Peñaranda o el aficionado Alberto Núñez, como eslabones de la tauromaquia conquense, explicaron a este diario que la supresión del galardón era «sectaria e injusta» y que respondía a cuestiones «meramente políticas e ideológicas».