El Pueblo Gitano celebra hoy, 8 de abril, su Día Internacional. Una fecha que rememora el primer Congreso Mundial del Pueblo Gitano organizado en Londres en el año 1971, donde se reconoció su lengua, bandera, himno... asistieron gitanos y gitanas de 25 países diferentes. Actualmente, más de 50 años después, el reconocimiento es una de las deudas pendientes con este colectivo y la reclamación alrededor de la cual se estructuran las demandas de este año.
«El reconocimiento es a día de hoy, entre otras cosas, lo que falta de la sociedad en general», señala Silvia Rodríguez, coordinadora de la Fundación Secretariado Gitano en Cuenca, una asociación que lleva más de 20 años trabajando contra la discriminación de este colectivo. «Queda muchísimo por hacer. Es un pueblo que lleva seis siglos aquí, en España, y es el gran desconocido.No se conoce su historia, su lengua, su gastronomía... y es la minoría más discriminada a pesar de llevar aquí 600 años», advierte. Secretariado Gitano trabaja en tres líneas principales en favor de la integración: el programa 'Acceder' en materia de empleo, 'Promociónate' para la educación y 'Cali', dedicado a la mujer. El año pasado fueron atendidas en total más de 400 personas en total.
El camino recorrido ha sido largo y marcado por hitos que consolidan la senda hacia la igualdad y la integración. «Se han ido consiguiendo muchas cosas, actualmente hay gente empleada en grandes empresas y en franquicias, algo que hace veinte años no ocurría». En materia académica, «cada vez hay más niños y niñas que están escolarizados al cien por cien, y cada vez hay más que aprueban la ESO. En el caso de las mujeres gitanas, cada vez tienen más empoderamiento y más autonomía».
Pueblo gitano, reconocimiento pendiente - Foto: Reyes MartínezEstabilidad. Silvia Rodríguez señala que la población gitana en la capital oscila entre las 800 y las 1.000 personas, mientras que en Tarancón rondará el medio millar. Se trata de cifras que hablan de la estabilidad de un colectivo que se enfrenta a uno de los retos de la sociedad actual: la escasa natalidad. «La población gitana dejó de ser nómada hace mucho tiempo, lo que ocurre, igual que con el resto de la población, es que cada vez se tienen menos niños», apunta.
La coordinadora de la Fundación advierte de los que se conocen como 'gitanos invisibles', que son todos aquellos que desarrollan su vida fuera de los estereotipos. «Pero cuando se cumplen los estereotipos que cree la población mayoritaria, entramos muchas veces en casos de discriminación, que no es por el aspecto físico, sino que puede ser por el apellido. Esos prejuicios siguen existiendo en la sociedad actual». El problema entonces se interioriza y algunos gitanos intentan ocultar sus rasgos para 'mimetizarse' con la identidad dominante. «Nosotros también tenemos un problema de lucha contra la discriminación y sí que sigue habiendo casos, incluso los propios gitanos y gitanas llegan a normalizarlo porque nosotros aquí hemos hecho currículums y hay varios apellidos que son plenamente identificables con ser gitanos. En muchos casos, cuando es el segundo apellido el que identifica, dicen 'no, no, no, quítamelo», argumenta.
A pesar de todo, la integración va avanzando y, año a tras año, van cayendo barreras en los ámbitos laboral y formativo. «Los procesos de inclusión social son proyectos a largo plazo. Llevamos veinte años y creo que podemos hablar de un antes y un después pero todavía quedan muchas cosas por hacer en el sentido de la discriminación, del reconocimiento, de las oportunidades o de la participación social», destaca Rodríguez.
Pueblo gitano, reconocimiento pendiente - Foto: Reyes MartínezBidireccionalidad. Silvia Rodríguez remarca que el proceso tiene que ser bidireccional para que tenga éxito. «Tú no te incluyes en una sociedad, si esta sociedad mayoritaria no te cede de la mano. Pero, por otra parte, por mucho que la sociedad mayoritaria ponga herramientas para que tú te incorpores si tú no te quieres incorporar... se necesita trabajar en ambos sentidos», remarca. En este sentido, apunta la necesidad de que la población gitana participe en las plataformas sociales, culturales, económicas, políticas... que ofrece la sociedad.
En sentido favorable, resalta la inexistencia de guetos en Cuenca como sí puede haber en otras ciudades. «Aquí no hay. La población se distribuye. Hay barrios con más población y otros con menos. Y en los colegios pasa lo mismo. No es como en otras ciudades donde hay colegios en los que el 80% es población gitana. Aquí hay centros educativos que tiene más población gitana, pero simplemente porque es un lugar donde viven, no porque se les haya colocado allí», señala. La formación, uno de los lastres históricos, se va reconduciendo incluso para la población adulta con talleres para completar sus estudios.